El 5 de noviembre, un grupo de lectores de Marchamalo, Yebes y Cabanillas del Campo recorrerán ‘porque les da la gana’ las localidades de Pastrana, Budia, Brihuega y Torija en homenaje a la obra del escritor gallego
REDACCION | Miércoles 26 de octubre de 2016
Un paisaje eterno de altos llanos, barrancos acusados y fértiles vegas sin solución de continuidad. Y un paisanaje de gente ‘buena’, que habla un ‘castellano magnífico’ y que le trató ‘bien’. Así se lo confesó Camilo José Cela en la dedicatoria del libro ‘Viaje a La Alcarria’ a Gregorio Marañón. Organizada por la Diputación de Guadalajara con motivo del centenario del nacimiento del escritor gallego y al cumplirse el 70 aniversario de una de sus obras más elogiadas, hasta el próximo 30 de octubre se puede visitar la exposición ‘Cela siempre en La Alcarria’ en la Sala de Arte del Centro Cultural de Valdeluz. Una muestra fotográfica que hace un pintoresco recorrido por los lugares que recorrió en 1946, casi siempre a pie, en aquel viaje por esta comarca de Guadalajara y cuyas vicisitudes plasmó en esa magnífica obra, que fue la tercera en el orden cronológico.
Trece años después de aquella caminata, el Nobel decía en la prensa de la época que no le importaría volver a calzarse las botas y reemprender la marcha, aunque tuviera que hacerlo en dirección contraria, ‘para dar un poco de variedad al asunto’. La muestra se estructura en tres bloques que permiten adivinar que, hoy como ayer, la lectura de este libro sigue siendo un “gozoso y estimulante retrato costumbrista”, puntualiza el concejal de Cultura. Los pueblos con sus calles, tabernas, plazas, paradores, fondas, iglesias y tiendas, las carreteras y senderos, los oficios, el habla y la mentalidad de las gentes, con sus historias, ya fueran vividas o inventadas. Campesinos sencillos, tratantes, guardias civiles, mozos y mozas, tullidos, locos y algún que otro clérigo. De todo un poco encontró Cela en el camino, “que retrató con maestría” y que modeló en una obra de la que, con el paso del tiempo, “el lector sagaz aprecia la contundencia de sus testimonios, la severidad y torpeza de un lugar y un tiempo, de una España ruda de posguerra, de las miserias y penurias que entretejen la narración, como también la ingenuidad, bondad, emoción y regocijo que la apaciguan”, dice Juan Antonio Perojo.
La Alcarria de Cela, Cela en La Alcarria y ‘Viaje a La Alcarria’ son esos tres apartados en los que se divide la exposición. Una compilación de imágenes sacadas de los archivos del Centro de la Fotografía y la Imagen Histórica de Guadalajara que reflejan la geografía física y humana de una comarca en aquella “amalgama de desdichas” que era la década de los 40 en nuestro país. Pero también de esas fabulosas fotos que Santiago Bernal legó para la posteridad y que, cámara en ristre, realizó en 1972 cuando él mismo viajó por La Alcarria para conmemorar el 25 aniversario de aquella ruta etnográfica. Pero la muestra también es una invitación a conocer este pedazo de terruño y las gentes que la habitan. Que en nada se asemejan a aquellas con las que se topó Camilo José Cela en una odisea de nueve días que escribió en siete a partir de las notas que iba tomando por el camino.
Tras salir de las paredes de la Diputación de Guadalajara, la muestra hizo un alto en Marchamalo antes de recalar en Yebes, desde cuya Sala de Arte del Centro Cultural de Valdeluz se trasladará a Cabanillas del Campo. Precisamente, un grupo de lectores de estos tres municipios visitarán el 5 de noviembre las localidades de Pastrana, Budia, Brihuega y Torija de la mano de ‘Arte en marcha’ para desdecir al Nobel de literatura y conocer el paisaje y paisanaje de esta comarca ‘porque les da la gana’. Provistos de morral y calzado cómodo, los caminantes recorrerán libro en mano los rincones que Cela describió en ‘Viaje a La Alcarria’, con paradas obligadas en el Palacio Ducal y la fuente de los cuatro caños de la villa ducal, el calabozo sin tragaluz de Budia, la Peña Bermeja de Brihuega para reponer fuerzas y seguir de ruta por las callejuelas briocenses, y punto y final en el único museo dedicado a un libro que existe en nuestro país y que se ubica en el torreón del castillo de Torija.
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