REDACCION | Domingo 04 de diciembre de 2016
Pastrana conmemoró ayer el quincuagésimo aniversario de la declaración de la villa ducal como Conjunto Histórico Artístico (decreto 3066/1966, de 1 de diciembre) en un acto institucional en el que el alcalde, Ignacio Ranera, anunció una inversión de 600.000 euros en la transformación de la antigua iglesia del Convento de San Francisco en un centro de recepción de visitantes y de interpretación de La Alcarria. “Tenemos que promocionar conjuntamente la comarca, ampliando así la oferta y logrando que los turistas pernocten. Queremos que la gente venga a Pastrana y nos diga qué quiere hacer, buscar sinergias con las denominaciones de origen, como la del aceite, y aprovechar todas nuestras fortalezas, incluyendo la de la marca 'Viaje a La Alcarria', mundialmente conocida”, afirmó el regidor, abundando en la misma idea que ha expuesto ya en diferentes foros.
Las obras, que se van a iniciar en 2017 y cuya ejecución se prolongará a lo largo de los años 2018 y 2019, le dan continuidad al trabajo que, en este sentido, se lleva medio siglo haciendo en Pastrana, además, precisamente en aquel entorno en el que sus tres predecesores culminaron distintas actuaciones. Los fondos llegan gracias a una Orden del Ministerio de Industria y Energía, que incentiva el desarrollo alternativo de la comarca tras el cierre de la Central Nuclear de Zorita.
El anuncio supuso la conclusión de un emotivo acto en el que los cuatro alcaldes vivos, que lo han sido de la villa ducal desde 1966, repasaron los principales proyectos a los que dedicaron su esfuerzo y el de los equipos que lideraron durante sus mandatos, en lo relativo a la recuperación del patrimonio.
Ignacio Ranera, a quien en su condición de regidor actual le correspondió introducir los discursos de todos ellos, incluido el propio, mencionó también los precedentes de la efeméride que se conmemoraba ayer. Así, recordó la figura de Mariano Pérez Cuenca, párroco de la Colegiata de Pastrana a mediados del siglo XIX, cuya labor amortiguó el impacto negativo que tuvo la Desamortización de Mendizábal en la villa ducal. “Consciente de que la pérdida de patrimonio, lo era también de valor artístico y económico, escribió la historia de Pastrana, inventarió nuestros edificios y cultura, las ermitas y tradiciones, llevando a cabo así una labor que ha resultado de un valor incalculable para todo lo que, en este sentido se ha hecho después”.
Recordó también, en el prólogo, a quien era alcalde de Pastrana en el año en el que entró en vigor el Decreto, Francisco Cortijo. “Fue él quien solicitó la Declaración de Conjunto Histórico”, dijo, y a Julián Toledano, que le sucedió en el cargo y que dispuso las primeras normas al respecto.
El acto comenzó con la lectura del Decreto, que se publicó en el Boletín Oficial del Estado el día 19 de diciembre de 1966, con fecha 1 de diciembre (1). El Decreto, en su Artículo 1, declara a la población y a sus alrededores como Conjunto Histórico Artístico, incluidos hasta quinientos metros, medidos desde las últimas edificaciones.
A continuación, y con imágenes del Fondo Camarillo, así como también de otros autores, cedidas para la ocasión por el CEFIHGU de la Diputación Provincial, se mostró a los presentes cómo era Pastrana en el año 1946, cuando a finales de junio Cela llegaba a Pastrana, -momento elegido como punto de partida- del que en este 2016 se cumplen 70 años, y en las siguientes dos décadas. El repaso de las fotografías reveló un patrimonio venido a menos.
Tomó después la palabra Antonio Alegre, alcalde de Pastrana entre los años 1979 y 1987. Alegre afirmó que Declaración “comprometió a los mandatarios y habitantes a seguir algunas normas que pudieron resultar incómodas y restrictivas, pero que, a la larga, han sido positivas para el mantenimiento del patrimonio de Pastrana, tan rico y admirado”.
