Antes de iniciarse la novillada picada, la ciudad de Sigüenza brindó un sentido homenaje a dos grandes aficionados taurinos, Faustino Calle, y Víctor Antón, 'Vitín'
REDACCION | Domingo 14 de agosto de 2016
El novillero venezolano Jesús Enrique Colombo salió ayer por la puerta grande de Las Cruces después de dos excelentes faenas, sobre todo la primera, en las que cortó tres orejas. Aunque quizá lo mejor de la tarde estuvo en la muleta de Filiberto Martínez, con dos actuaciones soberbias que se quedaron sin premio. El de Calasparra falló con la espada, después de haberse hecho acreedor sobradamente a los trofeos.
Antes de iniciarse el festejo, la ciudad de Sigüenza le hizo un sentido homenaje a dos grandes aficionados taurinos, Faustino Calle, 'Tino', que fuera torero seguntino, y Víctor Antón, 'Vitín', gran aficionado. Sus familiares recogieron dos cuadros homenaje en el centro del coso seguntino y el cariñoso aplauso del público. Además, se guardó un minuto de silencio en su memoria.
En una Plaza de las Cruces que rozaba los tres cuartos y con novillos de Miranda Moreno, el primero le correspondió en suerte a Filiberto Martínez. El toro tuvo mucha calidad, pero se rajó pronto. Acusó, ya de salida, las querencias del encierro. Duró poco, pero embistió muy bien. Filiberto supo sacarle todo lo que tenía dentro, con veinte muletazos magníficos, selectos, pero luego lo pinchó cuatro veces antes de matarlo, llegando incluso a escuchar un aviso. Su actuación con la espada emborronó una gran faena. “Es una plaza que le gusta mucho, en la que viene mucha gente a verle, por eso esta contrariado, porque se exige mucho a sí mismo, como debe ser”, decía Gonzalo González, apoderado del chaval.
El segundo de Miranda y Moreno le correspondió a Jesús Enrique Colombo. El venezolano estuvo extraordinario de principio a fin, incluido el tercio de banderillas, en el que hizo gala de facultades y arrojo, como suele. Mató de un espadazo fulminante, que le valió las dos orejas concedidas por la presidencia, que ostentó la concejala Charo Toro. El novillo tuvo calidad. Empezó flojo, pero luego se asentó y embistió con clase. Colombo declaró haberse sentido “muy a gusto” con su enemigo, sobre todo “toreando despacio con la mano derecha”.
Toreó después la novillera Rocío Romero un eral de la ganadería de Dehesa de Don Gerardo Martínez Atienza, de Espinosa de Henares. Manso y sin clase, huía de la lidia. La novillera hizo lo que pudo, persiguiéndole hasta donde se dejó sacar algún muletazo. “Ha correteado por toda la plaza, ha sido muy difícil hacerse con él y cuajar una faena”, declaraba. La novillera tuvo mucha voluntad. “Me he sentido bien por momentos, consiguiendo que se quedara en el engaño, pero luego además, he pinchado, así que toca carretón y más carretón, y seguir luchando”, decía después de escuchar un aviso antes de despachar a su enemigo. La cordobesa tiene toda la ilusión del mundo por ser torera.
Con el segundo de su lote Filiberto estuvo soberbio con la muleta, “de dos orejas en cualquier plaza”, valoraba su apoderado, “pero luego hay que matar los toros”, lamentaba. El de Calasparra tomará la alternativa en Albacete el día ocho de septiembre, el día de la Virgen de los Llanos, acartelado con Ponce y El Fandi, en el día más importante de feria de la capital castellano-manchega. El novillero no dijo ni una palabra al terminar ninguna de sus dos faenas, definitivamente disgustado por su actuación con la espada.
Cerró plaza Colombo, con un novillo que dedicó a la presidenta de la corrida. El de Miranda y Moreno, fue más difícil, por parado, que el primero. “Se lo pensaba mucho y tenía poca gracia a la hora de embestir, pero me he encontrado muy bien delante del animal, toreando despacio con la muleta, lo he banderilleado y lo he matado”. El triunfador de la tarde, salió a hombros por la puerta grande en su tercera novillada de la temporada de las catorce que tiene firmadas hasta la fecha.
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