Durante siglos, los magos han aprovechado los resquicios creados por nuestra percepción del mundo, han explorado sus límites de la conciencia para crear ilusiones a partir de falsas realidades, para hacernos vivir experiencias que nos dejan perplejos y, con frecuencia, también con la boca abierta. Hoy son los científicos quienes se interesan por el trabajo de estos artistas de la conciencia, buscando nuevas líneas de investigación en las ciencias cognitivas.
Los sentidos aportan una información parcial de la realidad. Sin embargo, la percepción global se fabrica en el cerebro, que combina e integra toda esta información y la matiza a través de nuestras experiencias vividas y de nuestras expectativas futuras.
La exposición Ilusionismo, ¿magia o ciencia? explica cómo funciona nuestro cerebro. Y lo hace a través de experimentos realistas y objetos originales que se combinan con metáforas y contradicciones museográficas. La muestra ha sido inaugurada por Jaime Carnicero, vicealcalde de Guadalajara; Francisco Javier Escamilla, director de instituciones de CaixaBank en Guadalajara y Cuenca; e Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la carpa instalada en el Parque de la Amistad.
Los visitantes podrán realizar un recorrido por el fascinante mundo de las ilusiones a través de divertidos módulos interactivos, vídeos en los que prestigiosos científicos cuentan cómo interpreta nuestro cerebro la realidad y un espacio chill out donde relajarse y poder profundizar en los contenidos de la muestra consultando libros de divulgación científica.
El cerebro es un órgano altamente especializado que, además de interpretar la información exterior, nos ha permitido sobrevivir como especie a lo largo de millones de años de evolución. Pero no es perfecto. No reconstruye exactamente la realidad, sino que la interpreta y la combina economizando energía y procesos, y es en este resquicio donde los magos encuentran un espacio para crear sus ilusiones.
En esta exposición comprobaremos cómo funcionan los sentidos desde el punto de vista físico, fisiológico, psíquico y cultural, siempre teniendo en cuenta que no actúan por separado.
El visitante podrá observar, por ejemplo, que una misma pieza musical interpretada por el mismo músico y con igual virtuosismo, pero en escenarios diferentes, produce diferentes sensaciones y genera distintos grados de expectación en las personas que la escuchan. También podrá descubrir que una observación parcial, centrada exclusivamente en uno de los sentidos, no es del todo fiable, y que la combinación de estímulos de diferente signo puede alterar drásticamente la percepción global de una determinada realidad. Si esto se provoca de manera premeditada, se consigue que el cerebro vea, únicamente, lo que nosotros queramos que vea. Esta es una de las técnicas del ilusionismo.
¡Adelante, empieza el espectáculo!
Para entender el proceso de cómo captan nuestros sentidos la realidad y envían la señal a nuestro cerebro, que la interpreta, el público podrá experimentar con los módulos de los sentidos: la vista, el oído, el olfato y el tacto.
¿Depende el olfato de nuestra nariz? ¿De nuestro ojos?, etc. En esta exposición veremos que la percepción se produce en el cerebro, que combina e integra toda la información que procede de cada uno de los sentidos y la matiza a través de nuestras experiencias vividas y de nuestras expectativas futuras.
Todo lo que percibimos, pensamos y experimentamos se fabrica en nuestro cerebro. Somos lo que nuestro cerebro nos dice que somos y lo que nos permite ser; él es quien interpreta la realidad. Algunos de los principios con los que nuestro cerebro trabaja, precisamente, son los que facilitan la creación de ilusiones.
Los ilusionistas, investigadores y artistas han aplicado estos y otros fundamentos para crear una variada gama de efectos e ilusiones de distinta índole. Los trucos de perspectivas, como la habitación de Ames, y las ilusiones ópticas y auditivas son algunos de los recursos que utilizan los magos en sus juegos visuales. En este espacio también podremos ver cómo un lápiz gigante y mágico atraviesa dos piezas en un ángulo imposible, una anamorfosis, una imagen deliberadamente distorsionada, y otras muchas sorpresas.
En el universo de las ilusiones, el cine se encuentra en una posición preferente. Por ello, en esta muestra, el séptimo arte ocupa un lugar privilegiado. La cámara oscura, la linterna mágica, los juegos ópticos, las luces y las sombras... Los diferentes módulos de este apartado pasan revista a las ilusiones, unas más celebres que otras, pero todas con un enorme potencial para generar admiración o incredulidad y, sobre todo, sorpresa. Un gran zootropo, una cámara oscura… son algunas de las experiencias que el visitante podrá disfrutar.
En un espectáculo de ilusionismo, el espectador es cómplice del mago y acude al espectáculo para disfrutar del arte y la ciencia. Juntos permiten al ilusionista crear efectos de realidades improbables.
Pero, desde la antigüedad, algunas personas han usado técnicas de ilusionismo con finalidades deshonestas, como el fraude, el timo y el engaño. Los trileros aún engañan a la gente en la calle. Esto será casi imposible después de visitar esta exposición, ya que el público podrá ver el truco que utilizan y así nadie caerá en el engaño.
Esta muestra nos revela que la frontera ética del uso del ilusionismo es delicada. Los métodos empleados para fabricar ilusiones pueden ser, en ocasiones, utilizados como auténticos fraudes.
El ilusionismo consiste en crear sucesos altamente improbables que nos llenan de perplejidad y admiración: un gran engranaje que levita en el aire, convertirse en parte de una araña…, y, como toque final, el gran ilusionista Juan Tamariz invita virtualmente al público a convertirse en un auténtico mago.