Miércoles 22 de octubre de 2014
Ante la atenta mirada de casi 700 invitados – la mayoría perteneciente a la high class española- , en una ceremonia con espíritu español y en uno de los enclaves más exclusivos de Madrid, el cantante Carlos Baute y la arquitecta Astrid Klisans se han unido de nuevo en matrimonio. SIGUE
En esta ocasión, su destino ha sido bendecido a través de un acto religioso celebrado en la Basílica del Real Monasterio de El Escorial, tal y como hizo el 5 de septiembre de 2002 Ana Aznar, hija del por aquel entonces presidente de Gobierno, y Alejandro Agag. Esta experiencia no es nueva para ellos, ya que decidieron pasar por la vicaria hace poco más de un año en Letonia mediante una ceremonia civil. A pesar de ello, un halo de nerviosismo ha envuelto a la pareja durante los últimos días y las emociones han brotado durante todo el enlace, especialmente cuando la novia ha dejado caer sus lágrimas en el instante clave del ‘sí, quiero’.
La entrada de la novia a la Basílica de El Escorial se produjo a bordo de un precioso Rolls-Royce color negro. Cientos de curiosos de agolpaban a las puertas del edificio deseosos de descubrir el secreto mejor guardado de toda boda que se precie: el vestido de la novia. Nada más bajar del lujoso vehículo los vítores de los allí presentes se centraron en Astrid, que acudió minutos después de la llegada de su ya marido como manda la tradición, con un delicado vestido nupcial de la firma española Pronovias diseño de Manuel Mota. Con cinco metros de cola, la novia necesitó la ayuda de dos jóvenes de su familia para acceder al interior de la Basílica, donde le esperaba su impaciente prometido.
En el interior, decorado con minuciosa precisión con aromáticas flores blancas, cientos de personas de maravillaron ante la belleza de la que sería de nuevo la esposa del cantante venezolano. Su entrada fue presentada por un coro infantil pertenecientes a la escolanía de El Escorial, quienes ayudaron a erizar el bello de los allí presentes. Tras el esperado ‘sí, quiero’, familiares y amigos no pudieron contener la emoción al escuchar la fina melodía del Ave María con el que se cerraba una boda digna de cuento de hadas.
'Con la fiesta a otra parte'
Tras la liturgia, iniciada a las siete de la tarde y finalizada en torno a las ocho y media, la pareja condujo a sus invitados a un complejo cercano donde disfrutaron de un generoso cóctel previo a la gran cena con productos característicos de la gastronomía patria. Más tarde, el banquete sació los estómagos más exigentes, todo ello regado con el mejor vino de la zona.
Para finalizar, una embriagadora fiesta – a la que muchos comenzaron a denominarla el rumbón, póstumo al bodón- hasta bien entrada la madrugada. La intención de los protagonistas de la noche es que su boda fuese recordada con una sonrisa en el rostro como una de las fiestas más importantes del año, por ello han elegido como escenario la exclusiva finca El Campillo, donde José María Aznar Junior se casó con Mónica Abascal el pasado mes de diciembre, a apenas 50 kilómetros del Valle de los Caídos. (Vea la finca de El Campillo).
Entre los testigos de esta boda de ensueño se encontraban numerosos rostros conocidos vinculados a todas las facetas del arte en general y miembros de las familias más adineradas del país. Destacó la presencia de Antonia Dell’Atte y su hijo Clemente Lecquio, la relaciones públicas Fiona Ferrer, la diseñadora Vicky Martín Berrocal, el presentador Boris Izaguirre, Alejandra Rojas, Julio José Iglesias, Melendi, la cantante Marta Sánchez, Naty Abascal, la modelo Valeria Mazza y su marido Tomás Terry, Genoveva Casanova, Adriana, hija del diseñador Adolfo Domínguez junto a su marido José María García-Agulló, el presentador Oscar Martínez, entre otros.
Durante la tarde del viernes, el cantante venezolano compartió su nerviosismo con su legión de seguidores de Twitter, que superan los 800.000 fieles: “No sé como estarás Astrid Klisans, yo siento que los minutos pasan volando y los latidos del corazón cada vez van más rápido”. ¿El motivo? Él mismo lo aclara: “Llegó el gran día, hoy me caso con mi amada. Cannot wait”. Ahora que su deseo se ha hecho realidad volviéndose a casar con la mujer que desea y después de más de dos años protagonizando una historia de amor digna de cualquier película romántica, la pareja asegura no mirar al futuro más allá de su inminente luna de miel, por lo que la idea de ampliar el núcleo familiar no entra entre sus planes más cercanos.
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