REDACCION | Sábado 17 de septiembre de 2016
El catedrático emérito de Literatura Española en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Turín, Aldo Ruffinatto reveló ayer, en la Posada de los Portales de Tomelloso, algunas de las diferencias claves entre la primera y la segunda parte de El Quijote, en una conferencia en la que indagó en las diferentes estrategias narrativas utilizadas por Cervantes en su inmortal novela, en el marco de las jornadas literarias organizadas por la Diputación provincial de Ciudad Real con motivo del IV Centenario del insigne escritor.
Ante un auditorio lleno y expectante, Aldo Ruffinatto destacó que a diferencia de “en la primera parte donde son los personajes, los que tras las huellas de Don Quijote, se ponen una máscara, en la segunda parte es la propia novela la que se coloca la máscara”, subrayando su fuerte impronta teatral.
Asimismo, el profesor emérito de Literatura señaló cómo en la parte de 1605 “ningún poder externo puede modificar el proyecto ficcional”, mientras en la de 1615 “la acción corre precisamente a cargo de dichos poderes”, de modo que “si en la primera parte era Don Quijote quien lo dominaba todo, creaba las situaciones, acciones, etc., en la segunda parece que Don Quijote pierde sus potencialidades narrativas”. Por ello, según destacó, “nos encontramos ante un cambio en la manera en la que el autor se enfrenta con sus personajes, con su narración”, para así finalmente concluir que aunque ambas partes tengan el mismo protagonista, aventuras más o menos parecidas, etc., en realidad se trata de dos libros.
De tal modo, para Ruffinatto mientras la primera parte puede considerarse “el mejor libro de caballerías jamás escrito, a pesar de escribirse precisamente en contra de este género”, la segunda parte puede considerarse “un prototipo de novela moderna”, subrayando el carácter metaficcional de la misma, cómo “finalmente el narrador deja de ser autor y deja el papel que a él le corresponde a los propios personajes”. Y es que, para el también presidente de honor de la Asociación Internacional de Hispanistas y director de la revista Lenguas y Literaturas ibéricas y latinoamericanas Artifara, es “en este cambio de roles, junto al transitar de personajes de un mundo a otro posible donde se encuentra el arte nuevo de hacer novelas”.
Diálogos de Don Quijote y Sancho.-
Concha Cuetos, en el papel de narradora, junto a Alejandro Sigüenza, como Don Quijote, y Emilio Gavira, en el papel de Sancho, fueron los responsables de poner el broche de oro a la jornada literaria dando vida a algunos de los pasajes más emblemáticos El Quijote, en torno a una cuidada selección realizada por el escritor Manuel Juliá.
Los actores, que interpretaron con vehemencia y pasión algunas de las aventuras tragicómicas más célebres del Caballero de la Triste Figura, destacaron la importancia de estas jornadas para rendir tributo en su IV centenario “a uno de los escritores más sobresalientes de la literatura española y universal como es Cervantes”, al tiempo que echaron de menos la organización de este tipo de actos a nivel nacional. No obstante, todos reconocieron sentirse orgullosos de poder formar parte de esta iniciativa, y /o “locura quijotesca”, como la definió Cuetos, quien apuntó que “sólo podría ser obra de un manchego”, destacando el firme compromiso de Manuel Juliá por la cultura.
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