Con la celebración del carnaval el próximo fin de semana, y al igual que en el resto de comunidades autónomas, en Castilla-La Mancha tendrán lugar numerosas actividades y fiestas en las que está previsto que participen un gran número de ciudadanos.
En ocasiones estos artículos no siempre cumplen con las garantías previstas y relativas a la seguridad de los mismos. Por ello, los servicios de inspección de la Dirección General de Salud Pública y Consumo y los inspectores locales de las Oficinas Municipales de Información y Consumo de la región, llevan a cabo durante todo el año exhaustivos controles de calidad y seguridad de estos artículos y de los establecimientos de venta procediendo, a su vez, a la toma de muestras para verificar el cumplimiento de la normativa vigente.
Estas actuaciones, que se intensifican durante estas fechas debido al incremento puntual de ventas, se complementan con la inmovilización cautelar y retirada de aquellos artículos que puedan presentar algún tipo de riesgo o hayan sido notificados en el sistema de intercambio de información de la red europea de alerta de productos peligrosos.
Como complemento a estas actuaciones las Direcciones Provinciales de Sanidad atienden las reclamaciones y denuncias que cualquier persona consumidora desee plantear en relación a algún producto concreto.
De cara a estos festejos la Consejería de Sanidad, a través de su Dirección General de Salud Pública y Consumo, ofrece a los ciudadanos una serie de recomendaciones a la hora de adquirir sus disfraces, así como unas advertencias de los riesgos asociados a la utilización de determinados artículos.
Como norma habitual para otras compras, se aconseja acudir a establecimientos adheridos al Sistema Arbitral de Consumo. En caso de reclamación o discrepancia, a través de este sistema se garantiza que la resolución se realizará de forma ágil y gratuita a través de procedimientos previamente establecidos para tal fin.
Asimismo, es importante saber que este tipo de artículos deben ir acompañados de las instrucciones y la información relativa a la seguridad o advertencias de uso, al menos en castellano.
En el caso de las pelucas, la razón más frecuente de alertas reside en el peligro de prenderse fuego por no superar las pruebas de resistencia a la difusión de la llama. Por ello, es conveniente verificar que los disfraces, máscaras, pelucas y otros accesorios no contienen materiales inflamables. Precisamente, estos artículos deben estar fabricados con componentes de baja combustibilidad, como el nailon y el poliéster.
Por otra parte, también resulta habitual el uso de maquillaje como complemento al atuendo elegido, por lo que conviene asegurarse que los cosméticos empleados incluyen en su etiquetado información relativa al nombre del producto, fabricante o empresa responsable de su comercialización, fecha de duración mínima o de caducidad, así como la relación de los ingredientes que contiene el producto en cuestión.
En el caso de utilizar complementos de bisutería se recomienda que, si van a estar en contacto directo con la piel, se adquieran en establecimientos que ofrezcan suficientes garantías. Si el usuario presentase especial sensibilidad en la piel se recomienda probar en los días previos, con objeto de observar si se provocan reacciones adversas.
El etiquetado de los artículos debe especificar la edad a la que van destinados. Cuando estos productos van dirigidos a niños menores de 14 años se consideran juguetes, y se les aplica la legislación correspondiente. En ese caso deben llevar la etiqueta CE, conformidad europea, marca por la que el fabricante acredita que el artículo cumple todos los requisitos de seguridad y certifican que el artículo en cuestión no pueda arder al contacto, por ejemplo, con el rescoldo de un cigarrillo.
Además, debe constar el nombre y dirección del fabricante, las advertencias de uso y un código que permita identificar el juguete, en caso de que haya que retirarlo del mercado por algún problema de seguridad.
Si los productos van destinados a personas mayores de 14 años, no son considerados juguetes, por lo que no tienen la obligación de llevar dicha etiqueta, pero sí deben cumplir con el etiquetado general de las prendas textiles, que incluye el nombre, dirección y el NIF del fabricante, comerciante o importador, el número de registro industrial, en el caso de prendas fabricadas en España, y la composición del artículo.
También es importante escoger un disfraz y sus complementos acordes con la edad y estatura del niño para evitar incidentes como caídas. Otros accesorios del disfraz, como cuchillos o espadas, deben ser blandos y flexibles con objeto de prevenir posibles lesiones.
Además, si los disfraces están diseñados para menores de 7 años no podrán llevar cordones en la zona de cabeza o cuello y los elementos decorativos, como los lazos, no deberán sobrepasar los siete centímetros aproximadamente, evitando así posibles estrangulamientos.
En cuanto a las máscaras o caretas tienen que disponer de una superficie abierta en nariz, ojos y boca para que sea posible respirar con normalidad, facilitando la ventilación y evitándose el riesgo de asfixia.
Los disfraces infantiles no han de contener piezas pequeñas que se puedan desprender y ser ingeridas, no tener bordes cortantes y estar fabricados con materiales no inflamables.
Como en otras ocasiones, se aconseja conservar la factura o ticket de compra por si fuese preciso ejercer sus derechos como consumidor y usuario.
Si desea ampliar esta información o necesita realizar alguna consulta al respecto no dude en acudir a las Oficinas Municipales de Información al Consumidor (OMIC) o a las Direcciones Provinciales de la Consejería de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.