REDACCION | Sábado 21 de enero de 2017
El Certamen de Dulzaina y Tamboril José María Canfrán de Sigüenza, uno de los más veteranos de España, llega en 2017 a su trigésima edición.
Con los años, se ha ganado a pulso ser uno de los encuentros más importantes de la dulzaina en España. Y eso solo se logra con continuidad. Ahora lleva el nombre de su alma mater, José María Canfrán, fallecido en 2002, que desde allí arriba
verá como este certamen por el que han pasado los mejores intérpretes de este instrumento en Castilla y España entera cumple nada menos que 30 años. Su compañero en el tamboril, Jesús Blasco y la Asociación de Dulzaineros de Sigüenza han proseguido con su obra.
Este año, otra vez por el patrón San Vicente, como manda la tradición, están convocados en El Pósito a las 19,30 horas de este domingo. Por allí pasarán cinco grupos empezando, como no podía ser de otra manera, por los Dulzaineros de Sigüenza y a lo que acompañarán en el escenario: Dulzaineros de la Cofradía (Segovia), Dulzaineros de la Travesaña (Sigüenza), Orquestina de la Abuela Pina (Segovia) y Gaiteros de Estella (Navarra).
Sobre José María Canfrán y la dulzaina en Sigüenza y Guadalajara (Según texto de Julio García Bilbao publicado por AACHE Ediciones).-
José María Canfrán, en compañía de su redoblante, Carlos Blasco, comenzaron en 1986 de manera autodidacta y desinteresada a recuperar la dulzaina en Guadalajara, cuando ésta era apenas un vago recuerdo entre los mayores. A ambos les espoleó la tradición seguntina de San Vicente, y también quizá la cercanía, física y espiritual, de Segovia.
Comenzaron a acudir a todo tipo de romerías y fiestas y recuperar este ancestral sonido por toda la provincia, siempre con un claro aspecto reivindicativo respecto a la situación de abandono de nuestro medio rural, convirtiendo la dulzaina en el "grito agonizante" de muchos de nuestros pueblos, además de recuperar y trasmitir una parte de nuestras tradiciones. Los dulzaineros de Sigüenza, acompañados posteriormente por Juanjo Molina al bombo, llevaron la castellanidad de Sigüenza en numerosos festivales de dulzaina, aunque siempre la prefirieron en su contexto, el de las calles y plazas de nuestros pueblos, por pequeños que éstos fueran.
José María Canfrán fue un gaitero en el más amplio sentido de la palabra, alguien que se implicaba en la fiesta con todo respeto y que sabía sin que nadie se lo dijera, lo que tenía que tocar en cada instante. Era, por tanto, un gaitero a la antigua usanza. Empezó a tocar de manera autodidacta, escuchando a los que venían a Sigüenza y grabando cintas de las que aprendía compulsivamente. Su inquietud dio origen en el año 1988 al Certamen que lleva su nombre desde su muerte, tristemente acontecida en el año 2001. El empuje de Canfrán logró también que se abriera el Aula de la Dulzaina y Tamboril en Guadalajara que ha estuvo marcada en lo didáctico por el gran dulzainero y maestro que es Javier Barrio.
También gracias a Canfrán en el año 1997 comenzó la Escuela de Dulzaina de Sigüenza por la que han pasado profesores, el propio Barrio incluido, como Antonio Trijueque, Juan José Molina tocando el tambor, Valentín Pérez Pezuela y Valentín Serrano.
Este personaje tan querido por la ciudad es el responsable de que se haya mantenido la tradición por la dulzaina en nuestra provincia. Casi todos los actuales miembros de la Asociación son discípulos suyos. La consolidación del festival en veintiséis ediciones ininterrumpidas y la escuela de dulzaina son el mayor homenaje que su ciudad puede hacerle al gran José María Canfrán.
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