Juan Munguira | Martes 31 de julio de 2018
Nuestro planeta se enfrenta cada vez con más frecuencia a las consecuencias imprevisibles del cambio climático y el agotamiento de los recursos, por lo que es urgente adaptar nuestro modelo productivo a un modelo más sostenible.
La Comisión Europea acaba de presentar, el 8 de marzo del año 2018, un Plan de Acción para una economía más ecológica y más limpia en la que sugiere que se necesitan alrededor de 180 mil millones de euros para alcanzar los objetivos de la UE para el año 2030, en el que se ubica como objetivo prioritario una reducción del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La propuesta se enmarca dentro de un amplio y extenso paquete regulatorio de la Unión europea en el que incluyen otras propuestas relacionadas con una política de aire limpio, economía circular, energía y medidas sobre la adaptación al cambio climático.
Con esta iniciativa la Comisión Europea pretende reafirmar su compromiso de unirse a la lucha contra el cambio climático con medidas concretas que certifiquen su solidaridad con el denominado Acuerdo de Paris y con la Agencia de Naciones Unidas para el desarrollo sostenible.
La Comisión Europea entiende que la sostenibilidad y la transición hacia una economía hipocarbónica, más eficiente en el uso de los recursos y más circular es fundamental para garantizar la competitividad a largo plazo de la economía de la Unión Europea.
Establece que la transparencia sobre sostenibilidad debe publicarse en la web de los participantes en los mercados financieros incluyendo información sobre la metodología utilizada para valorar y gestionar el impacto de los criterios de sostenibilidad en las inversiones efectuadas.
Un elemento significativo en la política regulatoria proyectada es la elaboración de un sistema de clasificación para analizar el desarrollo de las actividades sostenibles, con medidas concretas como la creación de normas y etiquetas aplicables a productos financieros sostenibles.
Estas nuevas medidas regulatorias europeas representan un oportunidad única para la industria agropecuaria de Castilla- La Mancha de captar inversiones sostenibles ya que de manera progresiva los inversores institucionales y las entidades financieras tendrán que destinar sus inversiones a este tipo de actividades , constituyendo la industria agropecuaria un destino natural de las mismas.
A título ejemplificativo Castilla La Mancha elabora 90 mil toneladas de aceite de oliva virgen con un total de 120 almazaras cooperativas con un facturación de 167 millones de euros anuales que debieran despertar la atención de los participantes en los mercados financieros ante esta nueva batería legislativa.
Por otro lado, el sector ecológico está teniendo un gran crecimiento, existen previsiones muy positivas ya que además del aumento del peso específico del consumo de los alimentos ecológicos la nueva regulación medio ambiental aplicable al mundo financiero pretende reorientar sus flujos financieros hacia actividades sostenibles, como la que representan los productores de aceite de oliva, vino, frutos secos y setas ecológicas de Castilla La Mancha.
Vivimos en una época en la que un año equivale a un lustro de antes, la tecnología, la innovación y el medio ambiente son los nuevos gurús del mundo financiero, la industria agropecuaria debe aprovechar esta oportunidad.
En un momento en el que se está hablando de una guerra comercial, en la que la dinámica de la confrontación se está imponiendo no debemos desaprovechar la ventana de oportunidad que ofrece canalizar flujos financieros europeos al albor de la nueva legislación sobre sostenibilidad financiera hacia la industria agropecuaria castellano.-manchega.
Los gobernantes autonómicos y provinciales debieran impulsar con medidas fiscales y económicas la mejora de estas compañías en técnicas agrarias, gestión del agua y gestión de la energía, para conseguir su completa sostenibilidad y hacerse destinatarias de este potencial flujo financiero sostenible.
Juan Munguira
Miembro del Comité Gobierno corporativo de la OCDE.