REDACCION | Miércoles 24 de mayo de 2017
La madre, Marta Ferrusola, está perdiendo ya la memoria a corto y largo plazo. El padre, Jordi Pujol, está sordo y también pierde la memoria, aunque solo la de los sucesos más recientes. Es la versión que transmite la familia Pujol Ferrusola. El juez José de la Mata va a llamarlos a declarar otra vez a los dos, tras hallar nuevos documentos del caso, incluidos los de la “madre superiora”. Los investigadores y la fiscalía temen que, si el caso sigue alargándose, al final la salud y la memoria de los Pujol sirva para alejarlos del banquillo y la prisión.
Marta Ferrusuola, la matriarca de la familia, la mare, cumplirá el mes próximo 82 años y está perdiendo la memoria, tanto la de corto plazo (también llamada memoria primaria o activa) y la memoria a largo plazo (secundaria), que hace referencia a sucesos con más de seis meses de antigüedad, según han confirmado dos fuentes del entorno de la familia a interviú. Estas personas indican que la situación de salud Marta Ferrusola es “delicada”. Una tercera persona que trata con ella lo explica con palabras menos técnicas: “La señora ya no está bien de la cabeza”.
Las mismas fuentes confirman que el padre, Jordi Pujol i Soley, también imputado, como su esposa y sus siete hijos, por la Audiencia Nacional, está sufriendo un proceso de pérdida de memoria, que va acompañado de una sordera aguda. En su casa, sin embargo, su deterioro es más leve. El expresident de la Generalitat, que cumplirá 87 años el próximo día 9 de junio, conserva la memoria secundaria o a largo plazo, pero ya está dando signos de que pierde la memoria inmediata o primaria, la de los sucesos más recientes.
El Capellán
Los dos patriarcas del clan Pujol Ferrusola están a la espera de que el juez José de la Mata, que ha calificado a la familia de “trama criminal”, vuelva a citarlos para declarar en la Audiencia Nacional. Mucho más, tras los nuevos hallazgos de la policía, que incluyen documentos firmados por Marta Ferrusola dando instrucciones en clave como “la madre superiora” (ver recuadro en esta página) para traspasar dinero a su hijo mayor, Jordi Pujol, Júnior (“el capellán”). Este está en prisión preventiva en Soto del Real, acusado de blanqueo de dinero y de formar parte de una organización criminal (su familia).
Los últimos informes policiales y de la Fiscalía Anticorrupción sitúan a la cabeza de esa organización, que habría blanqueado al menos 69 millones de euros procedentes de corrupción, a los padres. La familia Pujol mantiene que el dinero de sus cuentas en Andorra procede originalmente de una herencia del abuelo Florenci Pujol, fallecido en 1980, y que habría dejado una cantidad cercana a los dos millones de dólares a su hijo, entonces recién nombrado president de la Generalitat de Cataluña.
Han pasado cinco años desde que empezó el caso Pujol y las investigaciones continúan. Los padres ya declararon en la Audiencia Nacional en febrero de 2016. Entonces insistieron en su versión de la herencia del avi (abuelo). El tiempo corre en contra de la salud y la memoria de los dos patriarcas del clan.
Fuentes de la fiscalía y de la Policía Nacional han expresado su temor a que las dificultades de salud de los dos ancianos (“reales o exageradas”) puedan servir como estrategia de defensa y lograr que ambos eludan tener que declarar, o sentarse en el banquillo. El tiempo, en este caso, corre en contra de los investigadores y de la justicia. Una fuente del caso recuerda lo que ocurrió con Álvaro Lapuerta, que fue tesorero del PP y jefe de Luis Bárcenas durante muchos años. Durante la instrucción del caso Gürtel, también alargada durante años, Lapuerta, que ahora tiene 88 años, sufrió graves problemas de salud, incluidos dos ictus. Fue acusado, pero acabó quedando fuera del banquillo de la trama de corrupción (que está siendo juzgada actualmente en la Audiencia Nacional) por sufrir una demencia sobrevenida. La misma fuente explica que el abogado de Lapuerta es el mismo que el del matrimonio Pujol Ferrusola.
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