Este martes publica el diario La Razón en su edición digital un acertado editorial sobre la parálisis y bloqueo institucional en la que actualmente se encuentra España.
A continuación se reproduce el editorial de La Razón de este martes que lleva por título : "Una Política Kamikaze".
No parece que se ajuste a la lógica política firmar una coalición de gobierno, con reparto de puestos de responsabilidad incluido, sin hablar, al menos, con quien tiene los votos imprescindibles para que ese pacto pueda llegar a buen puerto parlamentario. Tampoco parece responsable la pretensión del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, de obtener los apoyos de Podemos para su investidura sin ofrecer nada a cambio, ni siquiera un programa consensuado.
Tampoco, mantener bloqueadas las instituciones por razones meramente efectistas, que van más a la forma que al fondo de la cuestión, que no es otra que proporcionar a la sociedad la estabilidad política que precisa para mantenerse en la senda de la recuperación y afrontar los graves problemas que se avizoran en el horizonte. Porque lo estamos viendo tanto en el Gobierno de la nación como en muchas comunidades autónomas es el espectro de una política «kamikaze» que creíamos más propia de otras latitudes, pero que parece haberse instalado en nuestro país.
Así, que el partido de Albert Rivera pretenda el apoyo de la formación de Santiago Abascal, pero sin que ésta le roce lo más mínimo, como si se tratara de un apestado, no tiene el menor sentido y, además, demuestra cierta sumisión a las consignas de la izquierda, que ha encontrado en el espantajo de VOX la excusa perfecta para justificar su sectarismo innato. Que los mismos que no hace muchos meses habían sido tildados de fascistas desde las cavernas de la ultraizquierda, se avengan a dispensar el mismo trato a quienes no están en su mismo registro ideológico y político no deja de sorprendernos. Las imágenes de Inés Arrimadas y sus compañeros de partido acosados e insultados en la manifestación del Orgullo deberían servir de advertencia contra quienes, desde siempre, se han arrogado el derecho en España a repartir los carnés de demócratas.
Pero, dicho esto, la formación de Santiago Abascal se hace un flaco favor al caer en un victimismo fácil, que elude sus propios, y graves, errores de comunicación y que, en la misma escuela de Podemos y de Donald Trump, por citar dos ejemplos de plena actualidad, carga contra los medios periodísticos que no le son gratos. Como ya hemos señalado anteriormente, VOX puede apoyar la formación de gobiernos del centroderecha en Madrid y Murcia, como ya ha hecho en Andalucía y en decenas de ayuntamientos de toda España, o no.
Ahora, al partido de Abascal sólo le queda tomar la decisión y atenerse a las consecuencias. Prolongar el proceso, es contribuir a esa política «kamikaze», que toma a los ciudadanos como rehenes y les conduce a la incertidumbre. Los españoles tienen todo el derecho a que las personas que han sido elegidas en las urnas dejen a un lado sus intereses, sus conveniencias e, incluso, sus pruritos personales, y se ocupen de la gobernabilidad del país.