REDACCION | Miércoles 13 de mayo de 2020
El Ayuntamiento de Sigüenza ha promovido unas obras de recuperación del antiguo edificio de El Polvorín, que en tiempos llegara a ser molino de viento, entre otros muchos usos.
Las obras han consistido en la sustitución de la vieja estructura de madera de la cubierta por una nueva, y en la puesta en valor los elementos arquitectónicos que había en el entorno, muchos de los cuáles fueron de utilidad mientras estuvo en uso como molino.
La reforma de este emblema de Sigüenza, ubicado en una atalaya natural de privilegiadas vistas, ha costado 28.000 euros más IVA, de los cuáles el 20% son de aportación municipal, mientras que el resto corresponden a una subvención ITI, de fondos europeos.
La localización del edificio hace que sea ideal para poner en marcha un proyecto de observación celeste, que se viene gestando con algunos docentes seguntinos, como el profesor de Astronomía de la UM, Javier Bussons.
El lugar donde se halla, arrabalero, casi pinariego, tiene vistas interminables. Desde él, los seguntinos pudieron domeñar la física de los vientos y la química de la pólvora; desde él, se pueden contemplar las huellas que las poderosas fuerzas geológicas y climáticas han dejado en el territorio y la diversidad vegetal y animal resultante; y desde él, se puede seguir la matemática precisión de los movimientos celestes.
“Además de su valor intrínseco, la recuperación de patrimonio, y su puesta en valor, son dos magníficos argumentos con los que incidir en nuestra apuesta por convertirnos en Ciudad Patrimonio de la Humanidad”, valora María Jesús Merino, alcaldesa de Sigüenza.
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