REDACCION | Lunes 28 de septiembre de 2020
Albalate de Zorita. 27 de septiembre de 2020. A la una de la tarde daba comienzo en la iglesia parroquial de San Andrés el único acto con que este año se van a celebrar las Fiestas Mayores de Albalate de Zorita, que desde la primera década del siglo XVI se celebran el 27 de septiembre en honor a La Santa Cruz Aparecida, y que en 2020 han visto suspendidas sus manifestaciones más lúdicas con motivo de la pandemia.
Como cada año, los albalateños acudieron a la Misa Mayor del día de la fiesta, no sin antes haber pasado el control de temperatura y la desinfección de manos que a la puerta del templo iban aplicando miembros de la Agrupación de Voluntarios de Protección civil de la localidad y, ya en el interior de la iglesia, respetando la distancia de seguridad interpersonal prescrita por las autoridades sanitarias y señalizada en los bancos.
En la homilía dirigida a los fieles por el párroco local, José María Rodrigo, no faltaron menciones a la situación que estamos atravesando a nivel local ni el emotivo recuerdo a aquellos que han sucumbido a los efectos de la pandemia. Tampoco faltaron motivos de reflexión basados en alusiones metafóricas a la figura de la cruz ni exhortaciones a la feligresía para poder sobrellevar del mejor modo posible la situación actual.
A pesar de que durante la misa estaba prevista la intervención del albalateño José Luis San José, director provincial de Ibercaja, que habría de dar lectura a un texto de su propia producción que describe las grandezas de una pequeña localidad en situaciones de crisis, una indisposición sufrida por el autor hizo que fuese el propio párroco quien leyera las reflexiones de San José.
Concluida la ceremonia, el párroco invitó a los fieles a acudir por la tarde para realizar la visita a La Santa Cruz Aparecida, a modo de homenaje sustitutorio a la procesión que habría de haber recorrido las calles de la localidad en tan señalada fecha.
La ceremonia fue amenizada por el grupo Albazor, junto con jóvenes que cantan los domingos en Misa. Además, han participado Manuel Fuentes y sus hijas y el teclista Alberto Ballesteros. Juntos han sabido combinar distintos estilos de música y canciones bien conocidas con letras acordes a la liturgia. Además, el oficio religioso fue retransmitido por las redes sociales del Ayuntamiento en Facebook y en YouTube.
Resignación, tristeza y pena
“Los vecinos se han tomado la suspensión de las fiestas con resignación, tristeza y pena, pero es lo que tenemos que hacer entre todos para tratar de evitar que el virus llegue a Albalate y tengamos contagio”. Con estas palabras describía Alfredo Sánchez, teniente de alcalde y concejal de Cultura y Festejos de Albalate el sentir vecinal ante la supresión de tan arraigado evento. “Esperemos que el año que viene todo vuelva a la normalidad y que podamos celebrar unas fiestas patronales como siempre, que La Santa Cruz pueda volver a las calles del pueblo, por eso le pido protección”, añadió.
Sánchez reconoció que durante el verano existía cierta inquietud dado el enorme número de visitantes que acuden al pueblo pero que, de momento, “en Albalate nos estamos librando”. También declaró que los actos religiosos realizados con motivo de la festividad han cumplido con todas las medidas de sanidad decretadas.
La Santa Cruz Aparecida fue hallada un 27 de septiembre de 1514 por Alonso Valiente y Alonso Serón, dos pastores albalateños que, mientras pastoreaban su rebaño a orillas del Tajo en el paraje conocido como Cabanillas, observaron el interés que mostraba uno de los perros que les acompañaban en escarbar bajo una determinada peña.
Intrigados por la insistencia del can, aunaron sus propias fuerzas a las del perro hasta dar con la cruz, una valiosa pieza cuyo origen se data a finales del siglo XII y que llegó a atraer el interés tanto de Carlos I como de su nieto Felipe III, que se acercaron a Albalate de Zorita para contemplar y adorar la cruz.
Prácticamente desde su hallazgo, La Santa Cruz Aparecida preside las celebraciones patronales del 27 de septiembre, y la devoción que se le tuvo desde su hallazgo fue intensa hasta el punto de llegar a fundarse en 1542 la Cofradía de pajes esclavos de la Santísima Cruz aparecida.
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