El Palacio de los Marqueses de Villamejor, conocido popularmente como Palacio de la Cotilla, será el detalle monumental de julio.
A lo largo del mes, en el horario de apertura de los monumentos del programa Guadalajara Abierta, las personas que visiten dicho recinto podrán conocer la historia y las vicisitudes del edificio, uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil de los siglos XVI y XVII que quedan en la ciudad.
Se desconoce la fecha exacta de su construcción, aunque fue después de 1542, año en que el Concejo indemnizó a Doña Inés de la Cotilla con 3.000 maravedíes por el derribo de varias dependencias de su casa.
El inmueble disponía de una excelente ubicación en la que también había otras casas palacios. Hasta aquí llegaban dos calles principales, la que partía del Alcázar (Ingeniero Mariño) y la que iba hasta el centro urbano (Benito Hernando).
El Palacio de la Cotilla fue segunda residencia de los marqueses de Villamejor, quienes residían en Madrid desde su regreso de Francia en 1860.
Este palacio es uno de los monumentos más visitados de Guadalajara. Su Salón Chino es uno de los reclamos más atractivos del patrimonio monumental de la ciudad. Alberga en sus dependencias dos espacios museísticos, uno dedicado a la figura del insigne dramaturgo Antonio Buero Vallejo, nacido en Guadalajara, y otro reservado a la obra del escultor José de Creeft, natural también de nuestra ciudad.