Un toro rezagado generó momentos de gran tensión en el segundo encierro de las Ferias y Fiestas de Guadalajara.
Los primeros metros de la calle Boixareu Rivera transcurrieron con normalidad, hasta que salió el morlaco que se había quedado atrás en los toriles. Mientras el resto de la manada continuaba su camino, propiciando bonitas carreras sobre todo en la parte final del recorrido, el peligro se generaba con las paradas y remates del rezagado.
Finalmente, gracias al buen hacer de dobladores y corredores, pudieron llevar a este último toro a la plaza, donde le esperaba uno de sus hermanos que se había hecho el remolón para entrar en corrales. Un último esfuerzo hizo que ambos entraran y se diera el encierro por terminado, con unos contusionados como único balance negativo.