REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
Jaime Peñafiel es, desde hace más de ocho años, el azote de la princesa Letizia. Siempre se ha mostrado especialmente duro con ella, fundamentalmente criticando su pasado. Mujer de izquierdas, divorciada y antimonárquica confesa en su juventud, no fue bien recibida por el cronista de la realeza. SIGUE
Aunque hace tiempo ya habló de ello, Peñafiel ha concedido una entrevista a Vanity Fair en la que revela que tuvo un encontronazo con Letizia en un acto público como consecuencia de sus críticas reiteradas hacia ella en prensa y televisión. Reproducimos a continuación sus palabras en la revista reconstruyendo los hechos.
Bueno, tuvimos un encontronazo. Estábamos en una recepción en el Ayuntamiento de Madrid. Ya se había anunciado el compromiso. Ella me vio y se vino para mí llevando detrás a ministros, a la gente de la casa, al alcalde... Entonces me apunta con el dedo y me dice (pone voz autoritaria) "¡Mírame a los ojos! ¿Estoy triste? Lo has dicho tú". Y le dije: "¡Cómo voy a decir esa tontería!". Y como la cosa se ponía fea, tuve la serenidad del momento de decir: "Letizia, tú que eres una persona muy culta te voy a recitar un poema de Gutierre de Cetina que posiblemente sepas". A todo esto había un silencio sepulcral, porque la gente le había oído gritar y todos estaban pendientes. "Ojos claros, dulces y serenos, de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados?". Y me interrumpió: "¡Yo no estoy airada!". Le dije pues estarás disgustada. "¡Yo no estoy disgustada!". Pues estarás cabreada. Entonces me cogió la mano y me dijo: "Te voy a dar un consejo". (Interrumpe el relato indignado) ¡¿A mí, que llevo 40 años de profesión?! "Antes de hablar, llama a Zarzuela". Le contesté: "¿Pero qué me estás diciendo?". Y siguió indignada increpándome: "Además es que te metes con mi familia". Yo le respondí: "¿Decir que tu abuelo es taxista y tu madre sindicalista es meterme con ellos?". Y lo siguiente fue que me metía con sus tacones. Incluso casi se quita un zapato para enseñarme que no llevaba un tacón de 10 cm. Al final me cogió las manos y me dijo: "Tenemos que vernos más", y hasta hoy. Me puso en una situación muy violenta, ella se equivocó, y yo que soy pacífico me sentí bastante agredido. Y desde entonces ella puede pensar que no lo he olvidado, pero a la media hora ya ni me acordaba.
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