Este fin de semana, en uno de los últimos días del verano, han regresado las veladas literarias al Parador de Sigüenza. Lo han hecho con una protagonista excepcional: Rosa Montero. La escritora y periodista calificó de “magnífica” la idea de estas tertulias, organizadas por Paradores y Ayuntamiento desde marzo de 2017.
Fue la concejala de Cultura del Ayuntamiento doncelino, Sonsoles Arcones, quien introdujo brevemente el acto, antes de dar paso a la tertulia-entrevista, que condujo la igualmente periodista y escritora, Marta Robles.
Partiendo del último libro publicado hasta la fecha por la literata, 'Nosotras, historias de mujeres y algo más', Montero y Robles hablaron, con una complicidad que puso de manifiesto la amistad que las une, de biografías, incluida la de la propia escritora. “Mujer extraordinaria, la de Rosa Montero bien podría ser una de las que recoge este libro, pero no por olvidada -es un referente- sino porque, entre otras muchas cosas, ha despertado la vocación periodística y literaria de mujeres, y hombres, que han querido emularla; que han querido ser tan libres y capaces como ella es”, afirmó la entrevistadora.
De entre sus logros innumerables, Robles destacó el último, el Premio Nacional de Literatura, obtenido en 2017, además de recordar que sus artículos y entrevistas sirven de ejemplo a alumnos de Facultades de Periodismo en todo el mundo. “Amo a esta mujer menuda, rebelde, nerviosa, insegura y tan frágil y fuerte a un tiempo como para provocar tempestades cuando ha de hacerlo y esconderse en su universo particular, junto a sus perros y a sus amigos, si la ocasión lo requiere. Es mágica. Es pura poesía”. Así la definió su entrevistadora. Abrumada por la presentación, Montero dejó claro, sin embargo, que “pasar a la posteridad no es un tema que me preocupe, no pienso en ella”.
La charla se adentró entonces en 'Nosotras', edición especial de uno de los libros fundamentales de Rosa Montero, que incluye el texto original de 'Historias de mujeres', publicado hace veinticuatro años, al que ha añadido ahora noventa nuevos pequeños retratos. La presentadora destacó cómo la escritora ha novelado el trabajo de investigación previo que tuvo que llevar a cabo para conocer la biografía de las protagonistas, de manera que al lector “le llueve la vida de estas mujeres y percibe cómo siente Rosa Montero a cada una de ellas, todas personajes inquietantes y embriagadores”.
Curiosamente, la conversación empezó por el valor de los tatuajes para la escritora. “Vivimos en un cuerpo que no hemos elegido. Cuando te haces un tatuaje, lo marcas con tu voluntad”, reflexionó, antes de contar en público los dos últimos que lleva impresos; uno en el antebrazo, Sapere aude o atrévete a saber, una locución latina que divulgó Kant en su ensayo '¿Qué es la ilustración?'; y el penúltimo, 'ni pena ni miedo' extraído de un verso del escritor chileno, Raúl Zurita, que lleva en la nuca. “Un lema para la tercera edad”, aseveró. Montero contó que se encontró con Zurita en el desierto de Atacama, precisamente en el lugar en el que excavó esta misma frase. Tiene 3.140 metros de longitud y sólo puede verse desde el aire. Caminar sobre esas letras ciclópeas le hizo especialmente consciente de que “cuanto mayor eres, más pena y más miedo al futuro sientes”. Por lo tanto, “conviene superarlo”.
El libro original, 'Historias de mujeres', repasaba las biografías de 16 féminas extraordinarias. “Soy una gran lectora de biografías. Son cartas de navegación de la existencia, porque dentro de cada uno, estamos todos”, afirmó. El hecho de que “ascendamos ahora un escalón en la deconstrucción del sexismo, que nos afecta a todos, hombres y mujeres, me hizo pensar que sería buena idea revisitar el texto”, explicó Montero.
Las nuevas protagonistas de 'Nosotras' pertenecen a épocas históricas muy diversas. La revisión del libro estuvo, en parte, guiada por una investigadora de la Universidad de Valencia, Ana López Navajas, esfuerzo al que la escritora añadió su “interés y datos”. El proceso de escritura primigenio, y la posterior ampliación, revelaron a la escritora que no es verdad que no haya habido mujeres importantes en la historia por no haber podido estudiar en la Universidad o, en general, trabajar fuera de casa, algo para lo que, en muchos casos, se tenían que disfrazar de hombres. Muy al contrario, “pese a todas estas dificultades, hubo miles de ellas que no han sido reconocidas”, dijo.
La escritora citó algunos ejemplos, como el de la princesa acadia Enheduanna (2285–2250 a. C.). “Escribió un poema religioso, la 'Exaltación de Innana', que es el primer texto literario firmado de la historia de la humanidad, e hizo las primeras anotaciones musicales y astronómicas”. Asimismo, recordó que la primera película con argumento no fue obra de los Hermanos Lumière, sino 'El hada de los repollos', obra de una mujer francesa llamada Alice Guy.
Montero afirmó también que la trayectoria profesional de las mujeres “nunca fue acreditada, por lo que todas tuvieron que empezar de cero”. Esto fue lo que le ocurrió a Clara Shumann (1819-1896). “Fue una de las músicas más importantes de su época. Compuso algunas de las obras atribuidas a su marido, Robert Shumann. Y no siguió ese camino por algo que lamenta en su diario: 'en un momento de mi vida tuve la loca ambición de ser compositora, pero después pensé que, si nadie lo había conseguido, ¿por qué iba a hacerlo yo? Y abandoné mi sueño'. Sin embargo, es mentira. Antes que ella hubo muchas compositoras importantísimas, e incluso también las hubo contemporáneas suyas en Europa, solo que su trabajo nunca traspasó las fronteras nacionales”. Según la escritora, ese peso ha silenciado a las mujeres, como también lo hicieron algunas relaciones perversas. En este sentido citó la que mantuvieron Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí: “Además de un gran poeta, Juan Ramón Jiménez era un neurótico. Dependía de ella por completo, hasta el punto de oscurecer el talento de una mujer brillante, que había sido, por ejemplo, la traductora de Tagore”; o la de Gregorio Martínez Sierra (1881-1947), “supuestamente uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, sobre el que hicieron cuatro películas en Hollywood, cuando, en realidad, no escribió nada”, afirmó, y María Lejárraga (1874-1974). Montero señaló que fue su mujer, quien lo hizo. Aun después de haber sido abandonada por su marido, Lejárraga siguió escribiendo personajes de lucimiento para la que era amante de Martínez Sierra, la actriz Catalina Bárcenas, e “incluso conferencias feministas”.
Pero 'Nosotras' habla también sobre mujeres perversas, como Laura Riding, poetisa norteamericana, amante de Robert Graves. Su sobrino, Richard Graves, escribió un libro titulado 'Robert Graves' (Edhasa) cuya lectura recomendó la escritora, en el que cuenta la espeluznante historia de esta relación. “Era una sicópata que ejerció sobre Graves la atracción que la locura tiene para los escritores”, dijo.
El final de la entrevista analizó la obra de Montero desde un punto de vista más general, y también desveló algunos datos poco conocidos de su vida.
Marta Robles señaló como dos constantes en sus novelas los temas de la muerte y la soledad. Al respecto de lo primero, Montero señaló que quizá sea la escritora más existencialista de su generación. “Todos mis libros hablan de la muerte, del sentido de la vida, del paso del tiempo. Estoy obsesionada con el paso del tiempo. Creo que los escritores nos damos cuenta desde la infancia de lo que el tiempo nos roba, y escribimos para luchar contra ese ladrón. También la soledad es uno de mis temas recurrentes, pero enfocado desde otro ángulo (…) Hablo de la necesidad de los otros para que la vida merezca la pena ser vivida. Mis personajes comienzan en una situación calamitosa. No se quieren nada. Son misántropos. Odian el mundo. Llega entonces una prueba que les presiona, que los pone en riesgo, y que acaban por vencer. Escribo novelas de supervivientes, no de perdedores, que terminan en un lugar un poco mejor que donde empezaron. Se conocen más, se perdonan algo, y se apoyan, para hacerlo, en una especie de 'parafamilia' de monstruos, heterodoxos, en los bordes, en la frontera, pero que resultan ser mejores que las personas 'normales'”, afirmó.
Sobre lo segundo, Rosa Montero aseguró sentirse orgullosa de su capacidad de ser amiga: “tejer esa trenza con la otra persona acarrea mucho esfuerzo e inversión de tiempo. Por eso la amistad es algo que valoro mucho. Es lo mejor de la vida, y una de las dos cosas por las que compensa envejecer, que, en general, no tiene ni pizca de gracia. Cuando eres mayor, es posible que seas más sabio, no solo por erudición, sino como fruto de una trayectoria vital bien asumida. Además, los años te hacen crecer con los amigos, y tener un pasado cada vez más largo con ellos”.
Animalista declarada, Rosa Montero contó que su padre fue novillero, e incluso intentó ser matador de toros en una carrera taurina que truncó la Guerra Civil, y que continuó como banderillero de los mejores de la época, como Luis Miguel Dominguín o Antonio Ordóñez. “Sin embargo, fue de él de quien aprendí el amor hacia los animales. Cuando él empezó, la medicina no era lo que es hoy. Morían muchos toreros cada temporada y, pensaba, equivocadamente, porque el toro no escoge, que era una lucha de igual a igual”, opinó.
Por último, y sobre su obra, Montero aseveró que 'Historia del rey transparente' “es mi novela más ambiciosa, 'Bella y oscura', “la más poética”, 'La loca de la casa' “la más original y radical” y las últimas, “las más maduras”. El alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre, estuvo presente en la tertulia, y se acercó a saludar a la escritora en nombre de la ciudad al final de la misma.