REDACCION | Lunes 29 de noviembre de 2021
En Moncloa miran a la Comunidad Valenciana como un posible contrapeso al fracaso que se anticipa en Andalucía, porque preocupa que –tras la debacle madrileña– encadenar demasiados tropiezos electorales seguidos acabe generando un estado de ánimo que consolide una tendencia perdedora de la marca PSOE.
Sin embargo, las esperanzas que han residenciado en la Comunidad Valenciana podrían ser infundadas, si tenemos en cuenta la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN, que devolvería al PP a la primera fuerza. Si hoy hubiera elecciones, los populares adelantarían al PSOE como el partido más votado gracias a la absorción del grueso del cuerpo electoral de Ciudadanos y relanzarían al bloque de la derecha hasta un empate técnico con el de la izquierda. En concreto, el PP obtendría el 29,3% de los votos y entre 30 y 31 escaños, lo que le permitiría arrebatar la Generalitat a Ximo Puig.
Para ello, sería imprescindible un pacto con Vox y con los restos de Ciudadanos, sumando el 50,4% de los votos. El impulso de los populares –que crecen entre 10 y 11 escaños– se produce, además, con un candidato recién llegado, Carlos Mazón, que fue elegido el pasado mes de junio y a quien el adelanto electoral le impediría seguir avanzando en su estrategia de consolidación y conocimiento
Para hacerse con el poder, Mazón necesitará entenderse con Vox. La formación de Santiago Abascal también sube (entre cinco y seis diputados) y se alza como tercera fuerza sorpasando a Compromís y Ciudadanos con el 15,9% de los votos y entre 15 y 16 escaños. Sin embargo, a pesar del peaje de entenderse con Vox la entente no será suficiente para alcanzar la mayoría absoluta –situada en los 50 escaños– y el bloque de la derecha deberá sumar también a lo que queda de Ciudadanos, a quienes incluso podría integrar en una lista conjunta. La formación naranja, que en 2019 se quedó a un escaño y 38.000 votos del PP, cae ahora estrepitosamente hasta la última fuerza, pero sus cuatro escaños y el 5,2% de los apoyos serán imprescindibles para decantar la Generalitat del lado de Mazón.
El PSOE sigue siendo la fuerza mayoritaria de la izquierda con el 24,1% de los votos y entre 26 y 27 escaños. Puig apenas pierde respaldo con respecto a 2019, a lo sumo un escaño y 53.600 votos, pero el pacto del Botánico registra un ligero retroceso que le colocaría al filo de la mayoría absoluta (46,3%) y le haría perder la Generalitat.
La falta de pujanza de la izquierda se observa también en los socios, que son quienes, en mayor medida, lastran al bloque. Compromís no rentabiliza la alineación de Mónica Oltra con Yolanda Díaz y se mantendría en un 15% de los apoyos, con entre 16 y 17 escaños, hasta dos menos que los que obtuvo en 2019. De hecho, todavía se desconoce si Oltra encabezaría de nuevo la candidatura o se integraría en el proyecto de la vicepresidenta. Un adelanto electoral frustraría el salto a la arena nacional y contribuiría a despejar el horizonte.
Unidas Podemos perdería también un representante y se quedaría con siete parlamentarios y el 7,2% de los votos. El adelanto electoral contribuiría a desincentivar la movilización. La coincidencia en 2019 con las generales colocó la participación en un 73,7 por ciento. Ahora, sin embargo, bajaría más de seis puntos y se quedaría en el 67,6%.
El PSOE pierde más votos por la derecha que por la izquierda
El transvase de voto resulta significativo para explicar el cambio de tendencia y es descalabro del bloque de izquierdas. Y es que Ximo Puig cede más votos a PP (5,3%), Vox (3,9%) y Ciudadanos (3,4%) de lo que lo hace en favor de Compromís (2,5%) y Unidas Podemos (2,2%). No obstante, la mayor fuga de votos de los socialistas se produce hacia la abstención (10,4%).
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