Tribuna Abierta.- Carta semanal del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara
Miércoles 22 de octubre de 2014
El año 2015, Dios mediante, celebraremos en toda la Iglesia el bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco, Padre y Maestro de la juventud y fundador de la Congregación Salesiana. Como camino de preparación espiritual para este acontecimiento eclesial, la Familia Salesiana ha organizado distintos actos religiosos en las diócesis, en las que desarrolla su misión evangelizadora. Entre estos actos destaca la peregrinación de la urna relicario de Don Bosco. Nosotros tendremos la dicha de recibirla en la diócesis los días 10 y 11 de junio. SIGUE
El día 10, a partir de las ocho de la tarde, todos podremos venerar las reliquias del Santo en la Concatedral de Santa María, en donde tendrá lugar una celebración de la Palabra. El día 11 las celebraciones religiosas estarán especialmente centradas en la parroquia de María Auxiliadora, regida por los padres Salesianos.
A través de las reliquias de los santos, Dios nos manifiesta su poder y su gloria, pues es siempre Él quien actúa en ellos y por medio de ellos. Al tener la dicha de venerar las reliquias de San Juan Bosco en nuestra ciudad, podríamos fijar nuestra atención en el testimonio sacerdotal de este gran santo, que buscó ante todo y sobre todo la gloria de Dios y la salvación de las almas. Transformado interiormente por el amor de Dios, supo derramarlo con profunda alegría en los encuentros con sus semejantes, especialmente entre los jóvenes. A ellos les decía: “Queridos jóvenes, os amo a todos de corazón y basta que seáis jóvenes para que os ame extremadamente”.
En ocasiones nos quejamos de las dificultades para la educación y formación de los jóvenes. No sabemos muy bien cómo afrontar su apatía, desgana, falta de ilusión e indiferencia religiosa. Si tenemos en cuenta el testimonio de Don Bosco, tanto los padres como los educadores tendríamos que preguntarnos: ¿Realmente conocemos a los jóvenes? ¿Los amamos de verdad? ¿Dedicamos tiempo a escucharlos?
Al responder a estos interrogantes, no deberíamos olvidar que San Juan Bosco para formar humana, cristiana y profesionalmente a los jóvenes, no escatimó tiempo y supo soportar las críticas, las incomprensiones y los sufrimientos de todo tipo. Esto quiere decirnos que el amor verdadero debe pasar por el sufrimiento. Hemos de trabajar siempre con la convicción de que, si no hay sufrimiento, no puede existir verdadero amor. El que ama, siempre es capaz de sufrir con y por la persona amada.
Al tiempo que felicitamos de corazón a la familia Salesiana por esta celebración, nos unimos a su alegría y les agradecemos la extraordinaria labor evangelizadora que están llevando a cabo en nuestra diócesis. Con ellos pedimos a Dios, por intercesión de Don Bosco, que nos conceda abundantes vocaciones, nos ayude a escuchar la llamada a la santidad y nos descubra nuevos caminos para el impulso de la nueva evangelización.
Para proseguir en el camino del seguimiento del Maestro, en medio de las dificultades del momento, pueden ayudarnos las últimas palabras del Santo, en las que se nos invita a centrarnos en lo fundamental: “Propagad la devoción a Jesús sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el paraíso”.
Con mi afecto sincero y con mi gratitud a la Familia Salesiana, un cordial saludo para todos.
Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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