El próximo fin de semana, la ciudad del Doncel va a vivir el tercero de los cuatro eventos anuales de la iniciativa 'Sigüenza Gastronómica', que fue presentada al alimón por la hostelería local en la Feria FITUR.
En esta ocasión, y como corresponde a la época del año, se va a poner sobre el tapete, nunca mejor dicho, un cóctel emblemático, inventado por los hosteleros seguntinos de posguerra, al que envuelve la leyenda. El gran Javier Sanz, miembro de la Real Academia de la Medicina, lo cuenta en el maravilloso libro de cócteles 'Mezclados', editado por el Restaurante El Doncel. Uno de los capítulos está, naturalmente, reservado para el protagonista del evento: el 'Fino Seguntino'.
Son veintidós los bares y restaurantes que se han adherido a la 'I Ruta del Fino Seguntino'. Sábado y domingo proponen al personal refrescarse con esta bebida acompañada de tapa, al precio de dos euros.
Pero, ¿qué es el Fino Seguntino? Para saberlo, conviene, naturalmente, empezar por la receta. De diez partes, ocho son de gaseosa, y más concretamente de la marca 'Segontia', que se fabrica en la ciudad del Doncel, una parte de vermú rojo, si puede ser de Reus, como el original, mejor, y la última de espuma o fuerza de la cerveza. Tan simple como efectivo.
Elaborarlo es igualmente sencillo, aunque no es menos cierto que en cada bar sabe diferente. “Tenemos nuestro toque”, explica Cristina Hombrados, una de las barmans, del Restaurante Kentia, que lo elabora habitualmente. Directamente sobre copa de cerveza, con dos hielos, se vierte la gaseosa, el vermú, y se termina con un golpe de cerveza para conseguir la espuma.
Cuenta Sanz, no sin retranca, que la historia de este refresco es, como tantas otras, pura casualidad, “como también lo fue el descubrimiento de la penicilina”. Según relata el doctor en 'Mezclados', dando origen así a la leyenda, todo ocurrió una tarde de agosto, después de una novillada para aficionados de la localidad. Un torero, tan ocasional como seguntino, de nombre Paco Berlanga, apodado 'El Fino', vaya usted a saber por qué, feliz por haber salido ileso ante un becerro de malas pulgas, decidió darse un homenaje. El torero y su cuadrilla se llegan a Casa Anguita y le piden un refresco al joven Boni Anguita para aplacar la sed y desatascar el gaznate, todavía tapizado de polvo y de miedo. Fue en San Roque del año 1947 cuando el hostelero se marcó al instante este combinado… Y con una gota de calidad y otra de buen precio, desde entonces hasta la fecha. Los seguntinos de hoy siguen alternando Fino Seguntino, un coctel, un combinado, un refresco, o quizá las tres cosas a la vez.
Y eso es lo que quieren exportar ahora los hosteleros y colocar en el lugar que merece. “Con estas Jornadas del Fino Seguntino pretendemos reivindicar algo tan personal e intransferible de nuestra ciudad como es esta bebida, pero además también queremos con ello homenajear a los barmans doncelinos de la posguerra, visionarios y primeros impulsores de la entonces incipiente hostelería local”, explica Oscar Hernando, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Sigüenza.
Así, además de ponerse en pie esta Ruta, de la que se esperan muchas más ediciones futuras, el sábado, en la Alameda, van a ser homenajeados estos pioneros que sentaron las bases del moderno turismo hacia Sigüenza en un acto al que, evidentemente, no va a faltar Boni Anguita.
La relación de establecimientos participantes en esta I Ruta del Fino Seguntino la integran los bares y restaurantes Ademar, Alameda Tapas, Lantigüa, Anya, Atrio, Barbacana, Restaurante Castilla, Catedral & Place, El Doncel Restaurante, La Ermita, Restaurante La Granja, Gurugú de la Plazuela, Restaurante Kentia, Restaurante Medieval, Pub Nerea, Pub Oboe, Café Paris, Restaurante Don Rodrigo, Restaurante Sierra Ministra, Mesón Los Soportales, Bar-cafetería Las Travesañas y Kiosco Triunfo. Y como dice la cantinela que replican los hosteleros de la ciudad: “Si visitan la ciudad de Sigüenza, no se marchen sin probar nuestro delicioso y genuino, Fino Seguntino”.