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El seguntino Certamen de Dulzaina José María Canfrán llegó a su trigésima edición

En el Auditorio de El Pósito, lleno para la ocasión, actuaron anoche los Dulzaineros de Sigüenza, los Dulzaineros de la Travesaña, los Dulzaineros de Cofradía (Segovia), los Gaiteros de Estella y la Orquestina de la Abuela Pina, en una emotiva jornada en la que en cada nota sobrevoló la figura del genial gaitero seguntino que rescató la música de la dulzaina para la provincia

REDACCION | Lunes 23 de enero de 2017

El Certamen de Dulzaina y Tamboril José María Canfrán de Sigüenza, uno de los más veteranos de España, llegó anoche a su trigésima edición. Después de que la música de las gaitas hubiera sonado en las calles, como le gustaba al tristemente fallecido José María Canfrán, cinco grupos de gaiteros, dos de ellos seguntinos, llevaron los característicos sones de las dulzainas al escenario del Auditorio dehttps://www.zeiss.es/vision-care/es_es/better-vision/entender--la-vision/salud-y-prevencion/parpadear-llorar-y-ver-estrellas.html El Pósito, honrando la memoria de quien recuperó esta tradición en la provincia de Guadalajara, creando escuela. Genio y figura, cada uno de los grupos tuvo palabras de cariño hacia la memoria de este hombre genial, pasional, a quien nadie olvida, tres lustros después de su triste desaparición en el año 2002.

Con los años, el certamen se ha ganado a pulso ser uno de los encuentros más importantes de la dulzaina en España, y eso solo se logra con ilusión, perseverancia y buena música. Los Dulzaineros de Sigüenza, herederos de la tradición de Canfrán, quisieron en esta ocasión ejercer únicamente como anfitriones del festival, llevándolo, simbólicamente, desde la calle hasta el escenario, y acompañando a su presentador, Pablo Franco. El periodista seguntino supo añadir su propia experiencia personal en la ciudad y desde niño a su conocimiento de la música folk, puesto que es alumno de dulzaina.

“Allá por el año 86, nuestro querido y admirado José María Canfrán, junto a su inseparable tamborilero Carlos Blasco, comenzó su andadura llevando desde Sigüenza su música y entusiasmo a muchas fiestas de la provincia. Ellos tuvieron mucho, o todo, que ver en la recuperación de la dulzaina en la provincia de Guadalajara, que había estado más de treinta años dormida”, explicaba anoche José Antonio Arranz, gaitero seguntino especialmente emocionado por el hecho de que el certamen llegara a cumplir la treintena de ediciones. “Él era todo corazón, un músico de los de antes. Sin ser un virtuoso, sabía entender la fiesta como nadie, llevarla de las casas a la calle”, añadía su inseparable Agustín Canfrán.

Cuando terminó la primera pieza que empezaba en el patio de El Pósito, Pablo Franco, aludió a los sentimientos que los sones de la gaita provocan en los seguntinos, trasladándolos a su infancia, al 'bibitoque' de naranjas y de caras tiznadas, destacó el carácter nacional del Certamen, que ha acogido a grupos venidos de toda España, e incluso en alguna edición, internacional, con músicos llegados de Perú, y sus orígenes, entonces como festival, en el Parador de Sigüenza.

Actuaron, en primer lugar, los Dulzaineros de la Cofradía (Segovia), grupo de cuatro gaiteros, con tres músicos de Cuéllar y uno más de Segovia, habituales de la Fiesta de San Vicente, y también del Certamen. Antes de empezar a tocar, María del Carmen Riesgo recordaba ayer la figura de Jose María Canfrán. “Cada año, puntualmente, me llamaba para felicitarme las navidades”, desveló en un detalle revelador. Los segovianos hicieron tres piezas. Pablo Zamarrón tocó, acompañado por el tamboril, una 'Mudanza de Luis Barreno' de Zarzuela del Monte. La propia María del Carmen interpretó una entrada de baile del cancionero de Agapito Marazuela, y, para terminar, juntos tocaron un fox-polka del pueblo de Matabuena. Según comentaba ayer la gaitera, la dulzaina “es un símbolo en Segovia, mucho más que un instrumento” que, además, las nuevas generaciones están adaptando y evolucionando, partiendo desde lo tradicional, “por ejemplo, trasladando a la dulzaina partituras compuestas para otros instrumentos”.

Especialmente emotiva fue la actuación de los Dulzaineros de la Travesaña de Sigüenza, tercera generación ya de gaiteros en la ciudad que bebe de la energía y de la pasión que le puso Canfrán a la recuperación de la dulzaina en Guadalajara. Además de su labor musical, impecable, sus miembros están haciendo de forma paralela una excelente labor musicológica, recuperando temas de la tradición guadalajareña, y principalmente, como explicaron ayer, del eje Molina, Sigüenza y Atienza.

