Domingo 02 de mayo de 2021
El próximo martes son las elecciones en la comunidad vecina. Los madrileños eligen a los diputados que les representarán los próximos cuatro años y deciden también quién presidirá su comunidad.
Pero, además -y esto es mucho más importante aún- van a optar por un modelo de hacer las cosas, una forma de gobernar, una manera de afrontar los problemas y decidir las soluciones necesarias.
No son unas elecciones más. Ni siquiera unos comicios importantes; son trascendentales.
Y los son por cómo empezaron y por lo que está en juego.
Todos recordarán como el PSOE, en su estrategia maquiavélica de perpetuarse en el poder, buscó con una moción de censura en Murcia, otra en Castilla y León y otra en Madrid para cambiar los gobiernos del Partido Popular por otros, aprovechándose de una decisión inexplicable de los dirigentes de Ciudadanos, un partido que va a la deriva y que ha traicionado el mandato de sus electores.
Pero aquella estrategia falló. Ni en Murcia, ni en Castilla y León, ni en Madrid. Así que, tras esta maniobra que al presidente del “soviet supremo” -Pedro Sánchez- le salió rematadamente mal, hoy nos encontramos con unas elecciones, las de Madrid, que el propio Sánchez decidió afrontar como si de un plebiscito a su persona se tratara.
Porque lo que, al final, ha decidido es que los madrileños tengan que elegir entre un modelo socio comunista –a imagen y semejanza del que él preside en España- y un modelo de libertad.
Isabel Díaz Ayuso, la presidenta y candidata del Partido Popular en Madrid, a la que tengo un enorme cariño y a la que me une una buena amistad, decidió con muy buen criterio el lema de la campaña: “Comunismo o libertad”.
Porque es eso lo que se propone a los madrileños para que elijan el próximo martes.
Nosotros siempre hemos creído en la Libertad, con mayúsculas. En el principio de libertad “In dubio, pro libertate”: En caso de duda, debe respetarse la libertad de acción de cada persona.
Y por eso, la presidenta Ayuso, ha preferido primar la libertad de los madrileños frente al control y las prohibiciones de los socialistas.
Las decisiones con el sector hostelero, cultural y deportivo son buen ejemplo de ello.
Y su firme voluntad de mantener un régimen fiscal contenido, bajando los impuestos en tiempos de crisis son otra muestra más de la apuesta por la libertad.
Porque si los habitantes de un país o una región no pueden disponer libremente de sus rentas para sobrevivir al socavón económico y continuar generando empleo, serán esclavos de un Estado que los manejará a su antojo y que lo único que será capaz de construir es un país arruinado, en el que la mayoría de sus ciudadanos sean pobres y solo la casta dirigente, la que forma aquello que se denominaba la “nomenklatura” en tiempos de la URSS, sea la que disfrute del bienestar y la riqueza.
El comunismo se basa en la imposición de un Estado socialista –como así lo definieron los marxistas-leninistas- controlado por un partido político que organiza los asuntos económicos, sociales y políticos y que se encamina hacia la construcción del socialismo.
Me hace cierta gracia cuando dicen que solo se habla de comunismo o libertad y que no hay propuestas. ¿Acaso el comunismo, como ideología, no ha demostrado cómo gobierna y que medidas impone? ¿Hará falta recordar lo que ocurrió en la Unión Soviética, Cuba o más recientemente en Venezuela o Corea del Norte?.
Como digo, se trata de elegir entre dos modelos de hacer política y de gestionar los recursos de los españoles: el de Ayuso y el PP frente al de socialistas y comunistas.
Son modelos que nada tienen que ver. Mientras uno –el del PP- se basa en bajar impuestos, dar libertad a las personas y poner a su disposición todos los recursos sanitarios y económicos para luchar contra la pandemia, el otro –el socio comunista- se basa en quitar el dinero a la gente subiendo impuestos para gastárselo en lo que ellos quieren y que, normalmente, no tiene nada que ver con lo realmente necesario.
Es un modelo, el socio comunista, que se basa en controlar todo, en prohibir y cerrar. En guardarse los recursos sanitarios, como el nuevo hospital de Toledo, para cuando lleguen las elecciones y así engañar a la gente. Porque no les importan las personas; les interesa más engañar y ocultar la realidad, para perpetuarse en el poder.
Díaz Ayuso puso en marcha, en lo peor de la pandemia, un hospital de campaña –el recinto ferial de IFEMA- para atender a los enfermos de Covid. Page, por el contrario, se negó a abrir un hospital que ya está hecho, cayera quien cayera en el camino.
Page se fue de vacaciones en verano, en Navidad y se ha ido hace poco a Canarias saltándose sus propias prohibiciones. Isabel Díaz Ayuso se fue un solo fin de semana en los 14 meses que llevamos de pandemia.
No hay comparación posible entre uno y otro. La diferencia es abismal en todo.
En el fondo y en las formas. En el fondo porque, mientras la presidenta de Madrid apuesta por bajar impuestos, dejar que la hostelería y otros sectores económicos funcionen y construir hospitales para luchar contra la pandemia, Page quiere aprobar una Ley para subirnos más los impuestos a todos; solo sabe cerrar y prohibir mientras él se va de vacaciones y tiene un hospital construido desde hace dos años que no ha querido abrir para usarlo contra el Covid.
Y encima, el presidente socialista, presume de que le ha sobrado el dinero, mientras cientos de familias han perdido un dineral con los cierres y las prohibiciones o, directamente, se han quedado sin trabajo.
Y en las formas, solo hay que recordar los insultos y las faltas de respeto reiteradas de Page a los mayores, a los fallecidos, a los maestros o a los sanitarios o sus bochornosas comparecencias en rueda de prensa, en un estado lamentable, para darse cuenta de la diferencia.
Por eso es muy importante que Isabel Díaz Ayuso y el PP triunfen en Madrid. Porque habrá triunfado un modelo de hacer las cosas sensato y cabal, frente a la coalición socio comunista de PSOE, Podemos y Más Madrid, que ya han decidido que, si consiguen los escaños suficientes, formarán gobierno, un gobierno socio comunista.
Y, si gana el PP, será el principio de otros cambios que vendrán inmediatamente después y que acabarán cuando en España y en Castilla-La Mancha triunfe un modelo de hacer bien las cosas, y hacerlas en libertad.
Porque yo creo firmemente que el modelo de Madrid se puede poner en práctica en nuestra región y sé que los castellano manchegos nos merecemos un gobierno como el de Ayuso, porque no merecemos menos que los madrileños.
Por eso creo que la elección es bien sencilla.
Paco Núñez:, presidente del PP-CLM
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