Sábado 10 de diciembre de 2016
El ayuntamiento de Oviedo ha aprobado unos surrealistas objetivos de productividad para su personal este año.
Según ha publicado el diario El Correo, los trabajadores del consistorio tendrán que cumplir cuatro de ocho puntos para percibir íntegro el complemento de productividad que tengan asignado. En algunos casos, supera los 3.205 euros al mes e incluido, también, en las pagas extraordinarias.
Estos cuatro puntos consisten en simplemente "acudir al reconocimiento médico, no haber insultado a ningún ciudadano, no haber sido sancionado con falta grave o muy grave y no haber tenido ausencias injustificadas que superen el 10% de la jornada".
Pero por si acaso al trabajador se le ha escapado un improperio a alguna persona o le ha dado un poco de pereza ir a trabajar, puede conseguir su plus de productividad si ha cumplido alguno de estos otros objetivos nada complicados: "asistir a los cursos de formación obligatorios, participar en las encuestas que haga el Ayuntamiento entre sus empleados, solicitar los permisos con tres días de antelación salvo causa justificada y cumplir las normas de seguridad laboral".
La fórmula, que cuenta con todos los informes favorables de los propios técnicos, no acaba de convencer al concejal de Personal, Iván Álvarez, que ha arrancado el compromiso a los sindicatos de revisar estos objetivos en enero mismo.
En realidad, se trata de una especie de huida hacia delante. La jurisprudencia reiterada del Tribunal Supremo no deja lugar a dudas: el pago de complementos de productividad debe retribuir la especial dedicación y desempeño de los trabajadores públicos más allá de sus obligaciones y no puede ser «fijo en su cuantía ni periódico en su devengo». Sin embargo, los trabajadores del Ayuntamiento se reparten dentro de sus nóminas mensuales 2,66 millones de euros este año.
De hecho, el Consistorio lleva más de veinte años pagando complementos de productividad fijos, la misma cantidad de dinero, y periódico, todos los meses, a buena parte de su plantilla. Ni siquiera la nueva Relación de Puestos de Trabajo fue capaz de corregir el desmán. Se limitó a incluir en el organigrama una oficina de Evaluación del Desempeño, que nunca se puso en marcha; mantuvo una parte del complemento como «objetivo de productividad», e inventó -no existe en la legislación- un complemento personal de productividad transitorio. Con todo, nadie de la plantilla municipal perdió un euro en sus nóminas.
«Todo el mundo conoce el problema, pero nadie quiere ponerle solución», resume un trabajador de una de las áreas municipales.
Quince años para arriba.-
Según señala el diario El Correo, la parte visible del problema la puso en negro sobre blanco la consultora Garrigues a la que el anterior equipo de gobierno contrató para redactar la vigente RPT. En un informe, señalaba la sobreabundancia de niveles altos (el Ayuntamiento llegó a tener treinta y cinco funcionarios en el nivel 28 o superior) y que estos cobraban de media entre un 12 y un 15% más que en municipios similares.
El dictamen no lo decía, pero era la consecuencia de más de tres lustros de un acuerdo de Gabino de Lorenzo con los sindicatos por el que se estableció una subida lineal de las nóminas del 1,5% todos los años. El 1,5% del sueldo de un peón o un auxiliar son pocos euros (pesetas de aquélla), pero de un ingeniero o un jefe de servicio, son bastantes más. El informe de Garrigues recomendaba bajar sueldos para equipararlos. No se hizo, sino que se estableció una suerte de doble tabla salarial: los empleados que entrasen cobrarían menos.
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