El descontento de las empresas es creciente y podría desembocar en cambios de sede fuera de España si Sánchez repite el gobierno Frankestein
REDACCION | Martes 01 de agosto de 2023
Este viernes el fondo de inversión valenciano, First Drop, hacía público su cambio de sede a Luxemburgo un mes después de que Ferrovial certificara un movimiento similar a Países Bajos.
Una noticia que no ha sentado nada bien en el entorno del Gobierno de Sánchez, ya que pone en el primer plano las críticas empresariales a las políticas de Pedro Sánchez y del Ejecutivo de coalición.
Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE indican que esta salida confirma lo que viene siendo un secreto a voces en todo el mundo empresarial, tanto en pequeñas como en medianas y grandes empresas: la creciente inseguridad jurídica y las mejores condiciones para empresas en expansión que se ofrecen fuera de España.
Hasta la fecha, el cambio de sede de empresas tras el anuncio de Ferrovial se ha producido con cuentagotas, pero en el sector se considera que estas decisiones podrían ir a más en los próximos meses si es que Sánchez vuelve a gobernar con su patulea de socios.
Por otra parte, Perfumerías Primor se planta ante la presión fiscal del todavía presidente en funciones, Pedro Sánchez. La histórica mercantil malagueña fundada en 1953 se estaría planteando el cambio de su sede fiscal de Málaga a Portugal. Aunque la empresa familiar todavía no ha hecho ningún comunicado oficial y está a la espera de ver si finalmente se forma Gobierno, fuentes cercanas a la dirección han confirmado a OKDIARIO que «si repite Sánchez y continúa la presión fiscal, nos largamos a Portugal».
Una confesión que podría contagiarse en cadena a otras tantas empresas relevantes. De hecho, la situación ideal, al menos a corto plazo, para las compañías españolas sería la de mantener un Gobierno en funciones, tal y como explicaron las grandes consultoras a este digital. La alta presión fiscal para las personas jurídicas -con tipos impositivos efectivos altos en el Impuesto sobre Sociedades-, el torpedeo de las trabas administrativas y el vilipendio tributario de los altos directivos -como con la aprobación in extremis del Impuesto sobre las Grandes Fortunas- expulsan los negocios.
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