OPINIÓN

Los versos sueltos de Natalia : El punto de la séptima letra del abecedario

Jueves 25 de febrero de 2021
Se entretienen buscando entre las sábanas el punto escondido de la séptima letra del abecedario, mientras frutece la noche recorriendo la oscuridad salpicada por la luz blanca de las farolas que intentan emular estrellas alcanzables.

No es empresa fácil encontrarlo entre pensamientos aleteantes, preocupaciones tenaces acumuladas durante la claridad del día y miedos enraizados tiempo ha por los prejuicios.

Difícil también por culpa de su insistencia testaruda en jugar a esconderse entre el vientre laberíntico femenino y la complejidad de los vericuetos de su mente.

Pero sus labios incansables, sus dedos masculinos orgullosos y sus susurros de deseo insisten en hallarlo jaleados por el crujir de las sábanas, por el quejido del cansado y trasnochado colchón, por el trino de algún pájaro equivocado de hora buscando el amanecer aun lejano, confundido quizás por la luz fría y estática de las farolas.

Después de mucha insistencia lo logran y ella estira su cuerpo cual felino que se despereza tras una larga siesta. Aprieta los muslos con la fuerza de un titán y gime con un gemido prolongado que oculta el silencio de la avanzada noche, el crujir de las sábanas y el lamento del viejo colchón.

De su boca brota un te quiero sutil y tembloroso.

El gozo, perecedero por definición, dura poco y su vientre se relaja de nuevo dejándole paso a él entre sus piernas trémulas, ya ansioso por rapiñar un poco de ese placer, envidioso por no poder sentir el mismo gozo delicado, misterioso, femenino, conformándose con la promesa de uno brusco y animal.

Se ensaña en su invasión, empujando con fuerza, cerrando los ojos a la evidencia de la belleza de su pelo y de su boca, a la suavidad de su piel y de su corazón, guardándose en la garganta las palabras, siempre necesarias, de amor.

Ella debajo de él, suda, respira a duras penas y cierra los ojos también para buscar de nuevo entre embestidas, esta vez sin éxito, el punto de la séptima letra de los abecedarios que se desordenan en cualquier novela.

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