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INTERVIU Joaquín Sabina: "Ya soy una puta vieja"

REDACCION | Miércoles 01 de marzo de 2017
Huye de las cursiladas, del nosotras y nosotros, de las redes sociales, del Londres del brexit y del muro de Trump. En su nuevo disco, Lo niego todo, que sale a la venta el 10 de marzo, Sabina juega a burlarse de sí mismo como “quien se mira en el espejo, se ve decrépito y le saca la lengua”. Niega al profeta del vicio, al juglar del asfalto y la leyenda del bala perdida. ¿Reniega de sí mismo? He tenido que tragarme ese tipo de titulares. La primera vez que fui a Chile, un periódico decía: “Llega el profeta del vicio”.

Y pensé: “Estos me sobrevaloran muchísimo”. He usado todos esos tópicos, esas caricaturas, cursiladas como el juglar del asfalto, para burlarme un poco, como quien se mira en el espejo, se ve decrépito y le saca la lengua. Era un juego divertido, confesional pero paródico. En su disco lo niega todo, incluso la verdad. ¿Ahora también es usted político? Político, pero no correctamente. Soy antipolítico de la corrección política que nos está llevando a cogérnosla con papel de fumar. Ya no puedes hacer una risa sin estar en el índice de chistes prohibidos. Reniego profundamente del nosotros y nosotras todo el tiempo, cuando el idioma se ha inventado para hacer las cosas más fáciles.

En Lágrimas de mármol recuerda el ictus que sufrió en 2001, al que bautizó como el Marichalazo: “Me tocó bailar con la más fea y viví para cantarlo”. ¿Qué se siente al compartir pareja de baile con el exduque? Yo bailaba bastante mejor (risas). Es una canción que me costó mucho hacer porque era sobre envejecer, que a mí no me gusta nada. Entonces me propuse hacerla, pero pensé: “¿Quién carajo quiere oír una canción sobre envejecer?”. Y al final creo que dándole un ritmo que no era tan triste como la letra la canción quedó medio bien. A mí los versos que más me gustan, y no lo digo por provocar, sino porque me pareció un hallazgo, son: “Acabaré como una puta vieja hablando con mis gatos”. ¿Acabará así? Yo ya soy una puta vieja, rodeada de gatos. A mí no me da ningún miedo la muerte, me asusta el deterioro, dejar de ser quien eres, quedarme ciego y no poder ver, como le pasó a Borges. Por lo pronto me voy a meter en una gira de cien conciertos en varios continentes y claro que me da miedo, pero creo que la puedo hacer. Llegará un momento en que no pueda y entonces recurriremos a la eutanasia, que es una cosa muy estupenda (risas). Agradece a los pocos que le quieren que no le dejen perderse solo por si disparata.

¿Cuál ha sido su mayor disparate? No tengo llave de mi casa, no tengo tarjetas de crédito, porque cuando salgo tiendo a disparatar y puedo acabar durmiendo en el peor de los jergones, si no en la calle, y con las peores compañías, que son las mejores. Aunque parezca difícil de creer, tengo aquí en mi casa una colección de agentes, entre la KGB y la Gestapo, que me tienen cuadrao que te cagas, yo no me quejo mucho porque sé que me viene bien porque alguna vez me han pasado cosas muy raras. ¿Algún disparate antiguo que sea confesable? No me deja mi señora. Abre gira en Úbeda, su ciudad natal, el próximo 9 de junio. ¿Hay que volver al origen para reinventarse? No debiera uno; a mí me gusta ese verso de “al lugar donde has sido feliz no debieras volver nunca”, el tiempo habrá hecho sus destrozos. Pero después de muchos años de llevarme muy mal con los sucesivos ayuntamientos ubetenses, resulta que ahora hay una alcaldesa, una chica que se ha hecho amiga mía, que me parece estupenda, y voy a colaborar con ella en todo lo que pueda. ¿Lo mejor para la pereza es que le musique Leiva su nuevo disco? Lo de Leiva ha sido más que eso, ha sido un milagro. Yo no esperaba encontrar a un chaval con treinta años menos que yo que conociera tan bien cómo soy y las canciones que he estado haciendo y que les diera el traje a medida que yo verdaderamente necesitaba. Me llenó de un entusiasmo que no sentía por lo menos desde 19 días y 500 noches. “El tiburón de Hacienda, confiscador de bienes, me ha cerrado la tienda, me ha robado el mes de abril”. ¿A usted le roban 30 días y a otros ni un Rato? Si en España hubiera unos servicios estupendos y no hubiera recortes en los hospitales, si la enseñanza no fuera la mierda que es, cuando nos persiguiera Hacienda pagaríamos encantados, sobre todo los que ganamos un dinero suficiente. Pero esas amenazas desde el Parlamento, diciendo quiénes eran los Depardieu y quiénes no, ese modo de hacer las leyes nuevas con efecto retroactivo, que es mi caso; porque claro, yo entiendo que a gente como Monedero le digan: “Usted no puede tener una sociedad porque es un tipo solo que da conferencias”, pero yo viajo con 32 personas y llevo las luces y el sonido. Y sí, tenía una sociedad. En concreto, ¿de qué le acusa Hacienda? Me han cambiado lo que pagaba por sociedad y me lo han puesto como persona física, lo cual es un pastón. ¿Cuánto dinero le reclaman? Ya he pagado dos kilos por dos años, pero ahora, como han visto que había de dónde sacar, me han vuelto a hacer otra inspección por otros años distintos. No me he quejado, eh, pero claro, le hago una canción. ¿Ha recurrido? Sí, y parece ser que hay muchas posibilidades de que ganemos una parte.

Pero no me ha pasado solo a mí, el otro día un cantante admiradísimo por mí, no diré el nombre, me lloraba diciendo: “Es que se han llevado todo lo que tenía, todos mis ahorros”. Le ha pasado a los actores, a los cantantes… a todo el mundo. ¿Con la cultura, la guerra; y con la corrupción, la amnistía? Hemos pasado un periodo de tres elecciones, tres gobiernos, me he visto todas las campañas. ¿Has oído hablar de cultura? No ya a Rajoy, sino a Podemos. ¿Les has oído hablar de cultura alguna vez? ¿Al PSOE? Nunca jamás, es alucinante. Tienen al lado Francia, que tiene un patrimonio cultural y lo sabe usar de tal manera… Por ejemplo, Georges Brassens era un héroe nacional, vendió veinte millones de discos sin salir de Francia, Javier Krahe se ha muerto sin que la gente se enterara del lujo que era tenerlo de contemporáneo.

¿Es el Gobierno actual la Santa Inquisición fiscal de la cultura? Los artistas nos sentimos directamente perseguidos. Y fue desde aquello, desde los actores contra la guerra; les entró una manía persecutoria que te cagas, con lo bien que quedaría Rajoy yendo un día a un estreno de teatro, ¡un día! Otro día, a hacerse una foto en el Museo del Prado, que no cuesta tanto. Es impresionante, lo único que lee es el Marca.

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