REDACCION | Miércoles 20 de septiembre de 2023
Un hombre de 50 años con apariencia de turista del este adinerado y especialista en sentarse a la mesa de buenos restaurantes para disfrutar de suculentas comidas antes de fingir un infarto para evitar pagar, más conocido como el gastrojeta en la Policía Nacional de Alicante, ha vuelto a los calabozos tras una nueva detención.
Se trata del vigésimo arresto y consiguiente noche en la celda en solo un año por estas pequeñas estafas en locales de la zona turística de la ciudad alicantina, el último este martes a las 18.15 horas tras degustar una paella de marisco y dos whiskys en el restaurante-tapería El buen comer de la calle Mayor, en pleno centro histórico, con una cuenta sin pagar de 34,85 euros.
Aunque a primera vista causa la impresión de ser "el típico turista ruso", en realidad es un ciudadano lituano que no habla español (sí parece que lo entiende) y sin domicilio conocido, y se sabe que está en Alicante desde, al menos, noviembre de 2022, cuando se le arrestó por primera vez.
'Simpas' tanto en comidas como en cenas
El gastrojeta actúa tanto en comidas como cenas e, incluso, al tapear, y en su historial cuenta con comandas de arroz y bogavante o entrecots con el denominador común de acompañarlos con varios whiskys (siempre White Label). Normalmente pide una tapa de ensaladilla rusa, "que parece que le gusta bastante", ha relatado este miércoles a Efe un policía Nacional que ha participado en cuatro de las detenciones.
Según este agente del Grupo Operativo de Respuesta de la comisaría Alicante centro (GOR), viste unos pantalones largos de color gris, un polo, zapatillas de trekking y un chaleco de reconocidas marcas.
El gerente del restaurante 'El buen comer', Moisés Doménech, ha explicado que este hombre llegó ayer a su negocio y que escogió una mesa del interior, donde pidió "paella de marisco para uno" y un whisky, "que se bebió de un trago", antes de pedir otro doble para acompañar al arroz.
Finge infartos
Sin haber abonado la cuenta de 34,85 euros, "iba a marcharse sin pagar pero un compañero le paró y le dijo que tenía pendiente la cuenta", a lo que el gastrojeta contestó sin alterarse que iba a ir al hotel para coger el dinero.
Al negarle que se marchara sin abonar la cuenta, el lituano se arrojó al suelo muy cerca de la puerta de la calle y fingió ostensiblemente estar indispuesto pero desde El buen comer no cayeron en la trampa y llamaron a la Policía.
Poco después, el gastrojeta pidió a los agentes una ambulancia pero fue rápidamente reconocido por éstos y, tras comprobar que en realidad estaba bien, lo esposaron y trasladaron a la comisaría, en cuyos calabozos seguirá hasta un juicio rápido mañana.
Sonríe cuando le detienen
Doménech ha hecho varias fotos al gastrojeta y las ha pasado a otros restaurantes de la Asociación Provincial de la Hostelería (APEHA) para que no vuelva a hacer de las suyas en un futuro próximo.
El policía que le ha detenido cuatro veces ha añadido que el gastrojeta suele "sonreír" cuando llegan los agentes, y que nunca se sonroja ni pierde la tranquilidad, quizá porque "se ve impune". Siempre con varias copas encima, aparentemente le da igual pasar una o dos noches en la celda antes de ir ante el juez.
Está previsto que el gastrojeta tenga un juicio rápido en el juzgado de Instrucción número 1 de la ciudad por un delito leve de estafa.
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