Los socialistas Pedro Sánchez, presidente del Gobierno (izqda) y Manuel Cruz, presidente del Senado (dcha), acusados de plagio.
El político del PSC y catedrático copió y pegó párrafos completos de manuales y otras obras de filósofos de reconocido prestigio sin entrecomillar ni citar. Hizo suyas reflexiones literales de otros autores
Martes 10 de septiembre de 2019
El socialista Manuel Cruz, presidente del Senado y catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona desde el año 1986, plagió a un mínimo de nueve autores en su manual «Filosofía contemporánea», publicado en 2002 y reeditado en 2010. El político del Partido Socialista Catalán y profesor universitario copió y pegó párrafos completos de manuales y otras obras de filósofos de reconocido prestigio, sin citar ni entrecomillar.
Hizo suyos análisis de otros autores publicados hasta con décadas de anterioridad. Hay un mínimo de quince plagios, claros y directos, de varios libros de autores como los profesores españoles José María Mardones y Nicanor Ursúa y un capítulo de su manual «Filosofía de las ciencias humanas y sociales. Materiales para una fundamentación científica», en el que analizan a Karl R. Popper; el reconocido filósofo italiano Gianni Vattimo y su obra «Introducción a Heidegger»; o el también italiano Nicola Abbagnano, al que plagió del volumen tres de su «Historia de la Filosofía». ABC adelanta hoy varios plagios a estos autores, en esta información y en la que la que la complementa.
Plagio en N. Abbagnano, «Historia de la Filosofía» (1956).-
El filósofo italiano Nicola Abbagnano es autor de una muy reconocida «Historia de la Filosofía», que en España se publicó en 1956. Los plagios del presidente socialista del Senado corresponden al volumen 3.
Manual de Filosofía de Manuel Cruz (2002)
Sin comillas y sin citar ni una vez a Abbagnano, Cruz lo copia sin paliativos. Apenas cambia una palabra, como se puede comprobar a continuación. Plagia hasta los paréntesis. El autor italiano no aparece referenciado en estos pasajes, en los que es obligartorio según toda normativa académica, y ni tan siquiera en ningún otro lugar de las más de 400 páginas del libro del profesor catalán.
El diario ABC ha mostrado los plagios a varios profesores, entre ellos un catedrático de Filosofía, que reaccionaron escandalizados. Cruz, cuarta autoridad del Estado, plagió tanto a autores a los que no menciona ni una sola vez en las 429 páginas de su manual, como a otros a los que plagia en algunas páginas, haciendo suyos párrafos enteros, y cita en otras, lo que en ningún modo evita el plagio. Los tres libros plagiados desvelados hoy pertenecen al primer grupo, es decir, a los que no hay mención alguna.
Editorial ABC : Otro fraude académico en el PSOE.-
El presidente del Senado, el socialista Manuel Cruz, plagió en su condición de catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona a un mínimo de nueve autores para redactar su manual «Filosofía contemporánea», publicado en 2002 y reeditado después en 2010. Según ha podido acreditar ABC tras un detallado examen de su texto y los de otros autores, Cruz copió y pegó párrafos completos pertenecientes a reconocidos filósofos sin siquiera entrecomillarlos o citarlos, como previene un mínimo de ética y rigor en el trabajo universitario.
Más aún si se trata de un catedrático al que tanto el PSOE como el PSC presentaron al ser designado presidente de la Cámara Alta como un intelectual de una honestidad contrastable y un prestigio innegable. Sin embargo, todo apunta a un nuevo fraude académico en las filas socialistas, que adquiere una especial gravedad en la medida en que Cruz no es solo la cuarta autoridad del Estado, sino una referencia ideológica, intelectual y moral de la izquierda soberanista catalana.
Aunque en este caso no se trata estrictamente del plagio de una tesis doctoral, las revelaciones de ABC recuerdan demasiado a los abusos cometidos por Pedro Sánchez en su trayectoria académica.
Sánchez nunca dio explicaciones de su «corta y pega» falsamente doctoral y puso a La Moncloa al servicio de una mentira flagrante para salvaguardar una credibilidad universitaria de la que nunca gozó. Sánchez y su equipo utilizaron sin rubor dinero público para negar la evidencia de que su tesis, aparte de carecer de un mínimo nivel académico, contenía plagios notorios y obviaba referencias y entrecomillados que debieron ser obligatorios. Incluso La Moncloa encargó dictámenes ad hoc realizados con potentes programas informáticos que a la hora de la verdad fueron manipulados y parcialmente censurados para ocultar la verdad a la opinión pública y capear el escándalo.
Este episodio volverá a reabrir numerosos debates socio-políticos sobre la presunta dignidad que nuestra sociedad atribuye a personas que no la merecen; sobre el nivel real de endogamia, engaños y fraudes que se producen en el seno de nuestras universidades; sobre la falta de creatividad intelectual de nuestras élites; sobre el alcance verdadero de una ética pública de la responsabilidad y del poder frente a la mentira, o sobre la doble vara de medir que muchos cargos públicos aplican a la ejemplaridad.
Ante casos como este, en muchos países los altos cargos dimiten, aunque sea por vergüenza. En cambio, en España fue precisamente Pedro Sánchez -el menos indicado para dar ejemplo- quien ha promovido un clima inquisitorial para estigmatizar a la derecha, porque los de la izquierda, salvo la forzosa excepción de Carmen Montón, son inmunes al cinismo. Con Cruz, el listón del respeto al ciudadano vuelve a estar demasiado bajo.
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