El primer alcalde de la democracia destacó que “todo este patrimonio llegó a nuestros días muy deteriorado, pero completo, lo que facilitó, y facilita, que su recuperación sea posible”. La primera actuación que se concluyó en su primer mandato fue la rehabilitación del Ayuntamiento, “obsoleto y nada práctico” al que calificó de “un acierto, que dignificó a la institución”. Después se centró en el conjunto de la Plaza del Deán, que en 1979, estaba no solo muy deteriorado, sino también dividido “y con buena parte en manos privadas”, lo que añadía dificultad a su recuperación urbanística. En sucesivas etapas, se eliminaron las tapias del patio de la cárcel comarcal, que allí tenía su sede, recuperando la visibilidad de los edificios y del conjunto de la Plaza, y se mejoró el trazado de la carretera.
“Logramos que el Ministerio de Agricultura liberase las dependencias que ocupaba, y negociamos la compra de manos privadas. Fue así como el conjunto quedó en manos del Ayuntamiento”. Alegre también sorteó un inconveniente adicional, cuando la Comandancia de Guadalajara decidió llevarse el Cuartel de la Guardia Civil de Pastrana en agosto de 1979, con el argumento de que no reunía las mínimas condiciones de habitabilidad. “Recurrimos a las más altas instancias para que volvieran, y para que se rehabilitase el edificio que ocupaban”, contó anoche el regidor. Se elaboró un proyecto de urbanización de la plaza, y terminada la obra en el cuartel, quedó todo el conjunto inaugurado.
A aquella época corresponde también la primera edición de la Feria Apícola (1982). Su segunda edición se celebró precisamente en la antigua iglesia, sobre la que ahora se va a actuar, y en otras dependencias en el entorno de la Plaza del Deán, “y ya tuvo una gran repercusión”. Así fue como se consolidaron los edificios de la casa del Deán y de la Ermita de Santa Ana. Ambos pertenecían a un patronato, del Hospital de San Miguel, cuyo patrón era el duque del Infantado, Iñigo de Arteaga y Falguera. “Estaban en ruinas, pero tenían un dueño, así que iniciamos contactos con el duque y le hicimos partícipe del proyecto global que quería acometer el Ayuntamiento. Me recibió en su palacio de Madrid, fue sensible a nuestra idea, y, tras 'amable' conversación, se comprometió a la donación. Un notario redactó la escritura, e incluso se trasladó a Pastrana a firmarla. Le prometí que la utilidad de los edificios estaría relacionada con la sanidad, por haber sido ambos hospital, y fue así como se instaló allí el Centro Comarcal de Salud”.
En segundo lugar intervino Jesús Jabonero, alcalde de Pastrana entre 1987 y 1991. Su corporación recogió el testigo de la Escuela Taller que tuvo su germen en el último mandato de Antonio Alegre. “Arrancó en nuestra época, en el que fue un proyecto que entronca con la rehabilitación del convento de San Francisco y de la ermita de Santa Ana, y con la recuperación de los antiguos oficios, de cantero, herrero, carpintero, albañil u otros que siempre hubo en Pastrana”. La Escuela llevó a cabo su labor durante un año y medio y contrató a más de cuarenta personas, “llevando a cabo, en mi opinión, una buena labor, teniendo en cuenta su condicionante de contar con personal en aprendizaje”. Sus trabajadores recuperaron estancias y habitaciones en la planta primera de ambos edificios, convento y ermita. En aquel entorno se siguió celebrando la Feria Apícola. “Con la colaboración de la Diputación, que casi todos los años nos daba un dinero, se iban ampliando y mejorando las infraestructuras del lugar”.
Además, la Corporación que presidía Jabonero aprobó las normas subsidiarias que desarrollaban el nuevo urbanismo de Pastrana y sus cercanías, que también tuvieron su origen en la época de Alegre. Con ellas, el Ayuntamiento inició entonces una política de concienciación ciudadana. “En aquel tiempo no era fácil hacer entender que mejorar el entorno del casco antiguo de Pastrana era bueno para todos. Hoy todos estamos convencidos”. También se refirió Jabonero a su política de mejora de las infraestructuras y redes de servicios, y a la necesaria ampliación de las plazas hoteleras.
