En la tarde de ayer comenzaron las XLVI Jornadas de Estudios Seguntinos, que este año se dedican por entero a analizar “el sueño posible”, como remarcaba ayer Pilar Martínez Taboada, cronista oficial de la ciudad y organizadora del evento, que es la declaración de Sigüenza como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La edición de 2020 se ha articulado en tres mesas redondas. Como la primera de ayer, las otras dos se van a celebrar también en el Auditorio de El Pósito -20 horas, entrada gratuita- hoy martes, 4 de agosto, y mañana miércoles, día 5, con el mismo planteamiento que Letras Vivas Seguntinas, un proyecto en el que más de cincuenta escritores ponen a disposición de la candidatura su sensibilidad y conocimientos. La primera de las mesas se centró ayer en el patrimonio urbanístico, monumental, artístico, arqueológico y literario.
Correspondió presentar las jornadas a Pilar Martinez Taboada. “He invitado a 17 ponentes para hablar de las que consideran las fortalezas de la candidatura, no de las debilidades, que nos va a tocar detectar y superar”, dijo, manteniendo siempre el mismo optimismo con el que Sigüenza ha recibido la idea. Además, la cronista subrayó que la presente edición de las Jornadas responde a un llamamiento de Ana Blasco, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza, “para ver qué podíamos hacer por la ciudad, en tiempos de pandemia”. Fue precisamente Blasco quien las inauguró con unas palabras de agradecimiento hacia la organización.
A continuación, Jesús de las Heras, deán de la Catedral; José Juste, arquitecto redactor del Plan Director de la Catedral de Sigüenza, Elena Guijarro, presidenta de la Asociación de Amigos de la Iglesia de Santiago de Sigüenza (AAISS); Javier Davara, decano emérito de la Facultad de Ciencias de la información de la UCM, y la propia Pilar Martínez, expusieron las razones por las que cada uno de ellos considera que Sigüenza es una magnífica candidata a convertirse en Patrimonio Mundial.
Jesús de las Heras habló del amor en tiempos de cólera, refiriéndose con ello no a la novela, sino a la ilusión con la que, durante la pandemia, el proyecto de la declaración de la ciudad como Patrimonio Mundial ha arropado a Sigüenza. Contó, De Las Heras, su propia experiencia personal en estos cinco meses. “Nos hemos dado cuenta del servicio que podíamos prestar desde la Catedral, una fortaleza de esperanza y de razones, aunando cuerpo y mente, corazón y vida en medio de esta situación tan dura, para ganarle la partida a la desolación, al tedio, al dolor, a la dificultad y a la incertidumbre, y nos hemos dado cuenta también de cómo podemos dar razones de esperanza y amor, en tiempos de cólera”, señaló, comparando la declaración y el optimismo que genera con el título del texto de García Márquez.
José Juste se refirió a lo que la gran arquitectura de la Fortis Seguntina, y por lo tanto atemporal, le aporta a la candidatura. “No es solamente un vestigio del pasado, de hechuras venerables. También es un edificio vivo, y como tal hay que considerarlo en primera instancia”, señaló como idea principal de su argumentación.
Elena Guijarro puso en valor para la candidatura las obras de restauración que se han llevado a cabo en la Iglesia de Santiago, tanto desde el punto de vista de la propia recuperación arquitectónica, como desde las excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en él, en función de la evolución del proyecto. La presidenta de la AAISS subrayó la aportación que va a significar para la candidatura el uso concreto de la Iglesia de Santiago, como Centro Provincial de Interpretación del Románico.
Pilar Martínez habló del urbanismo de la ciudad, de más de dos mil años, puesto que en Sigüenza hubo poblamientos desde la época celtibérica, que se extendieron en la romana, islámica y visigoda. Se refirió también a que ha renacido de sus cenizas en dos ocasiones: cuando fue reconquistada en 1124 y después de la Guerra Civil, cuando se acometió la restauración modélica de sus edificios monumentales y de sus casas. De esta manera, la cronista recalcó que cualquier persona que visite Sigüenza va a encontrarse un centro histórico medieval, un ensanche renacentista en torno a la Plaza Mayor, una calle barroca, un barrio ilustrado y una alameda neoclásica... “En unos pocos metros verán la historia del urbanismo, con tres murallas, en proceso de rehabilitación. La Ciudad del Doncel, que se llama así por deseo de los seguntinos, merece formar parte de las ciudades Patrimonio de la Humanidad, y su urbanismo es sólo una de las razones”, decía ayer.
Javier Davara, que no pudo acudir por motivos de salud, si dejó escritas unas líneas, que leyó Martínez Taboada, sobre el patrimonio literario y periodístico de la ciudad. De acuerdo con el relato de Davara, la admirable imagen urbana de Sigüenza, henchida de símbolos y significaciones, ha atraído a lo largo de los tiempos, sobre todo desde la llegada del ferrocarril en 1862, a insignes literatos, afamados poetas y periodistas, notables artistas y filósofos, ávidos por conocer y admirar la belleza encerrada en el grandioso patrimonio histórico, artístico y cultural de la ciudad.
Citó Davara, a algunos de ellos, como los brillantes poetas Gerardo Diego, García Lorca, Rafael Alberti, Sánchez Mazas o su hijo Rafael Sánchez Ferlosio; los excelsos escritores Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Pío Baroja o Caballero Bonald; ensayistas y filósofos de la talla de Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset. Sin olvidar al notable pintor Darío de Regoyos, al fecundo historiador Américo Castro, a ensayista José Jiménez Lozano, premio Cervantes, o el erudito arquitecto Leopoldo Torres Balbás, primer restaurador de la catedral seguntina tras la Guerra Civil.
Cada uno de ellos, con el deseo de evocar sus días en Sigüenza, de perpetuar lo contemplado y de compartir vivencias y emociones, escribieron bellísimas narraciones, delicados poemas, acomodaron óleos y grabados y publicaron documentados artículos periodísticos.
Entre todos estos ilustres viajeros prevalece la insigne figura del santanderino Gerardo Diego (1897-1987), maestro en el arte de versificar, referencia obligada de la llamada generación del 27, cuya obra ofrece una inspiradora síntesis entre la tradición y el progreso, entre lo popular y lo erudito, entre la vanguardia y el clasicismo. Durante los primeros años veinte del pasado siglo, Gerardo Diego frecuentaba los ambientes periodísticos y culturales de Sigüenza, dada su condición de catedrático de literatura del Instituto de Soria.
Las tres mesas de las XLVI Jornadas de Estudios Seguntinos se dedican a Felipe Peces, canónigo archivero de la Catedral y a los hermanos Antonio y Manuel Fernández-Galiano Fernández iniciadores de las Jornadas de Estudios en los años 70, junto a Juan Antonio Martínez. Las jornadas las organiza la Asociación “El Doncel” de Amigos de Sigüenza y la Fundación Martínez Gómez- Gordo, con la colaboración del Ayuntamiento de Sigüenza,