EN PORTADA

El juez cree que Bretón hizo un habitáculo en la finca para los cadáveres

Revista de Prensa.- ABC

Relega ahora, tras su último auto, la tesis de un tercero implicado por el «alto riesgo» que hubiera supuesto «controlar esa situación» tanto tiempo

Miércoles 22 de octubre de 2014
Los nuevos y exhaustivos rastreos que arrancarán el próximo lunes en la finca de la familia Bretón y otras contiguas en Las Quemadillas estrechan algo más su claro objetivo. «Si lo que pretendía el encartado era causar el mayor mal posible a su esposa en despecho por la que consideraba humillante ruptura de la relación matrimonial, es evidente que la solución que menos problemas podría acarrearle era la de matar a sus dos hijos y hacerlos desaparecer; SIGUE

Contando como contaba de un amplio margen de tiempo para organizar un pequeño habitáculo para dar cabida a lo que no eran sino dos pequeños bultos con un peso no muy superior a los 30 kilos en total».

Este crudo fragmento literal del último auto del juez Rodríguez Lainz del pasado 1 de junio, avanzado por ABC, en el que autoriza hasta ocho nuevas diligencias en un último intento por hallar a los niños, sitúa en la base clara de las nuevas actuaciones la tesis de que José Bretón dedicara sus jornadas en la parcela de Las Quemadillas a crear, presuntamente, un escondite para los cuerpos de sus propios hijos —cuestión que sigue negando por activa y pasiva el progenitor detenido desde el 21 de octubre—. El togado manifiesta esta creencia en sus razonamientos jurídicos con no cierta dosis de prudencia. Que Bretón matase a sus hijos por despecho, «hasta sus últimas consecuencias», hacia Ruth Ortiz es «una hipótesis de trabajo al carecer de unos indicios firmes para sustentar» la «causación de la muerte» como llega a definirlo.

.Todas las búsquedas en la parcela y sus alrededores han ido encaminadas a ello, como admite el juez en su auto, al igual que los fracasos obtenidos por la Policía de momento. La opción de la parcela y el habitáculo se impone al escaso margen de tiempo del que gozó en su traslado a Las Quemadillas a mediodía del 8 de octubre o en su posterior desplazamiento de allí al Parque Cruz Conde, razona el togado en su escrito.

Improbable implicación de un tercero
Descartado que hubiera intentado lograr una nueva identidad para los pequeños. Lo que sí parece perder enteros en sus argumentos es la implicación de un tercero. Si en el auto de procesamiento de Bretón cobró fuerza la sospechosa aparición de una persona en las imágenes grabadas en la mañana del 8 de octubre junto a la parcela en las que se veía un coche igual al de Bretón y a una persona con la misma ropa del progenitor entrando en la finca tras haberse como despedido de ese tercero, en el último Lainz admite que esta vía supone un «alto riesgo por la pérdida de control de la situación» ocho meses después —que se cumplen este viernes—. El juez cree que dejad a merced de un tercero «posiblemente durante años y años» a sus hijos e incluso «acudir a la complicada solución de conseguirles una nueva identidad» hubiera generado una «incómoda relación de dependencia y confianza ciega en su no delación [la del tercero en este caso]».

Hay que recordar como ya en su día adelantó ABC, que en el auto de procesamiento de Bretón se llegó a plantear la posibilidad de que ese tercero, impulsado por un móvil económico, podría haber colaborado en el trasvase a otro vehículo de los niños justo cuando el rastro de José Bretón se perdió de las cámaras situadas en el camino de acceso a su parcela aquella tarde del 8 de octubre por detrás de una hilera de casas.

Nuevos rastreos fundamentales
La clave, pues, está ahora en los nuevos rastreos que podrían deparar prospecciones y derribos de edificaciones incluso. En presencia de Ruth Ortiz y su hermano Estanislao. Porque Ruth y Bretón vivieron en Las Quemadas durante dos años antes de unirse en matrimonio y alguna temporada más en verano tras casarse. Estanislao porque estudió un año en Córdoba. Incluso la propia madre de Ruth y José preguntada en su declaración ante el juez del 4 de mayo por si conocía bien esa finca y si sería capaz de detectar cambios en su fisonomía no tuvo dudas en su respuesta: «Sí».

Los ruidos de tirar escombros a las 14.30 horas del 8 de octubre, las imprecisiones del geo-radar, la zona de tierra mojada hallada tras la casa grande, las «reformas» de las que Ruth habló a su madre que Bretón estaba haciendo o las fuertes dudas que existen aún sobre la permanencia en Las Quemadillas en solitario del padre hasta en una docena de ocasiones desde que se separa hasta que dijo perder a los críos se agolpan como nuevos indicios o elementos determinantes. Once operarios, técnicos, policías, maquinaria pesada,..., un despliegue sin precedentes en el caso que busca no cerrar en falso un suceso sin apenas parangón.


Noticias relacionadas