Juan Munguira | Jueves 30 de agosto de 2018
El frenazo de la economía china amenaza con desconectar uno de los baluartes del crecimiento del PIB español, las exportaciones a América Latina y a otros países emergentes. España no exporta grandes cantidades directamente a China, pero parte de sus socios como Alemania y Francia si lo hacen. Una desaceleración de las ventas de ambos países, puede pasar factura al sector exterior español.
Por otro lado, la política monetaria restrictiva tanto de la Reserva Federal (FED) con la subida de sus tipos de interés, como la que va a seguir en el futuro el Banco Central Europeo (BCE), genera una mayor demanda de dólares y de euros por parte de los países emergentes (para aprovecharse de los mayores tipos de interés presentes y futuros en los países ricos), lo que deprecia sus monedas nacionales. La debilidad de sus monedas, por ejemplo en México y Brasil, hace que sus exportaciones sean más competitivas en perjuicio de sus importaciones.
En la teoría de los juegos, una empresa que va a tomar una decisión no debe preguntarse simplemente qué tiene que hacer, sino qué tiene que hacer tomando en cuenta lo que piensa que harán los demás, los otros implicados en la situación.
Es lo que sucede en una partida de ajedrez, el jugador por lo general antes de mover una pieza, piensa en la movida de su contrincante para adelantarse a su jugada y finalmente ganar. La toma de decisiones y el análisis se hacen siempre buscando una función de utilidad, un objetivo. En el caso del ajedrez: ganar la partida.
Con el proteccionismo no hay más verdad que la realidad de una batalla arancelaria, cuyos efectos nocivos empiezan a descontar los mercados. La batalla tiene como ejes principales a EEUU y China, pero también afecta directamente a la Unión Europea, México, Brasil, Turquía y Canadá. La lira turca ha sido la gran protagonista de los mercados financieros este verano, la volatilidad ha sido consecuencia de los desequilibrios acumulados por la economía y el conflicto comercial con Estados Unidos.
Los bloques comerciales están enzarzados en una disputa comercial con detonadores a ambos lados de la confrontación, en una situación que la teoría de los juegos simboliza como “el juego de la gallina”. Ambos van hacia un choque frontal a menos que uno de los dos ceda y se aparte primero. Pero ninguno de ellos parece que va a ceder, ya que la correlación de fuerzas está igualada. Esto implica que la cosa puede acabar como no debiera.
El problema puede agravarse con el uso de las reservas de dólares para proteger al yuan, medida ya utilizada en el año 2015 y que originó convulsiones significativas en los mercados. China posee grandes cantidades de bonos del Tesoro de EEUU, en unas circunstancias en que sobre los mercados de deuda se asoman tormentas, y no precisamente pasajeras.
En el trasfondo de esta guerra comercial subyacen dos elementos de gran calado, la viabilidad de la organización mundial de comercio y la relación comercial con China. EEUU ha anunciado aranceles unilaterales contra productos chinos por valor de 50 mil millones de dólares, apoyados en que las empresas chinas roban la propiedad intelectual de las innovaciones norteamericanas.
El conflicto comercial probablemente se enfriará en un tiempo razonable, aunque a día de hoy se trata de un problema poliédrico con diferentes aristas y superficies. La auténtica normalización tardará en instalarse. Hay que rendirse a la evidencia de que la normalización resultará bastante más compleja y difícil de alcanzar que lo que se preveía, cuando comenzaron las siempre inoportunas batallas dialécticas.
En este inestable contexto, las empresas exportadoras españolas y las de la región en particular, tienen que desarrollar todas las capacidades posibles para verse afectadas mínimamente por el proteccionismo comercial esbozado.
Una pelea comercial generalizada y prolongada, perjudicará la confianza de las empresas, las inversiones y el empleo, lo cual puede reducir el poder de compra de todos los consumidores.
En el caso particular de esta región, la provincia de Guadalajara ha alcanzado, durante el ejercicio 2017, un montante de 1808 millones de euros en sus exportaciones , con un record de exportaciones de toda Castilla La Mancha de 7056 millones de euros. Es oportuno y aconsejable que las líderes de nuestras comunidades destinen públicos recursos a la asistencia y apoyo del tejido exportador de la región, la complejidad internacional así lo aconseja.
Los países inmersos en este conflicto comercial, no debieran olvidar que uno no debe jugar al póquer contra su prestamista.
Juan Munguira
Profesor de los mercados financieros
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