Los Dulzaineros de la Travesaña interpretaron cinco temas, empezando por un pasacalles de procesión que se tocaba en la vecina localidad de Algora, recogido a una antigua banda de cuerda por el folklorista Julio Garcia Bilbao, y adaptado para dulzaina por Javier Barrio. Siguieron a continuación con un pericón, rescatado en este caso por José Antonio Alonso y por Ricardo Villar, integrante de la formación, de su pueblo, Riba de Saelices. La pieza la tocaban la ronda de cuerda y los pastores, con pito. Fue adaptada a la dulzaina por Antonio Trijueque. Se arrancaron a continuación con un foxtrot, también de la Ronda de Algora, recopilado a su violinista, Toribio del Olmo, y conservado para la memoria colectiva por Julio García Bilbao. En cuarto lugar interpretaron un pasodoble, 'Labros', composición reciente del mencionado Antonio Trijueque, para terminar con el 'Tiroliro' de los Gaiteros de Maranchón, Juan Albacete y Antonio Cendejas. Para Jorge Atance, una de las dulzainas del grupo, participar en un certamen “que hemos vivido desde niños en Sigüenza, como integrantes de la escuela municipal de Sigüenza, es un honor, primero porque es uno de los más antiguos de España, pero también porque está dedicado a la memoria de Jose Mari Canfrán”. Según Atance, el músico “recuperó el instrumento aquí en Guadalajara, pero es que además, en mi caso, fue él quien me trajo a casa, personalmente, mi primera dulzaina. Infundía ánimos a los chavales que empezábamos, y por eso lo recordamos con mucho cariño. Para nosotros es un referente con el que nos identificamos”. Los Dulzaineros de la Travesaña después de recibir el aplauso del público, recibieron también, de la mano de la organización, un grabado de Mariano Canfrán, hermano de Jose Mari, en reconocimiento a su entrega al instrumento y a la continuación de la tradición en la ciudad.

Como cada año, los organizadores, los Dulzaineros de Sigüenza, entregaron su insignia de San Vicente a personas que se han distinguido por su defensa y promoción de la ciudad, de manera desinteresada. En este caso, José Antonio Arranz y Agustín Canfrán, en representación de los Dulzaineros de Sigüenza hicieron entrega de la insignia de San Vicente, “cargada de valor sentimental para nosotros”, a la Fundación Ciudad de Sigüenza y a la Fundación Martínez-Gómez Gordo. Recogieron la insignia Antonio Manada del Campo y Gloria de las Heras, en representación de la primera, y Pilar Martínez Taboada, de la segunda. De las Heras y Martínez Taboada tuvieron palabras de elogio, de cariño y de recuerdo para la figura de José María Canfrán. Además, la cronista dejó en el aire la idea de que la Escuela de Música de la ciudad lleve el nombre del gaitero.

En cuarto lugar actuó la Orquestina de la Abuela Pina (Segovia), un grupo nacido en el año 2014 “como homenaje a nuestra abuela materna, Pina, a la queremos muchísimo, entre otras muchas cosas, porque siempre nos apoyó en esto de la música, y sigue haciéndolo, a sus 101 años”, explicaba anoche Alfredo Ramos, dulzainero del grupo. En su origen están los tres hermanos Ramos, Luis, Alfredo y Ricardo, y unos amigos de Cuéllar, Rubén, que toca tuba y Luis Miguel, el saxo, “a quienes nos seducía la idea de coger partitura de la banda, repertorio de bailable y hacer algo con dulzaina”, explicaba el gaitero. En la formación de anoche, intervinieron además de los hermanos Ramos, Adrian Val a la tuba, Fernando Moya al bombardino. Interpretaron con una excelente y oportuna selección de temas que llevó a la gaita sonidos en principio ajenos a ella, pero que causaron sensación en el público. “Un repertorio variado, con canciones bailables de las bandas municipales y orquestas de hasta los años 50, una polca, un danzón, un pericón un tango… o lo que es lo mismo, los ritmos que fueron la espina dorsal de los bailes de la época”. Así definía el repertorio Alfredo quien también tuvo unas palabras para Canfrán. “Para nosotros es un orgullo haber tocado en este Certamen que lleva su nombre. Hizo mucho por la dulzaina en general, y aún más en Guadalajara. Tuvimos el gusto de llevarle a Segovia a tocar, algo que siempre recordaremos”, terminaba el gaitero segoviano.

En último lugar, actuaron los Gaiteros de Estella (Navarra). Ciudad hermanada con la del Doncel en la Red de Ciudades y Villas Medievales, sus músicos trajeron a Sigüenza los sones del Norte, que tanto gustan en el Certamen. Salvador Martínez y Juan Carlos Doñabeitia cumplen en 2017 sus primeros 35 años tocando juntos. Anoche lo hicieron acompañados del magnífico tamborilero que es el joven, pero sobradamente preparado como demostró anoche, Raul Mercero. Doñabeitia explicaba ayer que “después de haber tocado todo el repertorio de gaita navarra, del derecho y del revés, y llegados a este punto, hemos decidido apostar por composiciones propias, nuestras y de gente cercana”. En una actuación dividida en dos bloques, los estelleses reservaron el segundo para la música de actualidad, que siempre han tocado los gaiteros “pero que no se ha considerado nunca digna para una exhibición”, seguía. Por eso incluyeron temas de moda, adaptados a la gaita, entreverados con composiciones propias.

Además, su actuación también tuvo un componente sentimental, puesto que actuaron en la primera edición. También ellos hablaron del gran Canfrán. “Tenía una ilusión tremenda, era un tío muy pasional, de lo más pasional que hemos conocido en el mundo de la gaita. Era capaz de desprenderse de lo que tenía para llegar a formar algo, era un visionario, una persona especial”, afirmó Salvador Martinez como representante ayer de la gaita en Estella, localidad considerada la cuna de la gaita en Navarra.

El Auditorio de El Pósito se llenó para la ocasión. El Certamen forma parte de la programación del festival Segontia Folk, y cuenta con el patrocinio de la Asociación de Dulzaineros de Sigüenza y del Ayuntamiento de Sigüenza, y con la colaboración de la Cofradía de San Vicente y del cincelador Mariano Canfrán, autor de todos los cuadros que se entregaron a los grupos participantes.

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