Guadanews: ¿Cómo empieza su pasión por la música?
Diego Ramos: Empecé como lo hace todo niño, con unos estudios musicales. Comienzo muy pequeño, en una sociedad porque entonces no había conservatorio allí. Va creciendo mi interés y me voy formando cada vez más. Después me vengo a Madrid y sigo formándome, para luego irme al Conservatorio Superior de Badajoz y estudiar con el maestro Esteban Sánchez. Termino allí y sigo dando vueltas, conociendo al pianista ruso Vitaly Margulis, con el que tengo el gusto de tocar en Los Ángeles, y sobre todo después a Alicia de Larrocha, en Barcelona. Esos son los pilares principales de mi formación, Así empecé a tocar, dar conciertos… La actividad normal de un pianista, además de compaginarlo con la docencia.
GN: Contando con que un músico no deja nunca de formarse.
DR: Estoy en el estudio ahora, no te digo más (ríe). Esto es un trabajo al que hay que echarle muchas horas, para ahondar cada vez más en las ideas de los grandes compositores. Esa es la idea fundamental de la música, que es una tarea muy complicada porque no se termina de aprender nunca. O dicho de otro modo, que se está aprendiendo siempre.
GN: ¿Y cómo llega a Guadalajara?
DR: Pues estaba trabajando en el Conservatorio de Alcázar de San Juan-Campo de Criptana y pedí un traslado a Guadalajara, porque me apetecía mucho trabajar aquí. Así llevo el curso pasado y lo que va de este, y ahora me he venido a vivir a Valdeaveruelo, a la urbanización Sotolargo. A la Campiña, que no la Alcarria, que ya me lo han aclarado los campiñeros (risas). Y ahora estoy muy inmerso en los conciertos, en el Conservatorio, luchando con los alumnos y haciendo lo mejor posible mi trabajo.
GN: ¿Qué importancia tiene esa docencia en su carrera?
DR: Es fundamental, porque hay un ‘feedback’ muy rico entre lo que uno enseña y lo que uno aprende con el alumnado. Esto es muy interesante porque ellos nos aportan también muchísimo, nos hacen salir de nuestra burbuja del estudio y el piano, y a la hora de intentar explicar todos esos problemas que surgen nos colocan en una situación en la que encontramos cosas muy interesantes. Es una relación artística, pero también personal, que como ser humano te enriquece muchísimo.
GN: Pero no todo es docencia en su carrera, habiendo incluso un disco publicado.
DR: Claro, yo sigo manteniendo esa doble faceta que para mí es fundamental, la de intérprete y la de profesor. Creo que es muy importante también hacia la clase, seguir batiéndose el cobre en los escenarios y estudiando mucho para después aportarlo también al aula. Así que sigo con mi carrera y ahora me voy a Francia a un festival. Antes publiqué un disco, en 2018, con la integral de las ‘Danzas españolas’ de Enrique Granados, que está teniendo una acogida fantástica con muy buenas críticas también. Y sigo tocando, siguen los conciertos.
GN: ¿Qué es lo que le gusta tocar?
DR: Por mi relación con Esteban Sánchez y con Alicia de Larrocha, estoy muy metido con el repertorio pianístico español. Toco de todo, todo Mozart, toco Beethoven… Pero si me preguntas por preferencias, son esas. Por ejemplo, hay en el horizonte muchos conciertos de la mano del compositor José Zárate y su obra ‘Il Bosco di Giarianno’.
GN: Eso será un espejo en el que mirarse para sus alumnos.
DR: Claro. Ese reflejo es fundamental para la formación. Y también como persona, porque cuanto más crezcan como personas más crecerán como músicos. Es muy importante, y he tenido una gran suerte por poder llevarlo a cabo, una fortuna que también me he trabajado, evidentemente. Para mí escuchar los conciertos de mis tres grandes maestros era maravilloso, y espero que mis alumnos puedan ver que todo eso que les cuenta su profesor en la clase luego lo pone en práctica en el escenario.
GN: Por último, ¿cuándo vamos a poder escucharle en Guadalajara?
DR: Pues estamos en conversaciones con Juan Garrido, de la Fundación Siglo Futuro, con quien hemos hablado de hacer un concierto aquí. No hay fecha aún, pero seguro que no tardamos en encontrarla.