La sección de Alergología del Hospital de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, atiende cada año a entre 25 y 30 pacientes que han sufrido reacciones alérgicas graves tras la picadura de una abeja o una avispa.
La inmunoterapia al veneno de abejas y avispas se ha convertido en “la herramienta más eficaz” para evitar los fallecimientos que cada año provocan las picaduras de estos insectos, según Arantza Vega, jefa de la sección de Alergología del Hospital de Guadalajara y excoordinadora del Comité de Alergia a Himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.
La inmunoterapia consiste en inyectar cantidades crecientes de veneno del himenóptero que provoca la alergia. A lo largo de estos años ha demostrado eficacia en el 85-90 por ciento de los pacientes tratados con veneno de abeja y el 98 por ciento de los realizados con veneno de avispa. Esta eficacia se comprobó hace unos años realizando una prueba de repicadura con el insecto vivo, “que ha demostrado su efecto protector en pacientes que han sufrido reacciones graves y que están en tratamiento con inmunoterapia”, explica Vega.
Además, un reciente estudio en el que ha colaborado la sección de Alergología del Hospital guadalajareño demuestra que la prueba de repicadura mejora la calidad de vida de estas personas, “ya que disminuye el miedo a ser picados y la limitación de las actividades al aire libre”.
El tratamiento tiene como objetivo modificar la respuesta inmunológica produciendo una desensibilización. Las personas que hayan sufrido una reacción alérgica tras una picadura de himenóptero deben acudir a un especialista para que le realice las pruebas pertinentes y, en caso necesario, se les trate con la vacuna específica para el veneno que provoca su alergia.
En España se estima que hay entre 800.000 y un millón de personas alérgicas al veneno de avispas y abejas, y se calcula que se producen entre 15 y 20 muertes al año por esta causa.
La mayoría de las personas puede sufrir enrojecimiento, picor, dolor e inflamación en el lugar de la picadura, pero hay muchas que podrían llegar a sufrir una reacción generalizada con hipotensión, broncoespasmo y pérdida de conciencia.
La mayoría de las picaduras se produce durante el verano, debido al aumento de actividad tanto de avispas como de abejas. Además, la población se muestra más expuesta, por el uso de prendas cortas y ligeras y el aumento de actividades al aire libre.
Para evitar picaduras, los alergólogos recomiendan extremar la precaución cuando se está al aire libre y evitar, en la medida de lo posible, comer en el campo ya que los insectos acuden a los alimentos.
Se estima que actualmente entre un 9 y un 28 por ciento de la población presenta pruebas de alergia positivas frente al veneno de himenópteros sin que estas personas hayan sufrido reacciones a picaduras. La sensibilización se da en aproximadamente el 30 a 40 por ciento de los individuos que han sufrido una picadura, y puede desaparecer por sí sola hasta en la mitad de los casos en un plazo de dos a tres años.
En España, entre el 5,3 y el 26 por ciento de los afectados sufre reacciones locales extensas tras una picadura de himenóptero, mientras que las reacciones sistémicas (que afectan a todo el organismo) tienen una prevalencia del 2,3 por ciento en la población en general.