Miércoles 19 de mayo de 2021
La celebración del día de Pentecostés nos habla de la centralidad del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y en la renovación de su misión evangelizadora. El Espíritu es quien purifica los corazones, ayuda a superar los miedos, derrama el amor de Dios en nosotros, edifica la comunión entre los bautizados e impulsa a salir con valentía y humildad hasta los confines de la tierra para anunciar, celebrar y dar testimonio del amor de Dios y de la victoria de Jesucristo sobre el poder del pecado y de la muerte.
En el cumplimiento de esta gozosa misión, todos los bautizados, sacerdotes, consagrados y cristianos laicos, después de escuchar las orientaciones e insinuaciones del Espíritu en la oración, hemos de vivir y actuar siempre como miembros vivos del santo Pueblo de Dios, acompañados por la presencia maternal de la Santísima Virgen. Con el lema “Los sueños se construyen juntos”, la Iglesia nos invita en este día de Pentecostés a celebrar el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, a revisar nuestra vida cristiana y nuestra responsabilidad misionera. No se trata de que cada uno sueñe o imagine la Iglesia y su misión pastoral desde los propios criterios o de acuerdo con los criterios culturales del momento, sino de descubrir los sueños de Dios sobre nosotros para crecer como creyentes y asumir la misión evangelizadora de la Iglesia.
Con la finalidad de avanzar en esta bella aventura, nos conviene meditar las enseñanzas del papa Francisco, cuando dice: “Nadie puede pelear la vida aisladamente… Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude, y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos” (FT 8).
Estas palabras del Santo Padre nos invitan a practicar el discernimiento comunitario para captar los sueños de Dios, para descubrir su plan de salvación y para cumplir su voluntad. La celebración del sínodo diocesano es una oportunidad única para dejarnos conducir por el Espíritu, para orar juntos y descubrir el querer de Dios para nuestra Iglesia diocesana, asumiendo con gozo el encargo de ser discípulos misioneros.
En el día de Pentecostés, además de dar gracias a Dios por el trabajo de la Delegación de Apostolado Seglar, por la actividad de los movimientos de Acción Católica y de las restantes asociaciones laicales, hemos de pedir los dones del Espíritu Santo para cada uno de sus miembros y para tantos católicos que, con su testimonio callado de comunión y de servicio, hacen presente a Jesucristo en nuestras parroquias y en el mundo.
Que la Virgen María, Reina de los apóstoles, interceda por todos y nos enseñe a obedecer al Espíritu Santo para que podamos salir al mundo sin complejos, anunciando la alegría del Evangelio a nuestros semejantes y mostrando el gozo de nuestra colaboración en la construcción de la fraternidad entre todos los seres humanos.
Con mi bendición, un cordial saludo y comunión de oraciones al Espíritu Santo.
Atilano Rodríguez, Obispo de Sigüenza-Guadalajara
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