Miércoles 06 de noviembre de 2019
Una esperanza caída del cielo. Las elecciones del 10-N aparecen en el horizonte como una segunda oportunidad. Según avanza la precampaña los sondeos cada vez son más tozudos en demostrar que al gurú de Moncloa parece que se lo puede acabar devorando el personaje. Así lo demuestran los datos, tanto a nivel nacional, como en Guadalajara, donde los 9 puntos de diferencia de Abril se han reducido a apenas 3 en los últimos días, apuntalando la idea de que los españoles empiezan a estar cansados de vivir en un escenario de insulto constante y permanente interinidad.
En la España actual proliferan las fuerzas políticas que irresponsablemente cuestionan los pilares más elementales de nuestra democracia, como puede ser el poder judicial, el sistema electoral o la separación de poderes. Unos lo hacen apelando a España y otros a su destrucción, pero lo cierto es que ambos son dos caras de la misma moneda, aquella que busca su particular crecimiento socavando la legitimidad de las instituciones que todos los españoles nos hemos dado. Y es precisamente por eso que la mayor amenaza de España no es más que quien busca y fomenta mantener semejante escenario de fragmentación, que no es ni Franco, ni la prensa, ni Soros, ni banalidades varias. Es Sánchez.
La gran amenaza de España es Sánchez. Un Sánchez que tuvo a tiro acabar con esta situación aceptando un gobierno que diera a España la estabilidad que necesita en momentos de tanta incertidumbre tanto a nivel nacional como en el plano internacional, sin someterse al chantaje de quienes por acción u omisión quieren romper nuestra Nación, pero que en lugar de eso dio una nueva vuelta de tuerca en la deriva nacionalista socialista apuntalando su poder territorial mediante el pacto de la vergüenza con Bildu en Navarra.
Porque España no está en guerra, aunque el PSOE se empeñe, por interés partidista, en hacer ver que sí. Hay que quitarse la venda. Necesitamos
cambios y corregir cosas que se han hecho mal, es cierto. Pero lo que más necesitamos es estabilidad y liderazgo para hacerlo posible, algo que solo se conseguirá desde un proyecto que resalte todo lo que nos une y que aparque definitivamente la polarización y la constante escalada de crispación. Es tiempo de construir un futuro de oportunidades, algo que no se conseguirá desde la negación y el revanchismo.
En esa tarea llevamos una década de retraso. Y es por eso que es tiempo de sumar en el partido que presenta el mejor aval para la gobernabilidad de España. No somos perfectos, en verdad, nadie lo es. Pero el PP es un partido que no nació hace un lustro, sino que tiene décadas de exitoso y demostrable servicio a España y que además es responsable de los años de mayor prosperidad y estabilidad que hemos vivido desde la Transición.
Nadie puede olvidar que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, porque por muchas diferencias de opinión que se puedan tener en el camino a seguir, no tenemos ninguna respecto al motor que nos mueve, el amor a España y a la libertad, ni en el destino a alcanzar, el bienestar de todos los españoles. Y eso implica hacer un ejercicio de responsabilidad institucional y de sentido de Estado y sumar en el PP, porque España merece poner fin al desastre de Sánchez, y porque solo un voto más del PP respecto del PSOE lo hará posible.
José Ignacio Echániz Salgado
Candidato del Partido Popular por Guadalajara
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