Viernes 22 de mayo de 2020
Una de las razones fundamentales por las que Sigüenza puede aspirar a ser Patrimonio de la Humanidad es porque conserva gran parte de los tres recintos de murallas que protegieron su desarrollo urbanístico desde el siglo XI al XVI.
Recintos que constituyen el rico patrimonio defensivo de nuestra ciudad, en unión de su castillo y de su catedral fortificada. Difícilmente una ciudad tan pequeña como la nuestra puede ofrecer como uno de sus valores patrimoniales la existencia de dos murallas medievales y una muralla renacentista.
Desde hace años Sigüenza cuenta con un Plan Director de murallas, que en la actualidad se ha retomado y que espera poder llevar a cabo en muy pocos años.
De todas estas murallas nos quedan gran parte de sus lienzos y la mayoría de sus puertas. De la muralla románica, las puertas del Hierro, del Arquillo y del Sol; de la gótica, la puerta del Portal Mayor y el cubo del Peso; y de la renacentista, cuyas dos puertas monumentales, la de Medina y la de Guadalajara, fueron derrocadas en la Guerra de la Independencia, gran parte de su lienzo norte, paralelo a la calle del Seminario. Además, y este es un valor añadido, conserva gran parte del recinto que rodeaba su catedral, una de las pocas amuralladas de España.
La ciudad siguió creciendo desde el siglo XVII al XXI, pero ya sin protección de murallas. Hacia el norte con el barrio de San Roque y la Alameda y las modernas urbanizaciones; hacia el oeste con la calle monumental barroca y el gran Arrabal en torno a la iglesia neoclásica de Santa María; y hacia el este con diversos barrios de chalets.
Sigüenza merece por sus murallas y sus puertas, que hablan de su rico pasado histórico y de su desarrollo urbanístico, poder postularse para ser declarada Patrimonio de la Humanidad. Para ello debe contar no solo con el apoyo institucional, sino de toda la población.
Pilar Martínez Taboada.
Cronista Oficial de la ciudad
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