“Durante la Feria Apícola teníamos que enviar a los visitantes a hoteles de Almonacid y de Guadalajara, porque no había una cama. Así que le planteamos a la Consejería de Turismo de la Junta el proyecto de construir una hospedería, que al final tuvo categoría de regional. El único sitio posible era el Convento del Carmen, entonces ya prácticamente desocupado. Negociamos las condiciones con los franciscanos y, aunque no hubo problemas, sí que requirió mucho tiempo”, recordaba Jabonero.
Juan Pablo Sánchez, alcalde de Pastrana entre 1991 y 2012, recordó que en los primeros años, faltaba trasladar a los vecinos la idea del mejor futuro, probablemente el único posible, para Pastrana. “Nuestra economía se basaba en la agricultura, en la construcción, y en las Centrales de Zorita y de Trillo, que terminaba entonces, esta última, su construcción. Había que pensar en el futuro, que pasaba por aprovechar nuestro patrimonio, cultura, personajes y tradiciones. Pastrana era una villa monumental que había que cuidar y que vender, teníamos que potenciar el turismo. No solo se trataba de rehabilitar edificios, también había que mentalizar a la gente, lo que implicó muchos cambios”, destacó Sánchez.
A su época pertenece la relevancia que desde entonces ha tenido la celebración de las efemérides y los eventos históricos acaecidos en Pastrana al hilo de un primer congreso sobre Santa Teresa, que se había celebrado diez años antes (1982), con motivo del IV centenario de su muerte. En 1991 se celebró otro, en este caso a propósito de la figura de San Juan de la Cruz. “Ambos nos dieron excelentes motivos para continuar poniendo en valor nuestra historia y nuestros personajes que, afortunadamente, son muchos”, siguió. A continuación se reivindicó la figura de la Princesa de Eboli, igualmente con motivo del IV centenario de su muerte (1992). “Sin duda es la Princesa a quien más se conoce fuera de Pastrana. Aquel congreso, nos dio a conocer fuera de nuestras fronteras, fue el germen de la condición que hoy tiene nuestra localidad como villa universitaria, y de la implicación del vecindario y su unión en la defensa del patrimonio”.
Poco a poco, en ese tiempo, habían ido apareciendo la Banda de Música, la Coral, después la Asociación de Damas y Caballeros, el grupo de teatro Moratín y el Festival Ducal. Juan Pablo Sánchez recordó aquellos momentos, además de muchas obras que poco a poco, transformaron la villa ducal. El que fuera regidor se refirió especialmente de dos: la restauración del Palacio Ducal, “para el que se sigue intentando que se convierta en hospedería universitaria”, y la reposición del órgano de la Colegiata. “Nunca pensé que lo lograríamos, así que ver ambos culminados, supuso una enorme emoción para mi”, aseguró.
Cerró las intervenciones de los alcaldes, Ignacio Ranera que recordó, en primer lugar, las Jornadas de Puertas que se van a vivir en estos días del puente de la Constitución. En su caso, se refirió al Museo de los Tapices de la Colegiata, recordando, una vez más, el papel que en su consecución definitiva jugó el obispo de la diócesis, Atilano Rodríguez. “En el año 2012 estaba en duda la inversión. No había un sitio apropiado. Y la apuesta personal de don Atilano, de la Diputación y los Fondos Europeos, obraron el milagro de que hoy, el Museo de Tapices sea el orgullo de los pastraneros y que simbolice, como ningún otro en este tiempo, la recuperación de nuestras obras de arte”, dijo Ranera. Terminó el actual alcalde su intervención en este sentido hablando sobre el Museo del V Centenario de Santa Teresa, una apuesta personal en la que destacó el buen talante negociador y el apoyo de los franciscanos, que cedieron su uso, y destacando la labor de concienciación de los pastraneros y su implicación con la defensa del patrimonio.
La conmemoración terminó con la lectura de varias bellas poesías del poeta local Francisco Ranera García-Conde, por parte de Javier Gumiel y de Juan Carlos Martínez.
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