REDACCION | Domingo 04 de diciembre de 2022
Un breve paseo por Miranda de Ebro te dirige la mirada a las vías del tren. Jugamos hoy en una ciudad que se construyó teniendo en cuenta su trazado ferroviario y que disparó su población el pasado siglo al ritmo que demandaba el trabajo generado alrededor del sector. Y en Miranda, en las vías de Anduva, el Alba descarriló. Un accidente futbolístico, el primero de la temporada, de siete minutos de duración que echó al traste un brillante inicio de partido, con estreno goleador de Riki incluido, y que nos obliga a girar la vista hacia el partido ante el Real Zaragoza del próximo martes.
A todo tren salieron Mirandés y Albacete a por los tres puntos. Pero los de Albés fueron los primeros en ponerse a los mandos de la locomotora. A los cinco minutos, la presión de los nuestros había dado ya resultado con el estreno de Riki como goleador. El asturiano, pura clase, volvió a demostrar esa capacidad que no se le suele atribuir y en la que también brilla, el robo. Así, le birló el balón a un rival en la parte sensible del área para luego colocarla con magia en uno de los pocos puntos a los que no podía llegar Alfonso, meta local. Un gol que nos conducía, en ese preciso instante, a esa primera clase clasificatoria.
Lo de Riki fue la guinda a un inicio tan extraordinario como ambicioso de los nuestros que, desgraciadamente, se deshizo como un azucarillo con el zapatazo de Pinchi desde fuera del área que se coló en la meta de Altube pasada la media hora. Un mazazo de dimensiones considerables para un Alba que parecía tener controlado el partido y que se desmoronó con un latigazo al que siguió tres minutos después un desajuste defensivo que aprovecharon los locales para ponerse en cabeza; y que se remachó cuatro minutos después con otro zapatazo desde fuera del área que besó las redes.
Tirado en la lona, el Alba arribó a un descanso deseado. 15 minutos de reflexión que dieron inicio a un segundo acto en el que Albés, valiente como siempre, introdujo un triple cambio dirigido a buscar la remontada. No se consiguió, incluso se aumentó la ventaja local, pero fue el precio del riesgo para un equipo que dio la cara en todo momento, pese a la losa del marcador.
Lo siete minutos fatídicos dieron pie a un segundo acto en el que el Alba, arriesgando muchísimo, llegó al área rival. Manu Fuster la tuvo, pero una pierna salvadora de Alfonso evitó el gol. Minutos después, Higinio lanzó un balón rozando el palo. Dos ocasiones que podrían haber cambiado el destino del encuentro, pero todo estaba tan escrito como en contra. Y enseguida, el Mirandés tuvo una. Y para dentro.
Dolorosa derrota en Anduva de la que se puede extraer, aun así, una lectura positiva. Pese a la goleada encajada, y exceptuando esos minutos en los que estuvimos groguis, el Alba nunca dejó correr los minutos, sino que fue a por su gol en una muestra de competitividad digna de reseña. Tanto fue así que Higinio lo logró pocos minutos antes del final al rematar un centro de Andy Kawaya.
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