Revista de Prensa.- La Razón
Expertos revelan a LA RAZÓN que la actitud y el estilo de Elvira Fernández en su primer viaje al extranjero la dibujan como la primera dama «que su marido necesita» para afrontar los desafíos políticos y económicos
Miércoles 22 de octubre de 2014
La máxima de Elvira Fernández o Viri, como cariñosamente se deja tratar en su círculo cercano, es la discreción. Fiel a su estilo, la primera dama no lo ha variado desde que se dio tímidamente a conocer años atrás. SIGUE
Aunque dentro de un mismo patrón sí puede afirmarse que ha mejorado por la necesidad lógica, de una mayor visibilidad como esposa del presidente de España. Su forma de vestir es fruto de su carácter prudente y discreto, siempre receloso y, por lo tanto, protector de su intimidad. Éste se encuentra en perfecta sintonía con la fuerte y sólida identidad que se ha forjado a lo largo de los años sin la necesidad de notoriedad. La mujer del presidente destaca por mantener un equilibrio entre las prendas más clásicas, de impecables hechuras y estupendos tejidos, siempre en favor de la sencillez y la discreción. Asimismo, su vestimenta se encuentra en sintonía con un comportamiento frágil, reservado y dulce, símbolos que, curiosamente, en muchos de los casos evidencian lo contrario: fortaleza y carácter. Se mantiene alejada de los focos y sus apariciones resultan tan prudentes que son pocas las imágenes que se pueden encontrar de ella: en alguna boda, un desfile o los congresos del partido. Quizá, una de las más relevantes es la que fue realizada en los balcones de Génova cuando su marido ganó las Elecciones Generales en 2011. Estaba perfectamente vestida con un sobrio y elegante dos piezas de pantalón negro y una blusa verde aceituna con manga dolmen de Juanjo Oliva.
Pero ha sido durante este último mes cuando Viri ha adquirido más relevancia pública debido a su participación tanto en la inauguración de la exposición de Edwar Hopper en el Museo Thyssen como en la bajada del avión a su llegada a la Cumbre del G-20 en México y en la del clima en Río de Janeiro. El descenso del avión de una primera dama está tan históricamente marcado por el glamour que es imposible no recordar momentos como los de la siempre grande Jackie, los de una sensual Carla Bruni o los de la enigmática Michelle Obama, a los que ahora hay que añadir a Elvira, que optó por la discreción y la comedida y serena sencillez que, en el difícil momento que nos toca vivir, siempre suele ser un acierto a largo plazo.
Estilo propio
Para las actividades alternativas programadas para los acompañantes de lo líderes políticos en el tour suramericano, Elvira eligió para varias de sus apariciones el traje de chaqueta de color blanco en diferentes versiones, tan apreciado como utilizado no sólo por políticas, sino también por las «celebrities». Esto denota que Viri, como buena analista de contenidos audiovisuales, ha tomado claramente nota de ello para adaptarlo a su propio estilo. No es muy amiga de los estampados, pero recientemente hemos podido apreciar alguno introducido en tonos oscuros en las camisas, siempre combinándolo con el blanco o el negro. Se agradece su versatilidad tanto en el uso del pantalón como en el de las faldas o los vestidos, y esto aporta dinamismo a su imagen. El blazer blanco le ha servido de comodín en su combinación tanto para el estilo marinero con azules o para otro sahariano con un pantalón camel. Estuvo estupenda en el momento del «robe noir» con largo collar y «high heels pumps», aunque yo le hubiera quitado la media negra.
Siempre discretamente acertada, sin riesgos innecesarios y con la serenidad oportuna para dar el apoyo moral y asesoramiento que su marido necesita en momentos nada fáciles de llevar.
Ana Locking
Diseñadora