REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
Joaquín Torres acaba de emprender un nuevo proyecto inmobiliario en Las Marías, una urbanización de Torrelodones, que pretende convertirse en una especie de Finca low cost. Vanitatis ha podido hablar con el famoso arquitecto acerca de su horizonte profesional, de sus casas más polémicas y de su relación con personajes tan influyentes como Felipe González o Amancio Ortega. Pregunta: ¿Ha abonado La Finca por Las Marías, su nuevo proyecto inmobiliario en Torrelodones? SIGUE
Respuesta: No. La Finca de Pozuelo está en su recta final. Además, desde que murió Luis García Cereceda las cosas han cambiado mucho. Le queda muy poco desarrollo: de las 1.000 viviendas que había en un principio ahora deben quedar como unas 70 parcelas.
P: Ahora es conocido por ser el arquitecto de los famosos, ¿ha cambiado mucho su vida?
R: Mi vida ha cambiado poco. Aparecer en los medios es una herramienta perfecta para vender y me ha ayudado mucho. La fama, si no hay un objetivo detrás, no entiendo para qué sirve. No me considero famoso, no tengo conciencia de que la gente me reconozca ni nada. La fama es mentira. Soy de los que piensa que no somos como nos venden. Al fin y al cabo todos queremos que nos quieran, que nos acepten…
P: García Cereceda estuvo siempre muy cerca del poder, ¿le ayudó que se convirtiese en su mecenas?
R: Sí, sin duda. Yo había hecho casas muy buenas, pero Luis, que llegó casi a prohijarme, creyó en mí de forma incondicional. Con el cáncer, yo me convertí en sus ojos. Me abrió su mundo, muy desconocido para mí, más ligado a la política que a la empresa, que era de donde yo provenía por mi padre, que fue fundador de ACS con Florentino Pérez. Gracias a Cereceda pude trabajar con Amancio Ortega, el expresidente del Gobierno Felipe González o los Entrecanales. Más tarde he colaborado con Ramón Hermosilla, hijo de Silvia Gómez-Cuétara, su viuda, a los que quiero con locura.
P: ¿Cómo fue hacerle la casa al hombre más rico de España?
R: Difícil, siempre lo es cuando alguien como Amancio ha conseguido tanto éxito y nadie le ha llevado la contraria. Me enseñó un libro de un arquitecto nórdico y me confesó que quería algo muy parecido a lo que éste hacía. Yo le contesté: “Pues pídeselo a él”. Finalmente, yo diseñé la casa que tiene con Flora, su segunda esposa, en A Coruña, aunque la terminó un arquitecto local. Luego he hecho más de ochenta tiendas con él… Solo tengo buenas palabras. Al principio de mi carrera, me ayudó muchísimo. Le debo mucho.
P: ¿Y su relación con Florentino Pérez, socio de su padre? ¿Soñaba con hacerle su casa?
R: Florentino me conoce desde que yo tenía cuatro años y para él siempre he sido el chaval de Juan. He sabido siempre que no iba a trabajar para Florentino. Ahora que ha pasado el tiempo, él me sigue viendo, no desde el ninguneo, pero estamos tan próximos que ni me considera. A ver, es un decir, porque yo sé que si necesito ayuda me la va a dar sin pensarlo. Esto es igual como lo del niño que le dice a su padre, que está empeñado en que sea abogado, que quiere ser actor… [risas]. Quería que yo trabajase en la empresa. Hace no mucho le hice una tienda a Pitina, su mujer, y a un montón de jugadores del Madrid.
P: Iker Casillas y Sara Carbonero querían mudarse a La Finca…
R: He hablado con él varias veces. Ahora estamos volcados con la casa de otro portero, la de Víctor Valdés, del Barça.
P: ¿Se puede ser amigo de los clientes?
R: Bueno. Algunos de ellos sí que terminan convirtiéndose en amigos. Pero, por ejemplo, a mí el mundo del futbol no me gusta, no siento especial admiración por lo que hacen, tampoco afinidad. Salvo Fernando Hierro, que es muy amigo. Luego le he hecho las casas a Raúl, Michel, Ronaldo y sé que nunca seremos amigos. Me ha dejado de interesar el nombre, me interesa el cliente que le gusta lo que hago. Por ejemplo, trabajar con los Entrecanales fue un placer, porque tenemos conceptos muy parecidos.
P: ¿Qué pasó con Felipe González?
R: Nada. Él tenía previsto hacerse una casa en Tánger, pero se separó de su mujer. Optaron por parar el proyecto. Ojalá la ponga de nuevo en marcha, porque hay muy buena relación entre nosotros dos.
P: ¿Cómo es contar en su equipo con María Porto, actual esposa del presidente de Asturias?
R: María sabe mucho del mundo del negocio del arte. Ella es una garantía para cualquier inversión. No se equivoca nunca. Viaja constantemente a Basilea, tiene mucha información y es una ‘curranta’ nata. Te puede dar imagen de frivolidad por su físico, pero es muy profesional. Es como Naty Abascal: trabaja mogollón.
P: ¿Por qué ha decidido anunciarse en La Noria? ¿Necesidad o provocación?
R: Me anuncié porque me parecía inaceptable el boicot que se ha hecho al programa. Es de un cinismo absoluto. Yo no entro a valorar los contenidos, porque muchos de ellos no me gustan. La audiencia es soberana y ha dado validez a ese programa. La publicidad no debe ni puede intervenir en los contenidos de los programas.
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