Revista de Prensa.- El Confidencial
El Palacio seguirá vacío hasta después de las fiestas
Miércoles 22 de octubre de 2014
Rajoy no tiene prisa por estrenar su nueva residencia oficial en el Palacio de La Moncloa. El presidente del Gobierno y su familia, que, finalmente, han desechado la idea de seguir viviendo en su vivienda de Aravaca, no se mudarán a sus dependencias oficiales del complejo presidencial hasta después de Navidades. El Palacio, de momento, lleva ya cuatro días de extraño vacío tras la marcha de Rodríguez Zapatero a Somosaguas el pasado martes. Habituarse a La Moncloa altera la vida de todos los que por ella han pasado. El síndrome del palacio parece ser un sino inevitable de todos sus inquilinos que, conforme han ido acostumbrándose al poder, han perdido capacidad de sintonía con la realidad que les rodea. Rajoy y, especialmente, su esposa, Viri Fernández, quisieron evitarlo a toda costa y no hace mucho lanzaron el globo sonda de no vivir en la residencia oficial. SIGUE
Pero las razones evidentes de seguridad inherentes al cargo han acabado por echar por tierra sus planes. De hecho, ya desde el pasado 21 de noviembre, Viri y sus dos hijos, Mariano, de diez años, y Juan, de 4, tienen una protección especial por parte del Ministerio del Interior. Fue una de las primeras medidas que el jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, solicitó después de que el PP ganase las elecciones generales.
La familia presidencial pasará estas fiestas navideñas en Pontevedra, aunque Rajoy acortará las celebraciones para hacerse cargo de su apretada agenda y después, con el Año Nuevo, llegará el cambio. Los hijos, sin embargo, seguirán con sus costumbres y permanecerán en el mismo colegio en el que hasta ahora están matriculados. Según fuentes del PP, Viri sí está preocupada en cómo puede afectar este cambio a sus hijos pequeños.
Rajoy visitó este miércoles por primera vez como presidente el complejo de La Moncloa con José Enrique Serrano, jefe de gabinete y de protocolo de Zapatero, como cicerone. En los próximos días tendrá que decidir, entre otras medidas, si seguirá ocupando el despacho que ha utilizado hasta ahora su predecesor o si, en cambio, hace como José María Aznar, que utilizaba habitualmente otro despacho más personal situado en la planta baja de la propia vivienda oficial.
“Cada presidente va viendo lo que le resulta más cómodo”, explica María Ángeles López de Celis, quen fuera secretaria de La Moncloa durante más de tres décadas y que ha escrito el libro Los presidentes en zapatillas. “Hay quienes prefieren utilizar más el despacho que está en el edificio del Consejo de Ministros, como Zapatero, y tener la sensación de que salen de casa todos los días para ir a trabajar, aunque solo tengan que recorrer unos 100 metros de distancia. Otras veces prefieren quedarse en el que tienen dentro de la vivienda porque se concentran mejor, porque quieren repasar papeles o porque están más tranquilos. Hay que entender que cada vez que el presidente sale de casa moviliza a muchas personas”.
Un amplio séquito que, según explica López de Celis, involucra en total a unas 50 personas. Entre ellas, 3 cocineros, 4 auxiliares de cocina, una planchadora o 3 camareros que atienden al presidente en todo momento, así como un amplio equipo de personal de limpieza y un batallón de jardineros.
Tres dormitorios
La vivienda, de unos 200 metros cuadrados por planta, consta de 3 dormitorios, 2 cuartos de baño, una cocina y un amplio salón. “Normalmente, intentan adaptarse a lo que hay”, asegura Celis. “Aunque, cada uno se suele traer sus cosas más personales, como su cama o el sofá en el que están más cómodos para ver la tele. El que viene trae sus cosas y se acopla a una casa que no es la suya y que sabe que no lo va a ser nunca de manera definitiva”.
Un edificio que, por cierto, según explica la antigua secretaria, tiene los achaques propios de su antigüedad y presenta problemas en su estructura relacionados con humedades, cañerías o instalación eléctrica.
Cada inquilino que ha ido pasando por La Moncloa ha dotado al complejo de un toque personal, acorde a sus gustos. Aunque la que más mano metió en la decoración, cambiándola de arriba abajo, fue Ana Botella, que convirtió el edificio del Consejo de Ministros en algo más parecido a un palacio como el de El Pardo, con tapices, alfombras, relojes… “Ese edificio fue inaugurado en la primera presidencia europea de España por Felipe González y tenía una decoración minimalista y ecléctica, pero muy sencilla. Ana Botella consideró que no era lo más adecuado y optó por una mucho más clásica que luego cambiaron Zapatero y su esposa cuando llegaron porque creían que era muy recargada”.
El palacio está a la espera de que los Rajoy, Mariano, Viri, Mariano y Juan, lleguen en unos días para inaugurar una nueva etapa en la historia del complejo. Con el tiempo aflorarán los gustos más personales del nuevo presidente del Gobierno.
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