Martes 16 de enero de 2024
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El 30 de septiembre de 2019, el Papa Francisco estableció en la Carta apostólica “Aperuit illis” que el tercer Domingo del Tiempo Ordinario “esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios” (nº 3).
Entre las iniciativas que proponía el Papa están: vivir este domingo como un día solemne, entronizar el texto sagrado en la celebración eucarística a fin de manifestar el valor normativo que tiene la Palabra de Dios, destacar la proclamación de la Palabra y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del Señor, y se sugería a los párrocos que entregasen la Biblia o uno de sus libros a la asamblea para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura.
Se instituyó un domingo que repercuta en todo el año: “El día dedicado a la Biblia no ha de ser "una vez al año", sino una vez para todo el año, porque nos urge la necesidad de tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el Resucitado, que no cesa de partir la Palabra y el Pan en la comunidad de los creyentes. Para esto necesitamos entablar un constante trato de familiaridad con la Sagrada Escritura, si no el corazón queda frío y los ojos permanecen cerrados, afectados como estamos por innumerables formas de ceguera” (nº 8).
También se destacaba el vínculo entre Sagrada Escritura y caridad: “Escuchar la Sagrada Escritura para practicar la misericordia: este es un gran desafío para nuestras vidas. La Palabra de Dios es capaz de abrir nuestros ojos para permitirnos salir del individualismo que conduce a la asfixia y la esterilidad, a la vez que nos manifiesta el camino del compartir y de la solidaridad” (nº 13).
La Virgen María ocupa un lugar especial: “En el camino de escucha de la Palabra de Dios, nos acompaña la Madre del Señor, reconocida como bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le había dicho (cf. Lc 1,45)” (nº 15).
El Papa concluía con un deseo: “Que el domingo dedicado a la Palabra haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, como el autor sagrado lo enseñaba ya en tiempos antiguos: esta Palabra "está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas" (Dt 30,14)” (nº 15).
El Domingo de la Palabra de Dios es una invitación a escuchar con más atención y agradecimiento la Palabra que Dios nos dirige, a responder con mayor alegría y decisión, a vivir con más entusiasmo y esperanza, a practicar lo que oímos cada día con mayor vigor y a orar para que el Espíritu Santo abra nuestros oídos y nuestros corazones.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
Julián Ruiz Martorell, Obispo de Sigüenza-Guadalajara
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