OPINIÓN

Esclavos de la Democracia

Tribuna Abierta

Miércoles 22 de octubre de 2014
La Democracia como sistema político se nos viene dando como un conjunto de reglas de juego cada vez más aburridas. La participación en el mismo es progresivamente más difícil y al mismo tiempo se introduce en nuestras vidas intentando regular nuestro comportamiento en las cuestiones más intimas y personales, pretendiéndose dueña de nuestras propiedades y dinero. Los partidos políticos que estructuran el sistema están cada vez mas integrados por individuos peor preparados, no profesionales, con un objetivo prioritario consistente en el mantenimiento del propio partido, a los que se nos obliga a mantener con cuantiosas asignaciones y sueldos millonarios, que gozan de un status en relación con las personas, a los que ellos llaman ciudadanos, de autentico privilegio, que vulnera el principio de igualdad constitucionalmente reconocido. SIGUE


Nos imponen cada vez un mayor número de impuestos con una cuantía económica en aumento, justificándolo en variados argumentos.

No obstante, hemos visto como nuestros impuestos se pierden en subvenciones multimillonarias e innecesarias, en financiación de los propios partidos, en creación de burocracia con creaciones administrativas dentro y fuera de nuestras fronteras, en aumento innecesario de lujo político. Y ello naturalmente nos ha supuesto un empeoramiento de los servicios sociales.

El futuro que se nos venia encima de forma mas que rápida desde el año 2004, visto por personas medianamente formadas, trabajadoras, preocupadas por la familia, por el trabajo personal, por España, hacia prever que no estábamos en la buena dirección. El gasto escandaloso de las Administraciones Públicas, de personas físicas (particulares), de personas jurídicas, el aumento indiscriminado del crédito para cualquier actividad de la vida por el alegre aumento de los precios, unido al desmantelamiento moral provocado desde instancias públicas de propaganda, desemboca en la crisis española.

Unas organizaciones supranacionales, que aumentan sus presupuestos y deuda, a las que naturalmente tenemos que contribuir cada vez en mayor cuantía, que se nos descuelgan con normas que invaden nuestra intimidad obligándonos a un comportamiento determinado, anulando la capacidad de libre y consciente decisión, que se introducen en nuestros derechos fundamentales para anularlos en un clara ejercicio de anticonstitucionalidad, que critican nuestras costumbres seculares, que pretenden que nuestra moral cristiana se convierta en un reducto de nuestro yo interno sin posibilidad de exteriorización en nuestro comportamiento externo, que redacta agendas escolares en las que desaparecen las fiestas cristianas en favor de las judías o musulmanas, que redactan normas que favorecen el aborto como medida terapéutica, etc.

Y ahora ¿qué?. Pues a seguir cogiéndonos dinero para sus aficiones, subida de impuestos, de tasas, mas congelación de pensiones, bajada de sueldos de los funcionarios, y un mensaje permanente: vienen tiempos duros y hay que hacer mas ajustes, pero los ajustes ¿a quienes se hacen?, siempre igual, a los mismos, a las clases medias profesionales y trabajadoras, cuyas economías no dan para alcanzar productos fiscalmente rentables. Y además, cada vez menos contribuyentes de los que se pueda tirar porque se están quedando desempleados.

Mientras quienes deciden sobre nuestras economías y nuestras vidas, mantienen unas situaciones de privilegio por sus remuneraciones, por sus ventajas fiscales, por sus pensiones. Y todo pese a la igualdad constitucional, que ha quedado en una manifestación vacía de contenido.
¿Se pedirá responsabilidad a quienes han dilapidado nuestro dinero?, el dinero de todos y cada uno de nosotros, o por el contrario aquellos a quienes se ha votado para cambiar se van a quedar en pedirnos un aumento asfixiante del esfuerzo.

El voto que ha generado el cambio quiere: una España unida, ¡ España unida jamás será vencida! se coreaba la noche electoral, unos políticos españoles y valientes que sepan afrontar la situación, que sepan sufrirla con sus compatriotas, que sepan apoyar la iniciativa empresarial, que acaben con las actuales administraciones públicas generadoras de subvenciones y gastos sin sentido, que no le impongan a las personas conductas, que no les impongan un nuevo mundo ficticio y absurdo, que no engañen con las propuestas ecológicas con las que se enriquecen algunos y se tiraniza a otros, que se deje al hombre ser hombre y a la mujer mujer , y a ambos personas, que se proteja a la familia desde una visión cristiana de la vida. En definitiva, que se comprometan con la sociedad a la que deben servir, fundamentalmente servir, no diseñar.
¿Un imposible? .- No
De no ser así continuaremos siendo esclavos del sistema por medio de los partidos políticos, pero esclavos en el sentido definido por la Convención de Ginebra de 1926, pues se ejercita el derecho de propiedad sobre nosotros, fundamentalmente sobre todos aquellos que no militan en determinadas élites.

Nuestra Constitución se ha transformado en una suerte de ley de enjuiciamiento, y las leyes de enjuiciamiento no tienen protección constitucional. Y en ese nivel de protección estamos.

Es hora de remover los obstáculos.

Fernando M. Chausa Hernández
Abogado

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