La Comisión de Desarrollo Rural de la FEMP recogía como primer punto de su Orden del Día la propuesta del Proyecto de Serranía Celtibérica para su posterior elevación a la Junta de Gobierno y con el fin de que la FEMP la traslade al Gobierno Central. Para ello se desplazó hasta la sede de la Federación en Madrid una comisión encabezada por Juan Manuel Monasterio, representante de Serranía Celtibérica y gerente del Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo, territorio integrado dentro del proyecto.
Durante su intervención, que duró en torno a una hora, Monasterio explicó a los representantes de la FEMP los problemas de despoblación, envejecimiento, dispersión demográfica y carencia de infraestructuras que asolan a lo que ya se conoce como la Laponia del Sur, así como las acciones necesarias para percibir ayudas procedentes de la Unión Europea, con el objetivo final de poner en marcha un proyecto integrador de dinamización de todo el territorio de la Celtiberia a través de todos los recursos arqueológicos, naturales, turísticos, culturales, gastronómicos y etnológicos que aglutina.
“La despoblación es un cáncer que no deja de crecer y sobre el que debemos actuar de manera inmediata”, señaló Juan Manuel Monasterio, quien añadió que “el proyecto de Serranía Celtibérica no sólo visualiza un problema mal diagnosticado, sino que además ofrece una solución y sin necesidad de disminuir las ayudas a otras provincias”.
El proyecto de la Serranía Celtibérica ha puesto de manifiesto la existencia de un territorio interregional con 65.825 kilómetros cuadrados (dos veces más extenso que Bélgica o Cataluña) que se extienden a lo largo del Sistema Ibérico y afectan a cinco comunidades autónomas (Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Valencia y La Rioja). Este extenso territorio sólo cuenta 475.149 habitantes según el censo de 2016, lo que deja una densidad de población de 7.22 habitantes por kilómetro cuadrado, sólo comparable con Laponia, pero con condiciones todavía más extremas ya que, tal y como recordó Monasterio, la población de esta región se concentra en torno a los Fiordos, con ciudades como Umea, con 114.966 habitantes, mientras que en la Serranía Celtibérica la población está muy dispersa, más de la mitad de las poblaciones tiene menos de 100 habitantes y su índice de envejecimiento es el mayor de Europa.
La Serranía Celtibérica reúne tres de los seis requerimientos para percibir ayudas europeas (Zona escasamente poblada, rural remota y territorio de montaña). Sin embargo no recibe las ayudas que le correspondería porque, a pesar de encontrarse en el mismo país de la Unión Europea, al pertenecer a regiones administrativas diferentes no se ha sabido valorar el problema en sus dimensiones reales.
En este sentido, la Comisión Mixta para la Unión Europea de las Cortes Generales aprobó por unanimidad en 2015 una Proposición no de Ley por la que se instaba al Gobierno central a trabajar por reconocer la identidad interregional de la Serranía Celtibérica, en el marco de la Europa de las Regiones teniendo en cuenta estas tres circunstancias específicas ( Región Escasamente Poblada, Región Montañosa y Zona Rural Remota) lo que permitiría que España siguiera recibiendo ayuda de los fondos de Cohesión después de 2020 y colaborar e impulsar junto con las comunidades autónomas implicadas la declaración de la Serranía Celtibérica como Inversión Territorial Integrada (ITI) dentro del eje 2014-2020. Una ITI una nueva figura que contempla la Unión Europea y que permite acceder de manera rápida a partidas de diversos programas europeos.
Las Cortes requerían además al Estado otras medidas, como la declaración de la Cultura Celtibérica como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO; la creación del instituto de investigación para el desarrollo rural de la Serranía Celtibérica con sede en el campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza.