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Las monedas digitales y los medios de pago electrónicos en el Reino de España

Juan Munguira | Martes 09 de octubre de 2018
Victor Hugo decía que el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.

La tecnología está transformando las relaciones comerciales y el dinero no va a quedar al margen. La democratización del dinero pudiera llegar incluso a convertir el dinero físico en piezas de museos de manera similar a las tradicionales máquinas de escribir, ante la consolidación imparable de la ola de digitalización imperante.

Contar con un marco legal apropiado de medidas que apoye el proceso innovador de los medios de pago no es sencillo, y requiere de recursos que exceden de las competencias de los reguladores y autoridades nacionales.

En este contexto, el Reino de España debe adaptarse con celeridad a los nuevos cambios tecnológicos con medidas legislativas, fiscales y educativas que ayuden a la denominada digitalización de los medios de pago. El sistema productivo y exportador así lo demanda.

En torno a las criptomonedas existe una gran literatura, pero todavía se anhela un estudio reflexivo sobre su influencia real en los medios de pago y en las transacciones comerciales.

El crecimiento de las monedas digitales no es una casualidad, es el resultado de muchas fuerzas trabajando juntas. La mano invisible de los mercados y la mano visible de los gobiernos y la regulación.

Las cybermonedas pueden servir de contrapeso al arsenal inagotable de compras de activos financieros por parte de los bancos centrales, que solo pueden defender su rol de moneda de reserva, si mantienen la aquiescencia de los mercados secundarios de valores.

Las monedas digitales ya existen, las reservas que tienen los bancos comerciales en los bancos centrales o los pagos que hacemos con tarjetas de crédito, son ejemplos plausibles de dinero digital.

En una iglesia de Bergen en Noruega, una vez finalizada los servicios religiosos, se pasa el cepillo para depositar las monedas que los feligreses consideren oportunos, pero actualmente se hace ya con datafonos donde los smartphones efectúan la transferencias que sus titulares consideran oportunos.

El desafío de la nación española es modificar la mentalidad de los usuarios, especialmente los de edad más avanzada o menos receptivos a la implementación de las nuevas tecnologías y preparar principalmente a los empresarios y a los comerciantes, ante la creciente internacionalización de la economía globalmente considerada.

Uno de los principales proveedores comerciales no europeos para España es China, lo que demanda adaptarse a las particularidades del país asiático . China, que el mayor inversor en bonos del tesoro de EEUU, con el 21 % de la deuda externa estadounidense, está preparándose para una hipotética, que no previsible a corto plazo, pérdida de influencia del patrón dólar.

Las relaciones comerciales con el país asiático aconsejan que nuestro tejido industrial esté preparado, ante un incierto pero no desechable nuevo escenario, con monedas digitales que sirvan como medio de pago en las relaciones comerciales.

Los esfuerzos por desarrollar una moneda digital propia en China, se inclinan hacia un modelo que aglutine las características de las criptomonedas y las singularidades del sistema monetario existente en el país asiático.

Existen básicamente dos alternativas, las monedas digitales privadas (el bitcoin es un ejemplo de ello) o una moneda digital que tenga la garantía del banco central, la cual debido a la fortaleza institucional que emana de las autoridades monetarias tiene mayores posibilidades de generalizarse en su aplicación práctica.

En el año 2020, se estima que el 53% de los españoles serán usuarios de medios de pagos no bancarios (Paypal, Amazon y similares), lo que supone un reto competitivo a la vez que una oportunidad. La tendencia es la pérdida del protagonismo del dinero físico.

La nueva Directiva Europea 2015/2336 sobre servicios de pago en el mercado interior, establece que el desarrollo continuado de un mercado único integrado de pagos electrónicos es esencial para apoyar el crecimiento de la economía de la Unión Europea y para garantizar que los consumidores, comerciantes y las empresas en general disfruten de las posibilidades de elección y condiciones de transparencia en los servicios de pago.

El sector exportador, así como otras industrias, se encuentran ante un importante reto de transformación tecnológica, los desafíos que presenta la transformación digital son ya ineludibles.

Quien se niega a aplicar remedios nuevos, debe aprestarse a sufrir nuevos males, ya que como decía Kennedy

La única certeza incambiable es que nada es certero e incambiable

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