REDACCION | Lunes 05 de abril de 2021
El buitre leonado (Gyps fulvus) es una de las cuatro especies de aves necrófagas que viven en España. Cuenta con más de dos mil parejas reproductoras en la provincia de Guadalajara, y en la Sierra Norte se encuentran sus colonias de cría principalmente en paredes rocosas de naturaleza caliza.
Varios de los valles de la sierra cuentan con cañones fluviales de cierta entidad, como son los de los ríos Dulce, Salado y Cañamares, y en ellos encuentran las condiciones que precisan estas aves para instalar sus nidos. Aunque lo normal es encontrar colonias formadas por un buen número de parejas, en ocasiones existen pequeños grupos reproductores en otros enclaves más o menos alejados de las colonias principales.
El período reproductor de esta ave carroñera comienza en invierno, realizando los vuelos nupciales a finales de diciembre e instalándose en sus nidos a mediados de enero. La puesta consta de un único huevo, siendo el período de incubación y el crecimiento del pollo un proceso que se prolonga durante varios meses. Hasta finales de verano el joven buitre no contará con suficiente independencia con la que poder buscar alimento por sí mismo.
Cualquier amante de la naturaleza guarda en su retina la imagen majestuosa de esta ave surcando los cielos, que puede llegar a los 2,65 metros de envergadura.
Sus especiales características morfológicas le dotan de una gran capacidad planeadora, aprovechando las corrientes térmicas para elevarse y optimizar el gasto energético.
Su agudeza visual es otras de sus principales características, localizando a gran distancia cadáveres de animales o carroñas, en algunas ocasiones con la inestimable ayuda de la presencia de córvidos como la urraca (Pica pica) o el cuervo (Corvus corax).
El papel que juegan en el medio natural le ha otorgado mala fama, y no siempre ha contado con la simpatía de la población rural. Los buitres han pasado por diversas situaciones, en las que la disponibilidad de alimento se ha visto afectada por diversas normas legales, como consecuencia de algunas enfermedades como el mal de las “vacas locas” o encefalopatía espongiforme bovina. Se cerraron los comederos de buitres o muladares por cuestiones sanitarias, y las poblaciones de esta especie descendieron en gran medida, aunque en los últimos años de nuevo se están recuperando. Los vertederos de entornos de zonas urbanas de cierta entidad, se han convertido en lugares frecuentados por esta y otras especies, en los que encuentran restos de materia orgánica de la que se alimentan también, ofreciendo recursos en tiempos de escasez.
No hay que olvidar que estas aves también tienen otros problemas de conservación, y principalmente son las electrocuciones o colisiones con tendidos eléctricos y la muerte por uso ilegal de veneno. Se trata de un ave catalogada y protegida a nivel nacional y autonómico, por lo que se deben implementar las medidas de gestión necesarias para asegurar la supervivencia de la especie.
La conservación de aves como los buitres leonados es fundamental para conservar el equilibrio natural y contar con unos ecosistemas saludables. Es responsabilidad de la sociedad el asegurar que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando con la observación de los buitres y en general de la fauna. Por eso, el grupo de acción local, ADEL Sierra Norte divulga algunas curiosidades e información sobre esta especie, santo y seña de la comarca.
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