REDACCION | Martes 30 de marzo de 2021
En una edición enteramente virtual por las restricciones de la pandemia, Comisiones Obreras Castilla-La Mancha y la Fundación Instituto de Estudios Sociales han entregado esta tarde el Premio Abogados de Atocha 2021 a la solidaridad en el mundo del trabajo, un valor sin el cual nuestra sociedad no hubiera podido salir adelante en tiempos tan difíciles como los que ha traído la pandemia.
El galardón ha reconocido el esfuerzo de colectivos que estuvieron desde el primer minuto en primera línea, haciendo lo posible y lo imposible, para que la vida siguiera funcionando pese al confinamiento y el estado de alarma, una entrega que casa a la perfección con el legado de los abogados de Atocha, las víctimas del atentado perpetrado en Madrid por pistoleros de la extrema derecha hace 44 años, el 24 de enero de 1977.
En el acto ha intervenido el presidente de la Fundación Instituto de Estudios Sociales, Antonio Arrogante, el presidente de la Fundación Abogados de Atoccha y ‘sobreviviente’ al atentado, Alejandro Ruiz-Huerta, el secretario general de CCOO Castilla-La Mancha, Paco de la Rosa, y el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo. A su vez, la cantante Rozalén ha puesto su voz al agradecimiento del premio y ha cantado para la audiencia virtual su canción ‘Aves enjauladas’.
Antonio Arrogante ha destacado lo justo de reconocer la solidaridad porque “las personas asalariadas han sufrido no solo los efectos sobre la salud de la pandemia, también los efectos económicos y sociales, se han cebado sobre quienes tienen las peores condiciones laborales, sin ser reconocido”. En este contexto “en toda nuestra región hemos tenido comportamientos solidarios en condiciones muy adversas, en todos los sectores, y es lo que hoy queremos reconocer”, un galardón ligado al premio que recuerda la matanza de los abogados: “Los asesinos fueron a por quienes eran la punta de lanza del clamor de la lucha por la democracia y la conquista de libertades”.
Quien ha puesto la nota musical ha sido la albaceteña María Rozalén, elegida para dar las gracias en nombre de todos los trabajadores y trabajadoras en este reconocimiento colectivo a la solidaridad. “Qué hubiera sido de nosotros sin toda la gente que desde sus trabajos ha sido tan solidaria y generosa con los demás, se ha demostrado que el mundo esté lleno de gente buena”, ha asegurado.
Rozalén, que ha cantado ‘Aves enjauladas’, una canción salida de los primeros tiempos de la pandemia, ha subrayado el aporte del mundo de la cultura y las artes, y ha calificado como “maravilloso que los valores de los abogados de Atocha sigan vivos, que recordemos a quienes lucharon tanto por que nosotros ahora tengamos ciertas libertades, y que esta información pase de generación en generación”.
Por su parte, Paco de la Rosa, secretario regional del sindicato, ha pedido que el premio a la solidaridad en el trabajo que sea a la vez “un aldabonazo en las puertas de quienes gobiernan este país y esta comunidad autónoma”, que el reconocimiento se traduzca en medidas efectivas que mejoren la situación de quienes peor lo pasan y de los trabajadores esenciales. Ha puesto como ejemplo al personal de los trabajadores de la empresa pública Geacam, de extinción de incendios: “Jugaron un papel esencial parta evitar miles de contagios en la región, o también quienes, en su mayoría mujeres, trabajaba y trabaja en residencias, especialmente castigadas”.
De la Rosa ha pedido a los políticos que sepan “que los trabajadores necesitan una justa compensación a su esfuerzo, sería inadmisible que con lo que estamos pasando no hubiera una compensación por ejemplo equilibrando la negociación colectiva, derogando la nefasta reforma laboral, apuntalando el sistema de pensiones para que todos puedan esperar a tener una vejez con dignidad”.
Ha intervenido además el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, que ha visitado Toledo junto a Elena Blasco, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad, ha intervenido para decir que es “un acierto pleno” reconocer la solidaridad de trabajadores y trabajadoras: “El mundo del trabajo ha demostrado en la pandemia que cuando las cosas se ponen mal, cuando todo se para, a una sociedad solo la salva el trabajo, la gente común, los servicios públicos y el trabajo esencial”.
Sordo ha lamentado “la habitual tendencia de este país a invisibilizar el papel de la clase trabajadora para configurar las sociedades”, una falta que ocurre tras la pandemia como ocurre en el relato de la Transición que a veces se escucha: “En nuestro país se ha vendido una idea de una Transición pactada entre elites, capitaneadas por un Rey que con una visión estratégica de lo que necesitaba nuestro país fue capaz de transitar del franquismo a la democracia en una especia de proceso casto y puro, casi sin sangre, sudor ni lágrimas”. Un relato que “deja en el margen de la Historia” a la clase trabajadora y a la labor de organizaciones sindicales y políticas que fueron reprimidas “con formas diversas, encarcelamientos, despidos, detenciones, también con asesinatos”.
La misma invisibilidad se ha visto ahora en la pandemia, ha destacado el secretario general de CCOO: “Hace unos años algunos teorizaban poco menos que el fin del trabajo, frente, pero cuando un virus ha parado el país, lo que saca el país adelante es la gente que trabaja”. Es tiempo de reconocer el valor del trabajo y arbitrar políticas que conviertan el reconocimiento moral de la sociedad al mundo del trabajo en “un reconocimiento material”, porque “mucha de la gente que se iba a trabajar a las 6 de la mañana sabiendo que el día anterior había habido 1.000 muertos, y trabajaba con el riesgo de contagiarse, no está cobrando ni 1.000 euros mensuales, eso es intolerable en un país que se tenga el mínimo aprecio a sí mismo”.
Del mismo modo “no vale solo el reconocimiento moral a los asesinados por el fascismo en la Transición, España no puede ser un país donde el fascismo de viejo o nuevo cuño vuelva a campar a sus anchas, con expresiones filonazis, es también intolerable”.
Alejandro Ruiz-Huerta, presidente de la Fundación Abogados de Atocha, uno de los abogados que resultaron gravemente heridos en el atentado de la extrema derecha, ha cerrado el acto recordando un ejemplo de solidaridad que se dio tras la matanza de sus compañeros: “La gente iba a las floristerías para llevar claveles rojos a la despedida de mis compañeros, y en las floristerías, al saber que eran claveles para los abogados, los daban gratis”. Ruiz-Huerta ha recordado los nombres de los cinco fallecidos, para concluir: Francisco Javier Sauquillo, Luis Javier Benavides, Enrique Vandelvira, Serafín Holgado, y Ángel Rodríguez.
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