Con el tradicional entierro de la sardina, Guadalajara capital despidió ayer las celebraciones de Carnaval con un ambiente festivo y lleno de color.
Una de las novedades del programa de este año dejó patente que las penas, en compañía, se llevan mejor. Y si no, que se lo pregunten a la majestuosa sardina que desfiló hacia la plaza Mayor, camino de la hoguera, acompañada como siempre por un séquito magníficamente ataviado para la ocasión.
Y junto a las plañideras, comparsas, músicos y otros entrañables personajes de esta cita..., como novedad destacada, hay que mencionar la divertida y elaborada participación de cientos de niños y niñas de corta edad que, en representación de distintos colegios de la capital, contribuyeron a dar un toque especial al acto. Felicidades.
Una vez en la plaza, tras la lucha de Don Carnal y Doña Cuaresma, el fuego puso fin a la celebración.