Miércoles 05 de julio de 2017
La emblemática firma de embutidos ha presentado un concurso de acreedores en los juzgados de Girona, con unas deudas de alrededor de 25 millones de euros. Se trata de un concurso de liquidación, en el que la compañía (asesorada por Cuatrecasas) ha incluido una oferta vinculante por la unidad productiva presentada por el grupo aragonés Piensos Costa.
La oferta busca asegurar la continuidad del negocio e incluye un compromiso para mantener la totalidad de la plantilla , y las condiciones laborales, de los 200 trabajadores de Casademont y de su filial Boadas Embutidos y Conservas (Becsa).
Los principales acreedores del grupo Casademont son los bancos, con unos 15 millones de euros (sin contar el circulante), seguidos por los proveedores, con 8 millones. La compañía debe también una mensualidad a la plantilla. Según fuentes próximas a la empresa, la subida del precio del cerdo, principal materia prima, ha precipitado la situación tras años de problemas, sólo amortiguados por la producción para terceros. En este sentido, el incendio de la fábrica de Campofrío convirtió a Casademont en proveedor del grupo castellano, hasta que la nueva planta cortó esta fuente de ingresos.
Según los datos del Registro Mercantil, Casademont facturó 72 millones de euros en el 2011, bajó a 52 millones en el 2013 y a 43,6 millones en el 2015. En el 2016, las ventas continuaron cayendo.
Casademont, que tiene sus orígenes en un obrador de embutidos en 1956, está controlada por Adriana Casademont, una de las seis hijas del fundador, propietaria y consejera delegada. Especializada en la elaboración de jamón y embutidos, dispone de dos centros de producción, en Sant Gregori y Palol de Revardit (Girona).
Con una capacidad para producir 25.000 toneladas anuales de embutidos curados, cocidos, loncheados y jamones, las ventas de la compañía fuera del mercado español asciende al 55% de su producción.
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