El día 2 de enero de 2017 celebraron los 200 años de vida e historia marista. Marcelino Champagnat fundó hace 200 años su primera pequeña comunidad de hermanos junto a dos jóvenes de La Valla (Francia), pronto serían seis... y ese humilde comienzo, un hogar donde trabajar para ganarse la vida y formarse para atender los niños más necesitados del entorno dio origen al mundo marista que hoy conocemos con presencia en 81 países de los cinco continentes.
200 años después, el 2 de enero de 2017, Emili Turú, hermano superior general del Instituto marista, inauguró una escuela para los niños recolectores de las plantaciones de té en Bangladesh junto a una comunidad marista en la que hay hermanos, laicos y en la que caben miembros de diferentes religiones. Personas empeñadas en construir mundo mejor, que sueñan y se comprometen, igual que San Marcelino Champagnat.
En el colegio de Guadalajara, y en todos los colegios maristas de España, comenzaron las celebraciones de este aniversario en la mañana del 11 de enero, sintiéndose familia marista. Todos los alumnos del colegio han participado en diferentes talleres y actividades que han culminado con un acto simbólico en torno al globo terráqueo que representa la universalidad de la institución y sobre el que los alumnos y alumnas han soñado el mejor futuro posible y lo han plasmado con decenas de cintas de colores: “200 y +… vive el sueño”. Este ha sido el lema elegido para la celebración de este aniversario que se seguirá celebrando a lo largo del curso y hasta el próximo 8 de septiembre con la apertura del XXII Capítulo general de los Hermanos Maristas que se celebrará en Rionegro (Colombia).
El próximo miércoles 18 de enero seguirá la celebración con una eucaristía de acción de gracias presidida por D. Atilano, obispo diocesano, a la que están invitadas todas la familias del colegio y la sociedad de Guadalajara que se sienta vinculada a la vida y proyecto marista. Tendrá lugar a las 19.00 horas en nuestra parroquia y concatedral de Santa María.
Gracias, perdón y compromiso son tres palabras que definen esta celebración del bicentenario. Gracias por la vida y por el proyecto de Marcelino y su compromiso con los niños y jóvenes que se ha extendido por todo el mundo y hoy encarnan miles de religiosos y laicos que quieren mostrar un rostro mariano de la Iglesia. Gracias por la vida que ha generado este proyecto. Perdón por las veces que en el seno de nuestra institución se ha hecho daño a los niños y jóvenes, también por las ocasiones en la que la prevención no ha sido la suficiente o adecuada. Perdón por las veces en las que nos hemos sido fieles a nuestros ideales y proyectos. Compromiso por la nueva vida marista, por la actual, por la futura: miles de hermanos y laicos de todos los lugares del mundo siguen encarnando hoy el carisma marista, formando una gran familia carismática de la Iglesia, comprometiendo sus vidas en la promoción de la niñez y la juventud.