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María Lara presenta en Fuentenovilla "Pasaporte de bruja"

REDACCION | Miércoles 28 de diciembre de 2016
María Lara presentó ayer en Fuentenovilla su último libro, 'Pasaporte de bruja. Volando en escoba, de España a América, en el tiempo de Cervantes' (Alderabán, 2016), en la Biblioteca Blas de Salcedo de la villa alcarreña. Lo hizo arropada por Monserrat Rivas, alcaldesa, quien recordó la fidelidad de las hermanas a la localidad, agradeciendo así su presencia en la Navidad cultural del pueblo, y destacó también el trabajo que desde este punto de vista se realiza desde la instalación municipal llevado a cabo “por el concejal responsable de área, Pablo de la Torre y por el bibliotecario, José Vicente Monge”.

María Lara fue introducida por su hermana Laura, al igual que ocurre en el libro, de cuyo prólogo es autora. “Consideró un honor estar esta tarde de las vacaciones de Navidad presentando el libro en Fuetenovilla, que es también ya nuestro pueblo, gracias a la asiduidad con la que los lectores nos piden que volvamos para compartir con ellos nuestras experiencias literarias y nuestras aventuras en los libros”, decía ayer.

Laura definió la nueva obra de su hermana como “un ensayo cienfítifico escrito con el rigor histórico que caracteriza a María Lara”, pero también un libro pleno de intriga desarrollado con “la amenidad de una novela, cualidad que también tiene como escritora”. Sobre su prólogo, un texto que lleva por título 'Las botas de los italianos', Laura recordó que fue el abuelo de ambas, Angel, “quien nos inculcó esa frase, plena de significado, en nuestra infancia a María y a mí, en la que el lector va a poder encontrar muchas claves para el entendimiento de Guadalajara en el año 2017”, dijo, en referencia, entre otros, al octogésimo aniversario de la batalla de Guadalajara, que se cumplirá, precisamente, en el año nuevo que llegará en unos días.

En 'Pasaporte de Bruja', la profesora María Lara ofrece al lector un viaje por la Edad Moderna en su clave más encantada. El relato está protagonizado por hechiceras y magos que, en verdad, existieron en España y en América, dede la Baja Edad Media a la Guerra de la Independencia, personajes traviesos y soñadores, protervos o generosos, a quienes la escritora ha seguido la pista en las dos orillas del Atlántico, a través de manuscritos.

María explicó en Fuentenovilla que fue hace ya casi una década cuando comenzó a dibujarse en su imaginación esta saga mágica que la conduciría, en primer lugar, a publicar, en el año 2013, el libro al que continúa 'Pasaporte de bruja' y que lleva por título 'Brujas, magos e incrédulos en la España del Siglo de Oro'. Esta nueva obra, escrita a caballo entre nuestro país, París y Harvard (Massachusetts, Estados Unidos) “en mis estancias de investigación en ambos países”, señaló su autora, trata de reflexionar “con rigor y con simpatía” sobre un fenómeno que llama poderosamente la atención “como es el de la magia y el de la hechicería, en cualquier lugar y en cualquier tiempo”.

Como suele hacer cuando tiene la oportunidad en los lugares donde presenta sus trabajos, María Lara hizo varios guiños a los localismos que recoge en el texto. Así, recordó que cerca de Fuentenovilla, concretamente en Mondéjar, en el siglo XVIII se creía que había un duende, y contrapuso ese dato, extraído de sus investigaciones, con el hecho de que hoy, en pleno siglo XXI, la mayor parte de la población islandesa cree en los elfos. “Así que los trolls no son ciencia ficción, como tampoco son creciones hollywoodienses las historias de las brujas que se introducían por las chimeneas de las casas porque en Castilla, y concretamente muy cerca de aquí, en Pareja, las he encontrado a través de expedientes inquisitoriales que cuentan cómo hacían multitud de pócimas para reducir a los demás a su voluntad”.

Según María, 'Pasaporte de brujas' es un libro sobre “las hechiceras buenas y las hadas a las que podemos considerar compañeras, dejando a criterio del lector, después de estos años de investigación en los archivos y de lectura de los clásicos literarios de la época de Cervantes una pregunta abierta: ¿en verdad volaban las brujas?”.

Espejo recíproco el que traza la doctora entre los dos planos, el de la realidad y el de la imaginación, el libro permite al espectador preguntarse si era cierto que se elevaban por los aires pues, a través de sus páginas, María Lara analiza el boteiquín de aquelarres que casusaba fururo en el siglo XVII, el elecno de dcevociiones y la oleada racionalista sobrevenida al auto de fe de Zugarramurdi.

María Lara concluyó el acto recitando como regalo para los lectores congregados (niños y adultos) el cuento compuesto por ella para la ocasión 'En Fuentenovilla, la Biblioteca Mágica'. Al terminar su intervención, María firmó ejemplares de su trabajo a los fuentenovilleros que se lo pidieron y, junto a su hermana Laura, visitó la Biblioteca, donde se encuentran disponibles para la consulta, lectura y préstamo un ejemplar de muchos de sus ensayos, novelas y poemarios.

Cuento de Navidad
'En Fuentenovilla, la Biblioteca Mágica' por María Lara

Esta mañana del ciclo navideño, mientras preparaba las cosas a traer a esta Biblioteca "Blas de Salcedo", los duendes y las brujas me perseguían por Azuqueca buscando que les dijera qué ropa tenían que ponerse.
  • Llevad un paraguas- les pedía-.
  • Que no, que un sombrero, que una capa...- decía una Menina con una cinta del árbol a modo de diadema-.
Mientras me entrevistaban, todos pegaban el oído al transistor a ver si salían a relucir sus nombres mediante la voz de esa extraña caja.
  • ¿Cantaremos?- inquiría el mago Torralba siempre cavilando sobre los astros-.
  • Veremos amigos- le anticipaba su ángel Zequiel-.
  • En Sigüenza atisbé mi sambenito pero me logré escapar- decía entre carcajadas Lucrecia de León, la Casandra madrileña que vaticinó las batallas de Felipe II-.
  • Por Dios, preguntad a mi hermana Laura- en última instancia yo les espetaba para que me dejaran poner en orden por escrito mis pensamientos-.
  • Ausente está Laura en su comisaría de pasaportes de bruja, ha debido de recibir un aviso pues no se halla su carruaje apostado en la puerta- afirmaba uno de los encantadores que antes fue soldado en Granada-.

Mas al caer la tarde, cuando la hora se aproximaba, llegaba la calma.

Como si fuera ermitaño, el duende Martinico- que en el Siglo de las Luces entre candelabros durmió en Mondéjar- rezaba un padrenuestro sintiéndose torero en la nube del cura de Bargota, el clérigo que vio la corrida en Madrid desde lo alto sin sacar entrada. De esta guisa, con su gorro rojo y puntiagudo, el elfo castellano salía hacia Fuentenovilla, en Guadalajara.

Y a la par que la hechicera Cleo dejaba por un día a un lado el tomo de las oposiciones de bruja para centrarse en el caldero con que agasajar a tantos invitados, la gata Tábata suspiraba porque siempre en los cuadros la pintaron despelucada cuando estaba cubierta de apacible lana blanca.

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